Desde el 2013, Lomas gana territorio en el ámbito deportivo impulsado por un proyecto que busca hacer llegar el vóley a la juventud local.

En el Parque Municipal de Lomas De Zamora, sobre Molina Arrotea, está la entrada a un Microestadio de vóley. Facundo fue por primera vez en 2014, cuando jugaba un metropolitano, a enfrentar al equipo de Lomas. “Da un poco de miedo ir hasta allá, igual ahora que uno conoce, ya está” bromeaba su madre un tiempo después, cuando las visitas a zona sur se hicieron más frecuentes. La experiencia fue similar para muchos otros chicos de CABA que, hasta el momento, no tenían mucha idea de qué había precisamente al cruzar el Puente Pueyrredón. Las noticias asustan, la famosa sensación de inseguridad conurbanense siempre está latente.

Fue en 2013 cuando el intendente Martín Insaurralde decidió junto a Javier Weber, una de las figuras más importantes del vóley a nivel nacional, que sería bueno que Lomas tuviera su propio equipo. El deporte estaba creciendo en el país y la liga comenzaba a ser más competitiva, pero el proyecto no sólo apuntaba al éxito deportivo sino también a una mayor difusión del vóley en la zona. El amateurismo no está al alcance de todos, podemos afirmar que ningún pibe tiene desde chico la ambición de “llegar” para ayudar a su familia, como sí sucede con el fútbol y el profesionalismo. Pero para jugar al vóley, como tantos otros deportes, hace falta un sostén económico que lo permita.

Melina, en 2015, estaba en el anteúltimo año de secundaria en un colegio privado de Banfield. “Hoy vienen los de Lomas Vóley a dar una clínica”, le dijeron. A la hora de elegir deporte en los colegios del municipio, el vóley siempre es una opción viable y algunos se destacan especialmente en él. Ella lo jugaba, más por obligación que por otra cosa, entonces lo primero que se le vino a la mente fue… “¿qué es una clínica?”

Cortesía: voleyplus.com

“Una clínica”. El equipo se ocupó desde sus inicios de visitar escuelas para jugar con los alumnos, conocerlos y dejar un mensaje social sobre la importancia del deporte en la juventud. “Los de Lomas Vóley”, como se decía en los mensajes de Whatsapp entre amigos que invitaban a otros a participar, estaban en todos lados. Visitas a colegios públicos y privados, charlas y congresos. El barrio, un concepto importante que nunca se perdió de vista. El público al que apuntaban era claro y el objetivo se logró: miles de estudiantes comenzaron a reconocer a los jugadores, a sacarse fotos con ellos y a concurrir al Microestadio que, dentro de poco, tendría una concurrencia casi siempre superior a 1500 personas. Desde las autoridades institucionales, se aspiraba a lograr un crecimiento deportivo desde las categorías inferiores, por eso la importancia de cultivar el amor al deporte desde temprano.

Hay quienes afirman que el deporte no se debe mezclar con otros asuntos, que jamás se cruza con la política, como dos líneas paralelas que siguen su rumbo. Como si aquello que corresponde al área deportiva formara parte de un mundo exclusivo que se desentiende del contexto a su alrededor. Ojalá no sean los mismos que luego sostienen la épica del gol de Maradona a los ingleses, porque sería una gran contradicción.

Lo cierto es que con el deporte se puede hacer política y la política puede construir deporte, dos acciones dependientes entre sí. Lomas comenzó a ser conocido en un ambiente que siempre le perteneció (a sus escuelas, a sus jóvenes) pero que le era ajeno en cuanto cruzaba las fronteras que delimitan el conurbano de CABA. La invisibilización contra la que tanto se lucha. De repente, el grito ahogado se hizo audible: ¡nuestros chicos también pueden ser parte!

En una liga polarizada que Bolívar y UPCN se disputan constantemente, Lomas supuso un respiro de aire fresco y nuevo. En su primer año profesional, dirigido por Carlos Getzelevich, el conjunto masculino de Lomas Vóley obtuvo el subcampeonato tras perder la final con el equipo sanjuanino. Pero eso sólo fue el comienzo de un gran despliegue que quizás alcanzaría su punto máximo cuando en 2016 ganara su primer título, la Copa ACLAV, o cuando se coronara a principios de 2018 subcampeón del Sudamericano de Clubes. Entre sus filas, incluso se destacó un lomense que llegó a la selección, como Juan Martín Riganti.

Cinco temporadas consecutivas estuvo Lomas en la Liga A1 de vóley, en la cual se debe pagar una plaza a la ACLAV (Asociación de Clubes Liga Argentina de Voleibol) para participar. El notorio crecimiento del equipo a nivel nacional fue interrumpido poco tiempo después, cuando se comunicó la renuncia por parte de Lomas a la plaza que le permitía disputar el torneo más importante del país, bajo la conducción de Marcelo Silva. Los motivos fueron, obviamente, económicos.

Así es como políticamente las cosas se hacen y deshacen en un marco cambiante y desigual que, como siempre, a los más pequeños se les hace cuesta arriba. Son las reglas del juego, quizás, hoy te toca y mañana no. “El fútbol es lo que vende” dicen muchos, pero, ¿no se trata más bien de lo que se quiere vender? La culpa no es del chancho sino de quien le da de comer, y seguimos con los dichos. Lomas probablemente sea una prueba actual de cómo se puede apuntar al crecimiento social a través del ámbito deportivo, contando con soporte estatal y la suficiente voluntad para difundir y hacer conocer el trabajo.

El que no te conoce, el que viene de visita, el que mira la televisión los domingos, el que asocia conurbano a inseguridad con una facilidad asombrosa… para tantos, Banfield es solo una camiseta verde y blanca o Lanús es el club de barrio que dio el batacazo. Temperley es una cancha “peligrosa”. Lomas, ¿qué se sabe de Lomas “afuera”? ¿Qué es lo que ve el otro?

Con el vóley se llegó a un nuevo público. A Facundo ya no le da miedo venir y se fastidia cuando sus amigos de Vicente López le preguntan, a modo de chiste, si cada vez que ganan un set lo celebran con un tiro al aire. En el Parque de Lomas se respira aire puro, las familias van a tomar mate y todos los días se llena de gente que va a correr en la pista. El Microestadio está repleto de chicos de 13 a 18 años que hace poco se enteraron que en el vóley también se puede alentar y ahora no se cansan de hacerlo. A veces hay que ver las cosas por uno mismo.