Por Gabriela Granata*

 

El Gobierno de Javier Milei está cumpliendo su cuarto mes de gestión. En ese lapso, firmó un megadecreto de desregulación de la economía, devaluó el peso en más de un 100 por ciento, recortó transferencias regulares, eliminó fondos específicos, desafió, vapuleó y destrató a los gobernadores que “no juegan limpio” y a los legisladores nacionales que establecieron en el Congreso “un nido de ratas” e instauró una dudosa cruzada “anticasta” con miles de despidos de empleados estatales, subas en el costo de servicios de salud, educación, energía y transporte que, como mínimo, se duplicaron en pocas horas, paralización de la actividad económica, caída del poder adquisitivo y un refuerzo del control de protestas de la calle con un poco de asistencia social para quienes van cayendo de la clase media a la pobreza, y de la pobreza a la indigencia.

 

Hablemos de números

Por el efecto de la devaluación que se produjo apenas asumió Milei sin que se recuperara el salario – ya que las negociaciones fueron pocas, y en ese universo corrieron por detrás de la inflación –, la actividad económica empezó a mostrar los signo de retracción: la industria acumuló una caída de 9,3% entre diciembre y enero, y la construcción sumó el efecto del recorte  de  la obra pública y tuvo incluso peor desempeño, con una baja de 18,7% en el bimestre.

La Unión Industrial Argentina (UIA), que tiene gran cercanía y pocas críticas con el Gobierno nacional, disparó también alertas. Aunque públicamente la organización fabril que conduce Daniel Funes de Rioja se alinea con la Casa Rosada y defiende los planes de ajuste y de reforma laboral, un informe surgido de sus técnicos muestra otra cara. El Monitor Desempeño Industrial de marzo relevó que el 60,8% de los 700 empresarios consultados registró caídas en la producción, el 69,2% bajas en las ventas y el 20,9% reducción en los puestos de trabajo. Números que, tal lo dicho, hasta acá no se venían viendo. Además, el informe completó que las exportaciones no compensaron: cayeron para el 41% de las empresas.

En su primer año de Presidencia, Carlos Menem estableció por DNU el Plan Bonex, con Erman González como ministro de Economía

En su primer año de Presidencia, Carlos Menem estableció por DNU el Plan Bonex, con Erman González como ministro de Economía

 

De modo contra intuitivo, las consultoras que relevan la opinión pública en forma periódica y metódica muestran que existe insatisfacción sobre la situación económica actual, pero expectativa de mejoras. Un fenómeno que los analistas denominan “recesión con ilusión” y que recuerda al «Estamos mal, pero vamos bien» que pronunció en 1990 Carlos Menem, cuando aún no estaba en marcha la Convertibilidad y el país estaba aún sacudido por la hiperinflación y con efectos del Plan Bonex, un canje de depósitos en australes a plazo fijo por bonos externos, aprobado por un Decreto de Necesidad y urgencia que perjudicó a los ahorristas. Parte de la “cirugía mayor sin anestesia” que había prometido al asumir un año antes y que luego disparó privatizaciones, cierre de servicios y un desempleo récord de casi 20 por ciento.

 

El segundo semestre ataca de nuevo

Siguiendo con las comparaciones odiosas, el gobierno de Javier Milei reactualizó una consigna de la gestión de Mauricio Macri, respecto de que “el segundo semestre” será mejor a este primer período de recesión, despidos, inflación y caída de la economía. Una encuesta de la última semana de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés mostró este fenómeno. El porcentaje de personas que percibe que la situación en la actualidad es peor que en el pasado cayó al 57%. Por su parte, la percepción negativa prospectiva (como espera que el país esté dentro de un año) cayó al 31%”. Analiza que “la visión positiva prospectiva del país continúa superando la visión negativa. Un 19% de las personas considera que la situación del país mejoró respecto al último año, marcando una diferencia de 11 puntos porcentuales con respecto a la última medición. Además, el 46% de las personas consideran que el país mejorará hacia el futuro, marcando un aumento de la positividad hacia el futuro de un 5% con respecto a la última medición”.

 

El consultor Federico Aurelio señala que el Gobierno está consiguiendo “sostener el nivel de imagen y acompañamiento desde el inicio de la gestión similar a la segunda vuelta, con indicadores más favorables que desfavorables.

“Se sostiene en la expectativa de que la situación va a mejorar. Hay un reconocimiento de 7 de cada 10 argentinos a los que consultamos de que están peor que hace 3 meses pero tienen expectativa de que la situación mejore”, indicó el consultor de Aresco.

Incluso agrega otro dato al sostener que “a pesar del perjuicio económico, dos tercios de las personas que consultaron creen que era necesario hacer un ajuste”, algo así como –vuelta a la comparación-  el “sinceramiento” de tarifas que impuso Macri al inicio de su gestión con subas de luz del orden del 1000 por ciento. Esa idea de “sinceramiento” y el rechazo al gobierno anterior le permitió surfear el gobierno los dos primeros años hasta el estallido de la crisis que lo llevó a pedir el megapréstamo de 54.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional y a declarar que los argentinos íbamos a enamorarnos de su (¿nuestra?) jefa, Christine Lagarde.

En menos de dos años de gestión, Macri debió pedir un préstamo multimillonario al FMI y se rindió ante su jefa, Christine Lagarde

En menos de dos años de gestión, Macri debió pedir un préstamo multimillonario al FMI y se rindió ante su jefa, Christine Lagarde

 

“Los dos grandes valores del gobierno de Milei son la expectativa y que gestione una fuerza distinta a las de los últimos dos mandatos”, sostuvo Aurelio.

El economista Javier Timerman, consultor y dueño de la financiera AdCap, sumó también su punto de vista y entiende que la oposición atraviesa un proceso de debilitamiento y que el gobierno de Milei consiguió generar más expectativas que las que crearon otras fuerza.

“El Gobierno trata de que ahora ya no sea una grieta entre el cambio o la continuidad sino sobre la velocidad del cambio”, analiza aunque también advierte: “También se está cayendo en la cuenta de que en cualquier momento se puede pasar a una situación de pobreza. No hay que subestimar el deseo de cambio, porque la gente quiere un cambio, sí; pero no quiere morir en el intento”.


 

 

 

Gabriela Granata es Licenciada en Periodismo de la Universidad de Lomas de Zamora y cursa una Maestría en Comunicación Digital e Interactiva en la Universidad de Rosario. Es docente de las materias de Taller de Redacción Periodística (UNLZ) y de Periodismo Político, Introducción al Periodismo y Prácticas profesionales en las Universidades Católica Argentina (UCA) y de Belgrano (UB). Realizó cursos de posgrado en Comunicación Política en Flacso.

Se desempeñó como redactora y editora en agencias de noticias NA y Télam, en el diario Crítica, dirigió la revista de actualidad Veintitrés, y actualmente es la directora Periodística del diario especializado en economía BAE Negocios baenegocios.com