Por Jésica Rivero*

 

 

El viernes pasado las calles de todo el país se llenaron en una nueva convocatoria del colectivo Ni Una Menos para conmemorar y reclamar derechos en el Día Internacional de las Mujeres. En este nuevo 8M, plantadas frente al Congreso de la Nación, mujeres, travestis, lesbianas, trans y no binaries se juntaron para dejar en claro que la marea se convirtió en tsunami y que la calle, una vez más, será el lugar en el que los derechos se exijan, se defiendan y se garanticen.

Bajo un cielo que mutó de celeste a gris en minutos, la calle se pintó de colores, de abrazos y carteles. Estuvieron las que patean juzgados haciendo denuncias y las que marchan con sus hijxs. Las que quieren conservar su trabajo y las que tienen tres para llegar (más o menos) a fin de mes. Las de la ola verde y las que no se sienten interpeladas por el pañuelo verde. Pero sobre todo, este último 8 de marzo la Plaza del Congreso de la Nación estuvo copada por las que desde hace meses tienen sus vidas aún más desmejoradas. La calle fue testigo, como lo son los pasillos de una oficina o la vereda de cualquier barrio, de los relatos de quienes ya no pueden pagar el alquiler, las que dejaron de pagar la obra social y las que no pueden llenar la olla con la que alimentan a sus familias y a sus barrios. Movilizarse fue un esfuerzo enorme para quienes asistieron, y también un gasto. El ajuste económico tiene un impacto diferencial en las mujeres y diversidades: ya sabemos de esas desigualdades. Por eso, la decisión de marchar, juntarse, organizarse y ponerle el cuerpo al miedo de una posible represión cobra una dimensión tan relevante, emotiva y política.

“La evaluación de la marcha es muy positiva. Fue masiva y transversal, con mucha presencia de jóvenxs que es algo que nos importaba mucho que sucediera”, dice Luci Cavallero, referenta del colectivo Ni Una Menos, en diálogo con Revista Cordón. “Quedó claro que el feminismo es la verdadera oposición a este gobierno de ultraderecha. Por la alegría y la forma de ocupar la calle, por la forma comunitaria de hacerle frente a las políticas de la crueldad que se vienen implementando pero también por la forma transversal con la que organizamos este 8M en asambleas masivas. Esta marcha nos pone otra vez en la cancha después de una reacción conservadora incluso dentro del campo popular. No somos solo resistencia, también somos parte de una alternativa”, afirma Cavallero al hacer un balance de la convocatoria.

Una frase muy conocida del científico Carl Sagan dice que “somos polvo de estrellas” pero, ¿será posible que nosotras y nosotres también estemos hechxs del polvo que levantamos cuando caminamos juntxs?

 

 

Cinco horas limpiando, dos viajando y unas cuantas más marchando. El 8M de Ilda

Ilda Brito vive en el Barrio Sagrada Familia, en el Partido de Tigre. Es paraguaya y migró a Argentina en el año 2008. Enseguida, junto a familiares y vecinxs se ocuparon de limpiar y arreglar un terreno desocupado del barrio. Como muchxs migrantes paraguayxs hacen en otros barrios, pusieron una canchita. Poco tiempo después agregaron una pequeña casa, a la que le siguió una olla popular los sábados y nombraron al espacio como el Club Cultural Sagrada Familia. Con la llegada al barrio del Movimiento de Trabajadores Excluidos las actividades se multiplicaron, y las feministas también. “En un Encuentro Plurinacional algunas chicas del barrio participaron y luego invitaron a otras compañeras a que vengan acá. Hicieron unas rondas y me invitaron. Fue ahí que yo me di cuenta que las mujeres siempre estamos presentes y nunca se visibiliza lo que hacemos”, cuenta. “Las compañeras hacían rondas, juegos y me empezó a llamar la atención el feminismo. Eso me llevó a trabajar para las mujeres de mi barrio”, agrega. Dice que luego de ese primer contacto se empezó a capacitar y hoy, cuenta con orgullo, es la referenta de Género y Diversidades del barrio. No es una tarea menor: ella organiza y coordina un cuerpo de promotoras que realizan capacitaciones pero que también garantizan una guardia en el Club para atender a mujeres y LGBTIQ+ que necesiten ayuda.

Ilda comenzó el 8M trabajando. La noche anterior, cuenta, estuvo preparando con sus compañeras promotoras una bandera para llevar a la marcha.

“Hoy traje 5 horas limpiando casas”. Y afirma: “no me quería perder está fecha tan importante para ir con las chicas”. Las nombra una por una: Luz, Daiana, Camila, Karen y Marce. Con ellas se encontró en la Estación Carupa para luego en Retiro juntarse con más compañeras de San Isidro.

“Lo que padecemos más las mujeres en el barrio es el tema del alimento. No llegamos a fin de mes y somos las que sabemos lo que pasa en la casa. Yo veo cómo las mamás hacen malabares para llegar a fin de mes, para resolver el tema del colegio, los cuidados de los chicos para poder ir a trabajar, por eso creo que era muy importante este 8M”, reflexiona.

Para Ilda, este 8 de marzo había que “poner la voz y el cuerpo como sea para reivindicar todos los derechos conquistados con los que este gobierno quiere acabar”. Ella es referenta, promotora, militante, trabajadora de casas particulares y mamá. “Las mujeres no nos resignamos, luchamos. Eso veo en las mujeres de mi barrio”. En el Club pudo terminar la primaria y secundaria. Ahora estudia abogacía en la Universidad Nacional de José C. Paz.

 

Un montón de pibxs que no tienen quien lxs cuide

Andy Flores es psicóloga y está a cargo de la Secretaría de Estadísticas de la UTEP. Dentro de su organización, Barrios de Pie, coordina actividades de los Espacios de Primera Infancia y del Programa FiNes, que funcionan en distintos barrios populares. Marchó entre ollas y delantales, rodeada de sus compañeras, y charló con la Revista sobre la sorpresa que fue la marcha. “Fue una gran sorpresa. Se sintió como aquellas marchas previas a la ola verde. Desbordamos y se notó mucho la participación de organizaciones de forma transversal, pero sobre todo la gran asistencia de mujeres y diversidades que vinieron solas o con amigas”.

(PH Marita Costa)

(PH Marita Costa)

 

Entre sus compañeras está Edith Martinez, a la que todas llaman Yuli. Ella es directora del Espacio de Primera Infancia “Tiago Ares” de Tres de Febrero, que lleva su nombre en homenaje al joven creador del modelo de cuna que evita la muerte por colecho y que dio origen al Programa estatal Qunita. Yuli relata a Cordón que con el cambio de gobierno, el EPI, perdió un turno y también el servicio de almuerzo. “Teníamos doble jornada. Lxs chicxs entraban a las 9 de la mañana y se iban a las 4 de la tarde. Desayunaban, almorzaban, merendaban. Todo. Pero este año ya no pudimos hacerlo. No estaban garantizados los sueldos de las compañeras. Y lo último que tuvimos que sacar fue el almuerzo. Fue lo que más nos costó decidir, pero fue imposible sostenerlo. Los alimentos no se entregan”, relata. La semana pasada, junto a otras organizaciones que tienen estos espacios en distintos barrios, llevaron el reclamo al Ministerio de Capital Humano, pero no obtuvieron ninguna respuesta.

(Prensa Barrios de Pie)

(Prensa Barrios de Pie)

 

La problemática del hambre en los barrios se cruza con la de los cuidados. Para trabajar, las mujeres deben resolver los cuidados de sus hijes y los espacios comunitarios son fundamentales. “Ahora tenemos muchos menos chicos, porque a las familias no les sirve traerlos menos horas, luego llevarlos a almorzar y además conseguir alguien que los cuide por la tarde. Un montón de niñxs y familias se ven afectadas por esto. No podemos ayudarlos. Vemos muchas mamás que podían trabajar tranquilas porque sus hijos quedaban cuidados y alimentados todo el día en el EPI, pero ahora no cuentan más con eso”, reflexiona Yuli.

(Prensa UTEP)

(Prensa UTEP)

 

Mujeres Bonaerenses

“Hace mucho tiempo venimos pensando la necesidad de movilizarnos juntas las mujeres que militamos y trabajamos territorialmente en la provincia, y que cuando hay elecciones somos fundamentales en la calle pero también en la política”, dice sin vueltas a Revista Cordón Claudia Colaso, presidenta del Consejo Escolar de Avellaneda. “Los proyectos políticos locales feministas existen, están en las calles y tienen un rol fundamental en nuestros distritos”, afirma. Colaso cuenta que distintas referentas políticas del conurbano, impulsadas por Magdalena Sierra (jefa de Gabinete de Avellaneda y ex Diputada Nacional) y Estela Díaz (Ministra de Mujeres Géneros y Diversidad de la Provincia), tejieron la idea de movilizarse juntas con la bandera de “Mujeres Bonaerenses”. “La intención es mostrar que las feministas conurbanas también estamos en la gestión. Nos pareció importante que los territorios aparezcan con fuerza en la calle, porque eso pone en valor los proyectos locales. Avellaneda marcha hace muchos años como distrito, porque creemos valioso mostrar la existencia particular de nuestro territorio y también la de sus militantes”, agrega.

Para Colaso, el repliegue que hubo en las anteriores convocatorias del movimiento feminista se explica, en parte, porque “la marea verde nos juntó para obtener algo muy concreto, latente y anhelado desde hacía muchos años, que era el aborto legal, pero todo lo que nos unió después es un montón, porque es parte de la amplia desigualdad que nos atraviesa a las mujeres y diversidades y tejer acuerdos para abordar tantos problemas es más difícil y complejo”.

Para la funcionaria, la experiencia de las militancias feministas, sobre todo la de los feminismos populares, tiene “la capacidad para punzar y oponer fuerza a este gobierno liberal y antihumano. Por eso Milei nos elige como principal enemigo y por eso no tenemos que bajar banderas, sino levantarlas, encontrar la forma de tener un discurso entendible para las mayorías y sensible a sus necesidades”.

Desde la experiencia de militar con un pie en el barrio y otro en la gestión, Colaso reflexiona: “Tenemos que encontrar la forma de que las mujeres que la pelean todos los días para sobrellevar su vida y la de sus familias se sientan representadas y parte de esa representación feminista. Si no logramos eso, estamos en el horno”.


*Jésica Rivero es periodista feminista y estudiante avanzada de la Licenciatura en Periodismo de la Universidad Nacional de Avellaneda. Integra la Red Par (Periodistas de Argentina por una comunicación no sexista). Fue parte del equipo de asesoras de la Secretaría de Políticas de Igualdad y Diversidad del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y colabora en medios como Cosecha Roja, Tiempo Argentino y LatFem.