La vicepresidenta brindó este viernes una clase magistral, en la que expuso las principales problemáticas sociales y económicas del país, como la inflación y la deuda con el FMI, y pidió un gran acuerdo nacional para resolverlo. Proscripción judicial y clamor renovado para que sea candidata en las presidenciales de este año.

Por Pablo Lapuente*

 

El auditorio principal de la Universidad Nacional de Río Negro, en Viedma, en el que al final de este viernes la vicepresidenta Cristina Fernández iba a recibir el doctorado Honoris Causa por su trayectoria de gestión, se llenó de funcionarios, dirigentes y militantes incondicionales que renovaron su clamor para que sea candidata. Proscripta por el Tribunal Oral Federal N° 2, que dio a conocer sus fundamentos del fallo en la causa Vialidad tan sólo unas horas antes de su exposición, evitó todo tipo de alusiones electorales y concentró buena parte de su discurso público en el modelo económico a desarmar hacia adelante. 

Después de reivindicar los tres gobiernos del Frente para la Victoria que compartió con su esposo, el expresidente Néstor Kirchner, la hoy vicepresidenta pidió un gran acuerdo nacional entre las distintas fuerzas políticas para renegociar la deuda que Mauricio Macri tomó con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que, hay que recordar, no sólo es la más grande de la historia de nuestro país, sino también de la propia entidad financiera. 

Según dijo, esta herencia del gobierno de Cambiemos debe resolverse si es que deseamos volver a crecer en el corto, mediano y largo plazo, sobre todo con cierta “inclusión social”. Para eso, la líder del Frente de Todos reiteró también su idea de “alinear precios, salarios, tarifas y servicios”, tal como lo había marcado en diciembre del 2020 en La Plata, junto al gobernador, Axel Kicillof, y el por entonces diputado nacional Sergio Massa, hoy a cargo de la cartera económica en llamas que dejó Martín Guzmán. 

«Van a tener que revisarse las condiciones del acuerdo con el FMI”, le propuso sin nombrar al presidente, Alberto Fernández, aunque también al próximo gobierno que surja de las elecciones de octubre de este año. 

“Si no nos ponemos de acuerdo en esto, podremos tener 20 Vaca Muerta o 80 mil toneladas de litio pero van a seguir faltando los dólares”, analizó Cristina y agregó que, además de este contexto de crisis, su “gran temor” es que la fragmentación política extrema que se vive en numerosos países de América Latina se traslade de manera permanente a Argentina. El surgimiento de espacios ultraliberales como el de Javier Milei tal vez tenga que ver con esto, en un clima de confrontación constante y descreimiento de la población en las y los políticos. 

 

 

Quizás por esa misma fragmentación que remarcó la vicepresidenta, o tal vez porque estamos en el inicio de una campaña electoral determinante, es que parece no haber interlocutores válidos y predispuestos al otro lado de la grieta para este tipo de propuestas programáticas. De hecho, según pudo saber Cordón, el diálogo está clausurado tanto en los denominados halcones amarillos que representan de la mejor manera el expresidente Mauricio Macri o la jefa del PRO Patricia Bullrich, como en las palomas que conduce el alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, Horario Rodríguez Larreta. 

De ahí que Larreta hable de conformar un gobierno con sólo con el 70% del sistema político, es decir, excluyendo al 30% restante, que vendrían a ser el kirchnerismo y otros sectores del campo nacional y popular. De todos modos, algo de ese 70% logró reunir Macri en sus años en el sillón del poder, al amalgamar voluntades del PRO, algunos espacios del peronismo tradicional y el Frente Renovador. 

Por otro lado, pese a que no dio ningún indicio de cuáles serán sus pasos a seguir en materia electoral, en su reaparición pública Cristina aclaró que “ha dado muestras de pragmatismo cuando se trata de los intereses del país”, en referencia a su decisión de ofrecerle al exjefe de Gabinete, tanto de Néstor como de los primeros meses de su primera presidencia, encabezar una fórmula presidencial junto a ella en 2019.

La vicepresidenta ya había dicho con anterioridad que estaba dispuesta a hacer “todo lo que tenga que hacer” para que el justicialismo vuelva a imponerse en las urnas. Gracias a ese mensaje político fue que varios dirigentes comenzaron a seguir el manual clásico de los candidatos presidenciales y dejaron trascender, con más o menos certezas según el caso, sus intenciones de suceder a Fernández en la Casa Rosada: desde el ministro del Interior y hombre de confianza del cristinismo, Eduardo “Wado” de Pedro; hasta el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli; pasando por el propio Massa. 

Aún así, luego de la antesala de los fundamentos del fallo contra Cristina, que el Frente de Todos denuncia que sólo busca proscribirla, y este discurso cargado de temas políticos y económicos, muchos de los incondicionales que la escucharon en Viedma se reunirán este sábado por la tarde en Avellaneda, búnker predilecto de la vicepresidenta. Todo indica que ahí, bajo la consigna “Luche y vuelve” y en el día en que se cumplen 50 años de la victoria de Héctor J. Cámpora, quien obtuvo un triunfo electoral que le permitió al peronismo volver al gobierno tras 18 años de proscripción, cerrarán filas para reiterar un pedido que crece en distintos puntos del país: Cristina 2023. 

 


 

Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.