En términos electorales, este 2025 volvió a ser un año difícil de leer. La política se movió en un terreno febril, con resultados inesperados y diagnósticos que quedaron viejos demasiado rápido. Tal vez en esa dificultad para interpretar la época estén también algunas claves para pensarla.
Por Julieta Waisgold*
Foto: Martina Rico para Revista Cordón
Desde las PASO 2023, la competencia electoral argentina se volvió una arena con resultados sorpresivos tanto para el oficialismo como para la oposición.
No se esperaba la victoria de Javier Milei en agosto de ese año, ni tampoco se anticipaba el repunte de Sergio Massa en la elección general.
Este año, en la Provincia de Buenos Aires no se preveía la amplia diferencia a favor del peronismo en septiembre y ni siquiera La Libertad Avanza esperaba el resultado provincial que tuvo en octubre.
Mientras la dinámica electoral se mueve en un territorio cambiante y el discurso político está cada vez más radicalizado, la opinión pública sigue siendo menos extremista y más contradictoria de lo que se suele pensar.
Hay consensos amplios en torno a la democracia como valor, e inclusive entre los propios votantes de Milei hay niveles de acuerdo en torno a la idea de un Estado activo y también sobre la necesidad de proteger a la industria nacional. Esos consensos conviven con otros acuerdos mayoritarios, como la apertura de importaciones.
En esta dinámica electoral móvil, donde el discurso se radicaliza más rápido que la opinión pública, la fragilidad del gobierno de Milei no apareció a lo largo del año como un freno evidente. Al revés, en algunos momentos fue parte de su propio impulso.
Antes de la elección de octubre, azotado por una sumatoria de crisis internas, con un gobierno desordenado y en caída frente a la opinión pública, Javier Milei viajó a Estados Unidos en busca del apoyo de Donald Trump. No se trató de un giro estratégico ni de una maniobra sofisticada. En un contexto de debilidad extrema, el viaje funcionó como uno de los pocos recursos disponibles para recuperar una narrativa que el gobierno ya no lograba producir hacia adentro.
Más allá de lo económico, el respaldo de Trump reforzó la inscripción de Milei en una cruzada global contra “la casta”. Le permitió seguir diciendo que su proyecto formaba parte de algo más grande que su propio gobierno, pero no ordenó la gestión ni resolvió la crisis que el propio presidente esperaba para el día después de la elección.
Casi como pasó después del último debate entre Massa y Milei en la carrera presidencial de 2023, el electorado de la Provincia en esta oportunidad también se volcó hacia la opción que parecía más frágil.
En una época atravesada por contradicciones, la política parece avanzar más desde los bordes que no esperamos que desde los lugares que ya aparecen como establecidos.
Perderle el miedo a las grisallas, asumir la fragilidad y aun así seguir andando puede ser menos una épica que una condición para avanzar. Quizás también una de las pistas para leer algo del pulso de este tiempo problemático y febril.

*Es periodista de TEA, abogada de la UBA y diplomada y maestranda en Comunicación Política de la Universidad Austral.
Siempre le gustó la política y hace más de 15 años empezó a trabajar en comunicación buscando conocer y entender el detrás de escena. Sus primeros pasos fueron en el Congreso de la Nación y más tarde se desempeñó como asesora y coordinó equipos en distintas áreas del Estado Nacional. Trabajó en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, en ACUMAR y en el Ministerio de Salud de la Nación.
En 2019, coordinó el equipo de discurso de la campaña presidencial de Alberto Fernández.
De manera autodidacta, en los últimos años se formó en lecturas sobre populismo y nuevas derechas. Y fueron esas lecturas las que la llevaron a hacer un curso de posgrado sobre teorías sociales y políticas posestructuralistas en Flacso. Está en desarrollo de su tesis de maestría.
Además, fue ponente en distintos congresos de Comunicación Política, como el de la Asociación Latinoamericana de Investigación en Campañas Electorales (ALICE) y la Cumbre Mundial de Comunicación Política. Escribe con cierta periodicidad en distintos medios nacionales, como Perfil y Página 12.
Los que no la conocen suelen preguntarle si es politóloga. Ella contesta que es poeta y justiciera.



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