Con el segundo tramo de este año electoral ya en marcha, y con la sorpresa del resultado de las PASO asimilada, los principales candidatos retomaron su agenda de campaña hacia las generales del 22 de octubre. Cómo se muestran en esta etapa, en la que Bullrich parece aún no encontrar su tono, Milei saca jugo de su triunfo y Massa suma protagonismo para mantener competitivo al oficialismo.

Por Julieta Waisgold*

 

En medio del río revuelto posterior a las PASO del 13 de agosto, las campañas ya están rodando nuevamente y parecen tener un contorno propio, tras el resultado del primer tramo electoral que dejó a los candidatos en un estado de sorpresa inicial.

La primera en confirmar eso fue la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, que días después de las primarias parecía seguir inercialmente los pasos fallidos del perdedor de esa interna, Horacio Rodríguez Larreta. Con los reflejos nublados, la exministra de Seguridad hacía aparecer a los referentes de los distintos sectores internos en la foto, lanzaba un libro, sumaba desesperadamente a un ministro de economía-figura a la campaña, hablaba con errores y titubeos de sus propuestas sobre los distintos temas, y quizás en el punto más alto de esa medianía discursiva, sacó a relucir el libreto sobre “ponerle fin al kirchnerismo”.

Hoy, cerca de la mitad de las y los argentinos ya no se consideran ni kirchneristas, ni antikirchneristas, ni macristas, ni antimacristas. La discusión contra el kirchnerismo y la grieta, tal como la conocíamos, perdió peso en el debate público. Por eso, en medio de una ola cambista, es dudoso que retomar el viejo discurso sobre el fin del kirchnerismo le sirva a Bullrich mucho más que para retener votos de su partido.

 

Oscilando entre la dureza de algunas palabras y la idea de que lo suyo “no es un salto al vacío”, la también exministra del Gobierno de la Alianza empezó esta segunda parte de la campaña trabajando en la hipótesis de que los electores de la ola cambista quieren un cambio real. Pero por el resultado de las PASO, parece ser que el más competitivo de los candidatos opositores no será aquel que lo nombre, sino el que también pueda performarlo.

En ese sentido, Javier Milei lleva una paradójica ventaja. Sin demasiado esfuerzo por tener claridad en sus propuestas como el que parecía estar haciendo Bullrich al principio, el candidato de La Libertad Avanza parece ser el que expresa mejor ese cambio en las urnas.
Al contrario de la hipótesis de Bullrich, muchos de los votantes de la ola cambista buscan lo desconocido, quieren dar un salto al vacío porque no encuentran algo mejor entre lo que ya conocen.

En su spot inicial de esta etapa electoral, Milei propone un “cambio de raíz” y “un punto y aparte”, pero quizás lo más importante sea otra cosa. Desde sus posiciones de derecha radical, usa un enfoque discursivo de izquierda cuando dice que hay que terminar con el “modelo de país empobrecedor”.

Quizás en ese cruce esté cristalizada una de las mayores fortalezas que tiene su posición y lo que hizo que tenga la capacidad de expresar algo distinto. Muchos hablan de una reciente moderación de su discurso, pero lo cierto es que se escuchó a voceros de Milei desdiciendo lo que él mismo había dicho horas o días antes. ¿Podrán esas incongruencias hacer mella en el resultado, o caerá todo en la misma bolsa de disonancia cognitiva que, en lugar de desalentar, impulsa a la gente al voto?

Si se presta atención a lo que marcan las encuestas, se verá que, en muchos temas, sigue habiendo una distancia entre lo que Milei propone y lo que sus propios electores quieren. El resultado exitoso de esta nueva oferta política en las PASO parecería ser un indicio de que no se trata sólo de explicar cosas, desmentir o señalar incongruencias, sino también de tener algo propio para ofrecer.

El candidato oficialista, Sergio Massa, había arrancado con un escenario a media luz. Aunque preanunciado con anticipación y expectativa, el paquete inicial de medidas lanzadas en su rol de ministro de Economía, no logró instalar mucho más que la pregunta sobre si las medidas eran suficientes.

Consciente tal vez de que con eso no alcanzaba, hizo su relanzamiento en el Norte Grande con la compañía de gobernadores. Con esa reapertura, la campaña va a un registro más acuerdista y una articulación más directa con el poder político.

El actual slogan que resalta el “tenemos con quién” y su primer spot tras las PASO, que destaca aspectos de su liderazgo, parecen estar inaugurando una etapa electoral en la que el exintendente de Tigre pasa a ser el protagonista de la escena y transmite que está en control.

 

Con el gesto audaz de volcar un porcentaje robusto del PBI para modificar el Impuesto a las Ganancias en medio de la tormenta económica, el candidato de Unión por la Patria pasó a retomar la iniciativa. Puso, por primera vez en largo tiempo, un tema impulsado por el oficialismo en el ojo de la agenda.

El nuevo eje discursivo no es, como en las PASO, la defensa de algo que quedaba en grisalla, sino que parece ser el planteo de ir a buscar de nuevo la centralidad política perdida. En medio de esta ola cambista, es probable que el candidato de Unión por la Patria sepa que no puede disfrazarse de cambio, pero que a la vez tiene la necesidad de captar algo de ese aire de la época.

Massa no puede representar el status quo de la casta señalado por Javier Milei, ni su “rompamos todo”, sino que debe marcar un sendero propio. Para eso requerirá de una cualidad que demostró tener con la decisión de sacar su proyecto histórico de Ganancias, y que debería ser parte central de su narrativa: la audacia.



*Es periodista de TEA, abogada de la UBA y diplomada y maestranda en Comunicación Política de la Universidad Austral.
Siempre le gustó la política y hace más de 15 años empezó a trabajar en comunicación buscando conocer y entender el detrás de escena. Sus primeros pasos fueron en el Congreso de la Nación y más tarde se desempeñó como asesora y coordinó equipos en distintas áreas del Estado Nacional. Trabajó en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, en ACUMAR y en el Ministerio de Salud de la Nación.
En 2019, coordinó el equipo de discurso de la campaña presidencial de Alberto Fernández.
Hace ya algunos, junto a dos socios, creó Alaska, una consultora especializada en Comunicación Política, donde trabajan con distintos clientes del ámbito público y tercer sector en el diseño de estrategias de comunicación, comunicación de crisis y riesgo.
De manera autodidacta, en los últimos años se formó en lecturas sobre populismo y nuevas derechas. Y fueron esas lecturas las que la llevaron a hacer un curso de posgrado sobre teorías sociales y políticas posestructuralistas en Flacso. Está en desarrollo de su tesis de maestría.
Además, fue ponente en distintos congresos de Comunicación Política, como el de la Asociación Latinoamericana de Investigación en Campañas Electorales (ALICE) y la Cumbre Mundial de Comunicación Política. Escribe con cierta periodicidad en distintos medios nacionales, como Perfil y Página 12.
Los que no la conocen suelen preguntarle si es politóloga. Ella contesta que es poeta y justiciera.