Faltan pocos días para la elección crítica del 26 de octubre: tras el sube y baja financiero, oxígeno para los mercados pero más ahogo para los ingresos de los argentinos.

Por Gabriela Granata*

 

Argentina enfrenta una elección decisiva que podría reafirmar o reconfigurar el rumbo económico del país. En un momento donde el llamado “funcionamiento a dos velocidades” -una brecha creciente entre la economía financiera y la economía real- se profundiza aceleradamente, las decisiones políticas toman un peso enorme.

Los actores políticos y económicos vienen moviéndose en sintonía con el horizonte cercano de las elecciones legislativas del 26 de octubre que redibujarán un  mapa con varias capas: los límites de las alianzas en el Congreso, el funcionamiento federal de la relación con los gobernadores y una reestructuración del gobierno de Javier Milei, ya anticipada por los cambios obligados por la contienda electoral y los futuros legisladores, pero cuya magnitud se conocerá a la luz de lo resultados.

 

La grieta entre finanzas y bolsillo

Desde septiembre, cuando el oficialismo sufrió una derrota contundente en la provincia de Buenos Aires, la economía atraviesa una tensión que exaspera a quienes precisan definiciones y debilita a quienes pierden con el “tradeo”.

El cierre del diálogo con gobernadores y aliados profundizó el aislamiento político, mientras que, por otro lado, el deterioro del poder adquisitivo de los ciudadanos sigue acumulando signos de alarma. Los temas que más preocupan al electorado -salarios, posibilidad de perder el empleo e inflación- encabezan, de manera persistente, las encuestas. 

A veces, esos problemas se cruzan con las percepciones de corrupción que han sacudido al gobierno en los últimos meses: el escándalo de Libra en febrero, las denuncias de coimas del 3% para la compra de medicamentos en el área de discapacidad en julio-agosto y, ya en vísperas de la elección general de octubre, las revelaciones sobre José Luis Espert (principal candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, bajo la bandera de La Libertad Avanza) y fondos sospechosos por USD 200.000 provenientes del empresario Federico “Fred” Machado, vinculado a causas de narcotráfico.

 

Mercado financiero y riesgo país: conversación diaria

Mientras tanto, los indicadores financieros no dan tregua. La cotización de los bonos argentinos, los vaivenes del tipo de cambio y un riesgo país que volvió a ser eje de debate cotidiano muestran cuán frágil es la expectativa en los mercados. El índice EMBI o “riesgo país” volvió a dispararse. 

Este indicador es observado por inversionistas globales porque es el termómetro de cuán probable es que Argentina entre en default. Cuanto mayor es, más difícil y caro resulta para el Estado el financiamiento externo.

Ante esta tormenta, Estados Unidos emergió como un actor clave. La administración de Donald Trump se convirtió en el “prestamista de última instancia”, un rol que el Fondo Monetario Internacional ya no quiere o no puede cumplir, con su asistencia a la Argentina ya exhausta.

Ahora el salvataje es directo de Trump. El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, recibió en Washington al ministro de Economía, Luis Caputo. Y en un hecho pocas veces leído, fue el propio Bessent el que comunicó las medidas, en solitario, vía X, a pesar de que Caputo estaba aún en Washington. Si una imagen vale más que mil palabras, la falta de foto habla mucho más.

 

Lo que está en juego

Este diagnóstico parcial muestra que Argentina vive con un pie en dos mundos contrapuestos: por un lado, la urgencia de restaurar credibilidad en los mercados internacionales; por el otro, la necesidad de resultados tangibles para los ciudadanos que a diario perciben más miserias que promesas. Increíblemente, hasta el gobierno de Milei lo transparenta cuando en sus spots de campaña sigue pidiendo “un poco más” de esfuerzo.

Mientras los vahos del respaldo de Estados Unidos inundan de optimismo a los mercados y a la Casa Rosada, en la Argentina terrenal pasan cosas: caída del salario real, endeudamiento creciente de las familias, despidos, suspensiones y una inflación que los números del Indec muestran menos que las billeteras.

 

Los datos en el tobogán

Los salarios fueron, sin dudas, la gran variable de ajuste en la gestión de Milei. Un informe de la consultora Vectorial  señala que “los ingresos de los trabajadores fueron un ancla antiinflacionaria”. Tras un arranque con leves repuntes en mayo y julio, el poder adquisitivo sigue por debajo de los niveles de noviembre de 2023: entre -5% y -11%.

Y agrega un dato que muestra además un cambio en la matriz del empleo: los privados registrados solo en algunos casos logran empatar; empleados públicos cargan con un ajuste mucho más profundo  con caídas de hasta 20% y, en contraste, los no registrados muestran aumentos reales sostenidos. “Así, el mercado laboral se polariza: trabajadores estatales como variable de ajuste, privados en la cornisa e informales con mejoras relativas, en un esquema donde la contención del salario se convierte en el verdadero programa económico”, resume el informe.

No es solo análisis. El último informe del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (UIA) mostró un panorama dramático en cuanto al empleo: una de cada cuatro empresas dijo que redujo personal y casi la mitad (43%) reportó que tuvo caída en las ventas. Un porcentaje similar (44%) planteó que tiene dificultades para pagar salarios, pagarle a los proveedores, cumplir con sus deudas financieras y hacer frente a impuestos y tarifas.

 

Todo al 26 

Para el Gobierno, la elección de medio término es la ventana para sumar legisladores y conformar un grupo de “bloqueo” legislativos.

Las últimas semanas fueron ejemplificadoras de lo que podría suceder con un gobierno con pérdida de autoridad política y sin bloque que lo respalde: la sucesión de rechazos a vetos y DNUs que implicó conformar una mayoría opositora de dos tercios de ambas cámaras -y el hecho de que lo lograran- fue convincente para que la Casa Rosada bajara un cambio en su estrategia agonal y retomara un incipiente diálogo con aliados a los que fue perdiendo en el camino de la crispación y el desdén: Mauricio Macri volvió a la Quinta de Olivos a validar su rol de fundador -ya no líder- del PRO y tímidamente, algunos gobernadores volvieron a alinearse con los libertarios. Incluso, el gobierno de Milei anunció la impensada osadía de utilizar fondos estatales para obras públicas. La derrota electoral y el temor a repetirla son filtros inapelables.

La oposición, en tanto, arma su estrategia mientras observa las equivocaciones de su adversario. El gobernador bonaerense Axel Kicillof surce acuerdos con cautela, porque salir de los límites de la provincia tiene aún el riesgo de pisar los armados locales. Muchos de esos armados, además, están plantados sobre el tercer espacio con poder legislativo y local: el esquema de mandatarios que conformó Provincias Unidas, con el cordobés Martin Llaryora, el chubutense Ignacio Torres y el santafesino Maximiliano Pullaro entre los más movedizos.

La elección será entonces crucial en varios aspectos porque cristalizará o rearmará alianzas políticas y redefinará rumbos económicos. Pero, sin una decisión de acuerdos generales, seguirá latente el principal riesgo país: el de la falta de un proyecto para una Argentina productiva e inclusiva.


Gabriela Granata es Licenciada en Periodismo de la Universidad de Lomas de Zamora y cursa una Maestría en Comunicación Digital e Interactiva en la Universidad de Rosario. Es docente de las materias de Taller de Redacción Periodística (UNLZ) y de Periodismo Político, Introducción al Periodismo y Prácticas profesionales en las Universidades Católica Argentina (UCA) y de Belgrano (UB). Realizó cursos de posgrado en Comunicación Política en FLACSO.

Se desempeñó como redactora y editora en agencias de noticias NA y Télam, en el diario Crítica y dirigió la revista de actualidad Veintitrés. Actualmente, es la directora periodística del diario especializado en economía BAE Negocios baenegocios.com y conduce el programa de radio Números primos, los viernes de 17 a 18 por AM Con Vos.