Eva “su nombre llegó como una muchedumbre”, describió con belleza el poeta popular Alfredo Carlino. Fuiste vendaval y ternura, amor y rabia, fuiste-sos la bandera con la que soñaste volver, aunque nosotros todavía te debamos la victoria. Eva, eterna, la que cada día nos recuerda que, para que reine en el pueblo el amor y la igualdad, no hay esfuerzo que nos podamos ahorrar ni derecho que debamos callar. Renacida en cada gesto de dignidad cotidiano, en la certeza de que todo está por hacerse y en la tozudez de entender que en el destino de los humildes está la grandeza de la Patria. Nuestra, y de todos, Eva, a los 70 años de su pase a la inmortalidad, será siempre el grito que recuerda que la construcción de una sociedad más justa debe ser el desvelo de nuestros dirigentes y el reclamo de nuestro pueblo.
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