Por Gabriela Granata*
Javier Milei será presidente a partir del 10 de diciembre. Y con él en la Casa Rosada se instalará un nuevo gobierno en un país herido por la crisis económica, lenta pero persistente, que dinamitó los pilares de la representación partidaria, puso en discusión las políticas de solidaridad, inclusión y justicia social, y reabrió el debate sobre democracia y derechos humanos.
Javier Milei será presidente a partir del 10 de diciembre y Victoria Villarruel será vicepresidenta. Con ellos, se instalará una nueva coalición de gobierno que tendrá el signo de un giro a la derecha en tres tiempos.
El primer acto se había producido en las elecciones primarias, cuando el libertario fue el candidato más votado. En ese mismo acto, Juntos por el Cambio discutió su rumbo y eligió correrse del centro al preferir a Patricia Bullrich sobre Horacio Rodríguez Larreta.
El segundo acto fue en las elecciones generales del 22 de octubre. Ese día, la ciudadanía seleccionó qué oposición enfrentaría al candidato del Gobierno. Milei conservó sus 30 puntos, Sergio Massa pegó un salto hasta los 37 puntos, pero el resto del electorado se repartió en opciones con un sesgo de oposición más que de cercanía oficialista.
El tercer acto fue el balotaje del 19 de noviembre. La Libertad Avanza capturó la mayor parte de ese voto opositor y obtuvo una victoria arrasadora. De los 9,5 millones de votos en disputa, Milei se quedó con casi 8 millones.
Javier Milei será presidente a partir del 10 de diciembre y Victoria Villarruel será vicepresidenta. Pero Mauricio Macri irrumpe en la escena libertaria como armador, garante de gobernabilidad y gerenciador político de nuevos espacios en esa alianza estratégica.
Lo mismo, pero más rápido
Cuando Mauricio Macri se acercó a Javier Milei, una frase rondó los análisis acerca de si buscaba una reivindicación de su gestión, que finalizó en 2019 porque no pudo reelegir. «Él va a hacer lo que yo quería hacer y no pude», dejó trascender. Algo de eso estuvo presente en el discurso de Milei al hablar anoche, luego de la confirmación del resultado. «No hay lugar para el gradualismo ni para la tibieza. Si no hacemos rápido los cambios, nos dirigimos a la peor crisis de la historia», dijo.
Macri jugó fuerte en los últimos meses para llegar a ese objetivo, detrás de la figura de Javier Milei. En la interna del PRO, el partido que fundó y que lo llevó dos veces a la Jefatura de Gobierno y luego a la Presidencia en 2015, le estaba asomando la disputa de liderazgo en la cabeza de Horacio Rodríguez Larreta. Macri apostó entonces por la figura de Patricia Bullrich y la puso a competir con Larreta por la candidatura presidencial del espacio. No resignó liderazgo, corrió a su partido del centro para alinearlo a las derechas de la región y retomó su protagonismo. Estaba claro que Larreta representaba el ala dialoguista, de apertura, más centrista que una Bullrich arrojada discursivamente a las fronteras libertarias.
El acercamiento de Macri a Milei se cristalizó en un apoyo total luego de la primera vuelta electoral que dejó a Patricia Bullrich fuera de la carrera. La Libertad Avanza tuvo respaldo en la modificación del discurso libertario, en la preeminencia de la palabra “cambio” por sobre la palabra “casta”, en la aparición del respaldo internacional de líderes de derecha, como Mariano Rajoy del Partido Popular Español, o el Premio Nobel peruano y dirigente de ese país Mario Vargas Llosa. Y en el terreno táctico, con la fiscalización la elección en cada metro del territorio -en especial en la provincia de Buenos Aires, donde duplicaron la cantidad de fiscales- y la ocupación de cargos en el futuro gobierno.
Luna de “Milei”
En sus primeros movimientos, el presidente electo mostró que está dispuesto a utilizar sus “100 días de luna de miel”, esa ventana que la ciudadanía le da a los mandatarios que fueron electos con gran apoyo popular y que, en teoría, les permite realizar reformas profundas a costo moderado.
Es probable que no deba ser rápido, sino rapidísimo, porque la alianza que llega al gobierno es coyuntural y no formal. Esto es, La Libertad Avanza tiene, propios, un grupo de cerca 40 diputados de un total de 257, y 8 senadores de 72. El acuerdo con el macrismo y con algunos sectores de partidos provinciales puede acercarlo a una cifra mayor, pero no lo suficiente para tener número que le dé la mayoría. Cómo maniobre políticamente es central para que pueda tener respaldo para las reformas que plantea, que son muchas, muy variadas y muy complejas de implementar.
La consultora Ana Iparraguirre señaló que el resultado del balotaje, que le dio a Milei una ventaja de más de 11 puntos porcentuales sobre Sergio Massa, tiene particularidades. “La diferencia es grande pero mucho de eso es voto ´prestado´. Hemos visto una gran volatilidad entre las distintas etapas y también grandes variaciones en las provincias que apoyaron a uno y otro candidato”, analizó.
Se abren, a partir de ahora, las incógnitas sobre tres aspectos centrales: el programa económico, cómo se va a conciliar el apoyo de Milei con la alianza de gobierno, y como se recordará el espacio político, con nuevos acuerdos. El día después de la elección, Milei hizo un raid mediático y confirmó algunos de los puntos centrales, pero desandó un poco el camino de rapidez y profundidad, conocedor de las limitaciones. Dijo:
- Dolarización y BCRA: “La definición de terminar con el Banco Central es moral. Primero debemos resolver las Leliqs, después el camino hacia la eliminación del Banco Central es bastante directo y hay que ver con qué moneda se hace, la elegirán los argentinos”.
- YPF: “Primero hay que recomponerla. En la transición que pensamos en energía, tanto Enarsa como YPF tienen un rol hasta que se racionalicen las estructuras”.
- Anses: “No se puede cambiar el sistema con el desequilibrio que tiene, primero hay que poner en caja. Hay que preservar derechos adquiridos para que no sea un problema”.
- Alquileres: “La ley de alquileres hay que derogarla y entender que es un contrato entre partes. Solo generó daños esa ley. Se podrá pactar en cualquier moneda”.
- Medios públicos: “La TV debe ser privatizada, igual que Radio Nacional y Télam. Todo lo que pueda estar en manos del sector privado lo va a estar”.
Nada nuevo respecto de lo que venía planteando, con el agregado de que sí fue muy directo respecto de los costos y allí sumó al juego al primo de Mauricio Macri y jefe de Gobierno porteño electo: “Trabajamos por el control de la calle y diálogo con Jorge Macri. Ojalá que no, pero la situación en la calle puede ser delicada, y ocurre en la Capital Federal. Trabajamos para mantener el orden”.
¿Una nueva oposición?
La centralidad del nuevo Gobierno necesita también de la reconstrucción de la oposición. A la hora de la derrota, Sergio Massa señaló: “Hoy termina para mí una etapa política en la Argentina. La vida me deparará otras responsabilidades. Pero sepan que siempre me tendrán defendiendo a estos valores de la Argentina. Que vengan las nuevas generaciones, que venga el cambio democrático. Que los jóvenes se enamoren de este país”.
De las muchas lecturas posibles, es posible pensar que Massa, con un resultado más ajustado, hubiera podido encaramarse como jefe de la oposición. No será ese el camino. También, que la apelación a las “nuevas generaciones” fue una forma de avisar que no iba a reconocer a Cristina Kirchner, líder de la política del peronismo desde hace más de una década. Fue estratégica desde su gobierno que finalizó en 2015; desde la oposición a Macri para construir la coalición que llevó a Alberto Fernández a la Presidencia y al propio Massa a la presidencia de la Cámara de Diputados; y luego, tensionando con el gabinete “albertista” hasta configurar a Massa como superministro primero, y luego como candidato presidencial oficialista.
El Gobierno constituido electoralmente bajo el signo de Unión por la Patria contiene más diferencias que las que representan las tres patas de la coalición gobernante: el kirchnerismo, el albertismo y el Frente Renovador. Es posible que el massismo del FR profundice sus diferencias con el sector más territorial y de centroizquierda, y que fluya hacia una opción de centro. Así, se reconfiguraría un nuevo mapa con un oficialismo con Milei y Macri, una centroderecha con parte del radicalismo y el PRO residual; un centro con Massa; y una centroizquierda que hoy por hoy no tiene un liderazgo claro y que el país que viene va a necesitar.
Gabriela Granata es Licenciada en Periodismo de la Universidad de Lomas de Zamora y cursa una Maestría en Comunicación Digital e Interactiva en la Universidad de Rosario. Es docente de las materias de Taller de Redacción Periodística (UNLZ) y de Periodismo Político, Introducción al Periodismo y Prácticas profesionales en las Universidades Católica Argentina (UCA) y de Belgrano (UB). Realizó cursos de posgrado en Comunicación Política en Flacso.
Se desempeñó como redactora y editora en agencias de noticias NA y Télam, en el diario Crítica, dirigió la revista de actualidad Veintitrés, y actualmente es la directora Periodística del diario especializado en economía BAE Negocios baenegocios.com
Comentarios recientes