Ante la suspensión de las actividades presenciales, la educación se abre paso a través de herramientas tecnológicas y estrategias digitales. ¿Qué sucede cuando lo virtual se encuentra con lo real? ¿Cuáles son las posibilidades en el ámbito universitario y qué desafíos se enfrentan? Dialogamos con Soledad Arreguez Manozzo, docente y especialista en educación y nuevas tecnologías.

– Las medidas de aislamiento provocaron una migración forzada de las prácticas pedagógicas hacia plataformas y herramientas digitales. ¿Cómo se dio este proceso en las universidades del Conurbano?

Fue un proceso de mucha discusión, aprendizaje y reflexión. Para muchos docentes universitarios este cuatrimestre fue su primera experiencia frente a la virtualidad, con lo cual se utilizaron las herramientas que teníamos disponibles y que conocíamos para construir el mejor entorno de aprendizaje posible. Tuvimos que reconvertirnos y adaptar nuestro trabajo a las nuevas circunstancias. Hubo que desarrollar de la noche a la mañana una propuesta en línea para el cuatrimestre. De repente nos convertimos en tutores virtuales, productores de materiales didácticos, asistentes técnicos, y más. La clase presencial no es igual a la virtual, por lo que en el camino hubo que tomar decisiones pedagógicas: qué vamos a enseñar, cuándo y cómo. Más allá de la elección de las plataformas y las herramientas –podemos encontrar campus virtuales en Moodle hasta grupos cerrados de Facebook- trabajamos en el fortalecimiento de los vínculos, en mantener el diálogo con los estudiantes y acompañarlos durante la cursada. Desde la Universidad Nacional de Lomas de Zamora elegimos seguir, y utilizar todos los recursos a nuestro alcance para poder garantizar la continuidad pedagógica. Más que un espacio, somos una comunidad.

– ¿La instancia digital puede reemplazar a la instancia presencial? ¿Cuál es el rol de los docentes y las universidades en este contexto?

La clase virtual no reemplaza la instancia presencial, no se trata de cambiar el pizarrón por el Zoom. La cursada virtual implica la construcción de un nuevo entorno para llevar adelante las prácticas de enseñanza y aprendizaje. Este nuevo territorio que fuimos construyendo implica pensar  desde espacios de producción de conocimiento (individual como grupal) hasta de comunicación. Tener un diálogo con el estudiante para construir una hoja de ruta del proceso de aprendizaje. Este contexto de pandemia y aislamiento viene a cuestionar también el modelo de enseñanza mecánica, repetitiva y enciclopedista. El docente hoy es un guía y un facilitador del conocimientos, con lo cual no se trata sólo de subir un conjunto de PDFs al salón virtual sino de acompañar esos textos con una propuesta pedagógica expandida (a diversos canales y espacios), y por supuesto, estar cerca del estudiante. Estamos presentes, aun a la distancia.

– ¿Cuáles son los desafíos existentes en torno a la accesibilidad, puntualmente en la población estudiantil del Conurbano?

Uno de los principales desafíos tiene que ver con el acceso a Internet, la velocidad de internet y a dispositivos con acceso a Internet por parte de los estudiantes. Estos diferentes niveles de la brecha digital conforman distintos escenarios de cursada. De cada 100 hogares, casi 63 tienen acceso a Internet fijo, según datos del ENACOM. Sin embargo, menos de la mitad de los accesos fijos a internet son de alta velocidad, un requisito para poder realizar clases sincrónicas, como las videoconferencias por Zoom, según un relevamiento del Observatorio Argentinos por la Educación. No se trata sólo de tener acceso a Internet.

Es importante conocer a los destinatarios de nuestra propuesta de formación. En muchos hogares hay una sola computadora que debe compartirse entre todos los miembros de la familia; por lo que muchos jóvenes se conectan por medio de sus celulares. ¿Nuestros materiales son aptos para esos dispositivos? ¿Podemos pensar otros modos de construir conocimiento?

– ¿Qué estrategias y prácticas se están aplicando para garantizar la continuidad pedagógica? 

Los gobiernos alrededor del mundo han tomado diversos caminos para garantizar la continuidad pedagógica dado que los canales digitales no son suficientes para llegar a todos los estudiantes, en especial a los que se encuentran en situación de vulnerabilidad. De acuedo a una encuesta de UNICEF[1], realizada en 127 países, el 68 por ciento utiliza una combinación de abordajes digitales y no digitales en respuesta

educativas ante el cierre de escuelas por el COVID. Un 73 por ciento aplicó estrategias digitales (sitio web, aplicaciones), un 75 por ciento utilizó programas por televisión, el 58 por ciento por radio y a su vez, casi la mitad de los países (48 por ciento) también implementó material impresos para llevar a los hogares. En Argentina también vemos que además de las propuestas virtuales se articuló con segmentos en televisión y la entrega de materiales didácticos impresos.

Hay docentes que dan clases por WhatsApp, que han implementado cadenas de mails o graban videos con sus celulares para ser enviados por redes sociales. En definitiva, se trata de abrir caminos y posibilidades para que los estudiantes puedan llevar adelante sus aprendizajes, aún cuando éstos no sean los espacios tradicionales. Los docentes vamos tomando diferentes medios, armamos puentes, habilitamos diferentes canales, como sostiene la docente e investigadora Mariana Ferrarelli, llevamos adelante estrategias panmedia, para poder llegar a ellos en medio de esta emergencia sanitaria.

– ¿Cómo será el retorno a las clases presenciales luego de esta experiencia? ¿Qué aprendizajes considerás que quedarán a partir de esto?

Considero que la pandemia provoca un efecto bisagra, hay un antes y un después. Estaremos ante un escenario inédito. Ya se habla de una nueva normalidad. En educación el retorno a la presencialidad será gradual y los universitarios seremos los últimos en regresar a las aulas, tal como lo anticipó el ministro de Educación, Nicolás Trotta. Más allá de los protocolos de regreso a las aulas, considero que la pandemia nos empujó a repensar las prácticas docentes en la era digital. Esta experiencia nos presenta nuevos desafíos, es una oportunidad para repensar el rol de las tecnologías en los procesos de enseñanza y aprendizaje, y como proponen algunos también, por qué no rediseñar la universidad. La virtualidad llegó para quedarse.

Soledad Arréguez Manozzo. Maestranda en Comunicación Digital Interactiva (UNR). Licenciada en Periodismo y Profesora Universitaria en Comunicación Social (UNLZ). Especialista en Educación y Nuevas Tecnologías (FLACSO). Cocente en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), la Universidad Católica Argentina (UCA) y FLACSO Argentina en materias vinculadas a comunicación y nuevas tecnologías.


[1] Informe disponible en https://www.unicef-irc.org/publications/pdf/IRB%202020-10.pdf