En las elecciones de este domingo, el Frente de Todos apuesta a achicar la diferencia tras la derrota en las PASO y Juntos, evitar la fuga después de la interna entre el PRO y la UCR. Ambos desplegaron en el Conurbano gran parte de la agenda de campaña y ven en sus distritos un sostén de los proyectos políticos de cada uno en el largo plazo.

Por Pablo Lapuente

Imágenes: AG/La Plata.

Oficialismo y oposición se juegan mucho este domingo en la provincia de Buenos Aires. El Frente de Todos se llevará la presión mayor, por haber perdido en las primarias de manera inesperada y no haber logrado ratificar el rumbo de gestión del Presidente, Alberto Fernández. Pero Juntos también atravesará su cuota de alta tensión, toda vez que se espera que logre sintetizar las listas que se enfrentaron en las internas con el candidato del PRO, Diego Santilli, y el de la UCR, Facundo Manes, y retener los votos que ambos obtuvieron para sacarle ventaja al oficialismo en el territorio que es madre de todas las batallas. 

Así, el peronismo en el poder buscará achicar la diferencia de 4,3% que la oposición le sacó el 12 de septiembre. Por eso, la estrategia que adoptó en el tramo final de la campaña, centrada en la vieja modalidad del histórico partido: diálogo puerta a puerta, cercanía en el territorio y mística con cánticos, pintadas y carteles incluidos, en las que los intendentes e intendentas fueron las protagonistas, incluso más que los propios aspirantes a ocupar una banca legislativa. De hecho, según fuentes consultadas por Cordón, fueron quienes reclamaron de manera silenciosa al Gobierno por la reactivación de obras públicas y el reencause de políticas sociales, atentos y atentas a los reclamos de la ciudadanía en el primer mostrador de la gestión pública.  

Ese despliegue, que de todos modos no se vio en el cierre de campaña en Merlo el jueves pasado, que fue más bien atípico y sin mística, buscó encontrar, primero, y persuadir, después, al electorado popular históricamente afín al justicialismo. El mismo que le dio el 63% de los votos a la fórmula Perón-Quijano en 1951, o el 54,1% a Cristina Fernández seis décadas después. Sobre todo, en distritos del Conurbano en los que el oficialismo perdió a nivel local: Morón (Luchas Ghi), San Martín (Fernando Moreira), Tigre (Julio Zamora), Ituzaingó (Alberto Descalzo) y Quilmes (Mayra Mendoza), aunque también en el resto de las ciudades que rodean a la Ciudad de Buenos Aires. 

Es que ahí se concentra el mayor porcentaje electoral del país. De hecho, entre la Primera Sección – conformada por 24 distritos repartidos entre el norte y el oeste del Conurbano – y la Tercera – compuesta por 19 partidos en el sur, más La Matanza en el oeste – hay nueve millones y medio de votantes. 

Una porción importantísima que tampoco despreció Juntos durante toda su recorrida proselitista, que diseñó Santilli junto a su jefatura de campaña, integrada también por los principales jefes comunales del PRO ,como Néstor Grindetti, de Lanús; Julio Garro, de La Plata; y Diego Valenzuela, de Tres de Febrero. 

La agenda repartió al candidato en estas ciudades propias, acompañado de los anfitriones, y también en otros bastiones históricamente controlados por el peronismo, como La Matanza, Florencio Varela, José C. Paz y Merlo, ciudades en las que las urnas marcaron un persistente y contundente rechazo al partido amarillo y al paso de Mauricio Macri por la Casa Rosada y de María Eugenia Vidal por la Gobernación. Allí, decidieron adoptar un discurso sencillo que apuntara directamente contra la inseguridad, la falta de empleo y las complejidades de la educación presencial durante la pandemia.

Lo que se pone en juego 

En el corto plazo, si el próximo domingo se repiten los resultados de las PASO, el Gobernador, Axel Kicillof, deberá seguir lidiando hasta el final de su mandato con una Legislatura adversa, lo que lo obligará a negociar para sacar leyes clave como el Presupuesto o pedidos de endeudamiento, aunque también otras en torno a los lugares en el directorio del Banco Provincia o la futura disputa por ver quién sucederá a Guido Lorenzino en la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, cuyo mandato vence el año próximo. 

En el Senado, seguirá mandando la oposición, aunque perderá una banca: pasará de 26 a 25 escaños y el oficialismo, de 20 a 21. En Diputados, será un poco más complejo: el Frente de Todos perderá lugares y deberá cuadruplicar la cantidad de bancas aliadas para llegar al quórum, en un contexto en el que los bloques por fuera de la grieta se disolverán después de diciembre, cuando muchos de ellos terminen mandato o decidan, posiblemente, integrarse a los espacios más grandes, como el Partido Fe hacia el Frente de Todos, o Cambio Federal hacia Juntos por el Cambio.

De todos modos, ambos espacios ya miran a largo plazo. A su modo, lo marcaron dos dirigentes de cada bando en los últimos días. “Vamos a tener un diputado más o un diputado menos, pero el lunes después de las elecciones vamos a seguir el mismo rumbo que nos propusimos”, remarcó el histórico conductor del peronismo de Florencio Varela y candidato a diputado nacional del Frente de Todos, Julio Pereyra, durante el cierre de campaña en su ciudad. Santilli también le imprimió a su discurso en el Club Atenas de La Plata una meta de largo plazo. “Tu voto vale más que nunca porque podemos cambiar la historia”, dijo.

Como sea, después del domingo asoma un panorama incierto para ambos frentes. Al Gobierno le quedarán todavía dos años por delante, con una deuda astronómica con el Fondo Monetario Internacional que heredó y aún no solucionó, y distintas fisuras aún no saldadas que quedaron a cielo abierto después de la carta de Cristina ante la derrota y la consecuente eyección de una buena parte del gabinete albertista. Para la oposición, el desafío será ver cómo evita que los votos obtenidos se disuelvan de cara al 2023, sobre todo, en torno a los múltiples candidatos a presidente y gobernador anotados, quienes se baten a duelo entre duros y moderados.


Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.