Estaba tan ensimismada con el trabajo práctico que ni me fijé en la hora.

Miro hacia la ventana, ya es de noche. Busco el celular. No te la puedo creer. 11.20. Listo, mi cabeza ya se puso en modo cajeteo. Para colmo, el pancho este se la pasó con el celular, dando mil vueltas con las palabras, los significados y las etimologías. Pero en concreto, nada. Mucho Gre-Gre para decir Gregorio. Y encima hay que mandarlo hoy antes de las 12 sí o sí porque es el último plazo del parcial domiciliario. Quién me mandó a hacer dúo con este. Se la da de intelectual, de piola, pero tiene menos onda. Típico pichoncito criado en cautiverio. Más desabrido que milanesa de soja. Y pensar que al principio me parecía lindo.

Bueno, pero dale loca, terminá este trabajo de mierda de una vez, ya fue, ni pienses en él. Por más que no te saque la vista de encima, como si estuviera mirando un ejemplar exótico. ¿Qué pasa, nunca viste una mujer que se la banca? Uy, ya te distrajiste de nuevo. Dale, metele, que a las 12 el Sarmiento se transforma en calabaza y vas a quedar varada acá, en Capital.

 

-¿Te falta mucho?

– No, no, son dos cositas que me faltan retocar nada más. 

 

Podría hacer triple combinación, pero no. Esperar en Vergara a esta hora es peor. O llamar a mis viejos, pero no. Se van a re preocupar. Podría ir al cajero a sacar el adelanto en efectivo, pero ya lo saqué la semana pasada por lo de la perra. Dale, concéntrate en la maldita bibliografía. Otra opción sería quedarte a dormir. Y no. No da.

 

– ¿Estamos? Abro un vino, ¿te parece?

– No, no. Falta agregar la bibliografía nada más. Dos segunditos. Termino y ya me voy.

 

Concentrate. Tenés que llegar, no podés dejar que esos pensamientos parásitos te chupen la atención ahora. Dale, por favor concéntrate, que estamos a contrarreloj. El anteúltimo tren debe estar saliendo ahora, Castelar solamente. Dale que llegamos, quedan 40 minutos. Metele, concéntrate. Shhh, callate cabeza de una vez.

 

-Pero quedate. Abro un vino, pedimos comida china. ¿Comiste sushi alguna vez? No creo que se consiga por allá, ¿no?

– Gracias, pero no. Pedime un coche por favor. Estoy con el tiempo justo.

– Mmm, veo difícil a esta hora conseguir uno. Quedate, comemos algo, tranqui, tomamos un vinito. Nos relajamos después de haber trabajado tanto. Bueno, aramos dijo el mosquito. Apenas me dejaste meter bocado. Sos una máquina. Quedate, dale.

– No puedo.  Mañana madrugo y si pierdo el último tren, chau. 

– Pero ¿y el colectivo?

– No hay. ¿Me podés pedir un coche por favor? Si no vení, ponete a tipear vos y yo pido. Sí o sí necesito estar antes de las 12 en Plaza Miserere.

– Ay bueno, Cenicienta. Se rompe el hechizo. A las 12 en punto. ¿No será mucho Disney?

– Pedime el coche por favor.

 

¿Quién me mandó a cruzar la General Paz? ¿Quién me mandó a trabajar y estudiar en Capital? ¿Por qué justo con el pancho este tenía que juntarme? Y bue, Dios está en todos lados pero atiende en Capital. Basta, concentrate. Dale, vos podés. Te quedan 30 minutos.

 

– Necesito que pidas el coche ya.

– Bueno, che. Estás exagerando. Tan grave no puede ser. Tiene que haber algo. Un subte, un bondi. Ni que estuviéramos en el Medioevo.

– Te digo que no. Es el último tren. Después hasta las 5 de la mañana no hay nada. Nada. ¿Pediste?

–  Ahí me contestaron. Media hora de demora.

– No te la puedo creer. Te juro que no te la puedo creer. Bueno, decile que venga igual. Ojalá llegue.

– No pasa nada, vení sentate acá, en el sillón. Si llegás, llegás. Si no, acá yo te doy albergue con mucho gusto. Te tomás todo muy a la tremenda vos. Tomá, acá tenés la copa. Salud.

– Salud. Disculpá, la verdad no me puedo relajar. Estoy muy nerviosa. Si me tengo que ir hasta mi casa en remis me va a salir una fortuna. 

– Bueno, una fortuna. ¿Qué te puede salir? ¿Dos lucas? No seas tan dramática.

– Cinco. Estamos a fin de mes y no puedo darme el lujo de gastar eso, ¿entendés?

– Sí, ya sé, te estoy cargando. Mirá, si llega, bárbaro. Si no, te quedás acá. Yo te hago un lugarcito en mi cama.

– No, gracias. Prefiero irme. 20 minutos quedan. ¿Podrás llamar a otro por las dudas?

– Pero dale, no te pongas así. Dejá que las cosas fluyan. Todo pasa por algo. Seguramente tu destino era quedarte acá a pasar la noche conmigo. ¿Escuchaste alguna vez la frase “lo que sucede, conviene”?

– Mirá, te pido por favor que me pidas otro coche. No voy a quedarme. Te dije que me dejes. ¿Qué hacés? ¿Qué me tocás sin mi permiso?

– Tanto escándalo por un beso. Si además me estuviste calentando la cabeza toda la tarde con esa minifalda. 

– Dejame pasar. Vine porque íbamos a hacer el trabajo. 

– Ay sí. ¿Me vas a decir que no te gusto ni un poco? Somos gente grande. Ya se sabe qué pasa cuando un tipo y una mina están solos en una habitación.

– Bueno, al principio de la cursada me parecías lindo, sí. Pero ahora que te conocí, me parecés flor de nabo. ¿Eso querías escuchar?

– Bueno, ¿pero por qué no me dejás que te haga cambiar de opinión? 

– Salí de acá ¿Qué te pasa? ¿Qué me metés la mano, desagradable? Abrime porque grito.

–  Uy, pará, loca. ¿Qué pasa? ¿Estás nerviosa? Dejate querer un poco. 

– Soltame, te digo que me sueltes. Abrime ya. 

– Esperá loca, ya te abro. Estoy buscando la llave. Tampoco es para que te pongas así. Ahí está, ya la encontré.

– Hasta nunca.

– Pero che, sos intensa, eh! No bajes sola. Es peligroso esperar en la calle a esta hora.

– Peligrosos son los pelotudos como vos, que se confunden con lo que les conviene. 

– Bueno andá, cagate de frío. Ojalá que te afanen. Te abrí las puertas de mi casa ¿y así me lo agradecés? Las minas son todas unas histéricas. Ni ustedes saben lo que quieren.


Nina Ferrari nació en Capital Federal en 1983. Desde los dos años, y hasta la actualidad, ha vivido en Moreno, conurbano bonaerense.Autora de varios libros publicados bajo el sello de Editorial Sudestada (poesía y narrativa), es además madre, docente, directora teatral. Es una artista popular militante, que impulsa la democratización del acceso a los bienes culturales y la socialización del arte como derecho humano. Es  columnista y colaboradora de varios medios gráficos.