La furia ultraliberal del precandidato presidencial por La Libertad Avanza parece ir en baja, o al menos haber encontrado un techo electoral. Las consecuencias: una agenda de la derecha instalada, y un beneficio claro para Juntos por el Cambio. Las encuestas y el peronismo.
Por Pablo Lapuente*
Quienes ya midieron la intención de voto de las principales fuerzas políticas tras la confirmación de sus listas para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto, coinciden en un amesetamiento de la furia ultraliberal que lidera Javier Milei. En paralelo, los resultados que fue cosechando en las distintas elecciones de las provincias del interior confirman que sus acciones caen, casi en igual proporción al alza de distintas denuncias en su contra por la venta de lugares en su boleta. De todos modos, su caudal electoral sigue siendo relevante, sobre todo en el Conurbano bonaerense, como también su incidencia sobre la agenda pública a partir de propuestas de shock y desguace del Estado, que se convirtieron en una constante. Ante este panorama, surgen varias preguntas: ¿Se terminan los tercios? ¿A quién beneficia?
En una publicación de junio de 2022, este medio ya se preguntaba si las propuestas del economista de pelos revueltos eran pasajeras, una amenaza al sistema democrático, o una posibilidad concreta de preparar las condiciones necesarias, con su consecuente narrativa política, para que otro partido, también de derecha y liberal como se podría definir al PRO, aplique esas medidas antipopulares en el próximo gobierno. En aquel entonces, como ahora con el amesetamiento de La Libertad Avanza en las encuestas y su caída en las menciones en los principales medios hegemónicos, este cronista sigue optando por la tercera opción: Milei, quizás sin saberlo, fue una marioneta del macrismo y del círculo rojo, que lo pusieron a bailar al ritmo del ajuste, y que buscan desecharlo en el tramo final de cara a las primarias, para volver a beneficiar a la oposición mayoritaria. ¿La gran ganadora en todo esto? La precandidata presidencial Patricia Bullrich, y en menor medida, su rival en la interna cambiemita, Horacio Rodríguez Larreta.
Con la renuncia de Mauricio Macri a ir por un segundo tiempo, acaso por falta de votos, su exministra de Seguridad se convirtió, en tan sólo un año de campaña, en la principal garante de sus políticas. Comenzó con poco y nada, rodeada de un par de incondicionales, como el diputado Hernán Lombardi y el operador Damián Arabia, y rápidamente ganó terreno en buena parte del partido amarillo y en un sector de la Unión Cívica Radical, sobre todo en los autodenominados Grupo Malbec. Todo con el auspicio del egresado del Cardenal Newman, que observa al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sin la capacidad de conducir el país y, mucho menos, de llevar adelante “un cambio profundo”, como lo hubiera hecho él si tuviera la chance de acceder al poder nuevamente. No por nada el expresidente opera en su contra cada vez que puede y envía a todos sus coroneles políticos a moverse dentro del equipo de los halcones, es decir, enfrente del larretismo. Las visitas y respaldos de Macri a Luis Juez en Córdoba, o a Carolina Losada en Santa Fe, que mantuvieron diferencias con la línea que encarna el jefe de Gobierno porteño, son sólo dos ejemplos.
Si este pronóstico se confirma, es decir que Milei cae algunos puntos y Bullrich los amortiza a su favor, la principal preocupación recaerá en el peronismo. Eso pese a que se ordenaron listas de unidad en la mayoría de las categorías: Sergio Massa irá por el sillón de Rivadavia en la Casa Rosada con el respaldo de los gobernadores en pleno, los sindicatos y los intendentes que cuidan los votos en el Conurbano, aunque a Juan Grabois se le habilitó una interna que no asoma riesgosa para el Ministro de Economía; y Axel Kicillof buscará su segundo mandato en una provincia que controla casi sin fisura políticas, pero en la que la sede principal de la rosca ya no está en La Matanza, y muchos menos en La Plata, sino que se trasladó a Lomas de Zamora.
Si bien, con 1.148.935 personas habilitadas para votar, La Matanza tiene uno de los padrones electorales más grandes del país, y por supuesto el más poderoso de la provincia de Buenos Aires, y Lomas de Zamora uno muy por debajo, con 530.000 ciudadanos en condiciones de ir a las urnas, este último municipio logró una amplia relevancia política para Unión por la Patria por el acuerdo del tridente que integran Massa, como líder del Frente Renovador y precandidato a presidente; Máximo Kichner, precandidato a diputado y conductor del nuevo kirchnerismo detrás de su madre; y Martín Insaurralde, el principal nexo con el justicialismo bonaerense, desde el histórico Julio Pereyra en Florencio Varela, hasta el joven Nicolás Mantegazza en San Vicente. En paralelo, Insaurralde, candidato a concejal en Lomas, busca entronar como su sucesor natural al legislador Federico Otermín.
Números para todos los gustos
Una encuesta de Tres Punto Zero a la que accedió Cordón, una consultora que suele trabajar para el oficialismo y que dirige Shila Vilker, midió la intención de voto por fórmula presidencial y para la gobernación bonaerense. En el estudio realizado durante julio, en base a 2.450 casos, se demostró que Massa y Kicillof sacaron el 30,1% de los votos, y que su competidor menor, Juan Grabois, junto a Kicillof obtuvo un 7,5%; en tanto Bullrich y Néstor Grindetti lograron un 23,5%, y Rodríguez Larreta y Diego Santili, un 12,8%. En un tercer puesto se ubicó el tándem MIlei-Carolina Píparo, con el 12,4%. La lista se completa con Guilermo Moreno y Luis D’Elía, con el 1,4%; las dos propuestas del Frente de Izquierda en su conjunto, con el 1,3%; otras opciones, con el 3,8%; voto en blanco, 0,8%; e indecisos, 6,4%.
Es decir, el escenario de tercios parece derrumbarse, y la polarización entre Unión por la Patria (37,6%) y Juntos por el Cambio (36,3%) vuelve a ganar terreno. Esto, al menos en la provincia del 37% del padrón electoral, donde el justicialismo se hace fuerte en los barrios populares del Conurbano. Pero también hay que tener en cuenta el peso del interior en su conjunto, muchas veces más afín al macrismo, como Córdoba, el segundo territorio en volumen electoral. El ranking de los primeros cinco lugares está compuesto por Buenos AIres (12.704.518 electores y electoras), Córdoba (2.984.631), Santa Fe (2.768.525), CABA (2.552.058) y Mendoza (1.439.463), de acuerdo a datos en base a las elecciones del 2021 que difundió el Observatorio Político Electoral del Ministerio del Interior.
De hecho, hay métricas para todos los gustos. Zuban Córdoba mostró este mismo domingo un estudio a nivel nacional. El primero desde el cierre de listas. Juntos por el Cambio obtiene 29,7% (16,4% para Larreta y 13,3% para Bullrich), Unión por la Patria 27,1% (Massa 25,1% contra Grabois, 2%) y La Libertad Avanza 24,5%. Si bien acá el diputado liberal sí mantiene una relevante intención de votos, sigue instalado como la tercera fuerza a nivel nacional, lejos del primer puesto y bastante más de un escenario de balotaje posible entre Massa y Larreta. De todos modos, Milei se posiciona como uno de los candidatos individuales más votados, aun con las numerosas denuncias de venta de lugares en las listas en su contra.
👉La candidatura de Sergio Massa le permitió al oficialismo recuperar competitividad.
👉La primaria de JxC se mantiene competitiva, con una ventaja de Horacio Rodríguez Larreta.
👉No registramos caída en Milei o en el espacio libertario. pic.twitter.com/51VhcH7Cvb— Zuban Cordoba (@Zuban_Cordoba) July 10, 2023
A un mes de las próximas elecciones primarias -en un año determinante donde el peronismo buscará rencauzar su proyecto político después de casi cuatro años de flacos salarios y una inflación descontrolada, y el macrismo intentará retomar el poder, más por errores del gobierno justicialista que por méritos propios-, la agenda política argentina cambió por completo: esparcido el humo de la venta de órganos, o la idea de dinamitar el Banco Central que enarbola Milei, quedaron como piso las propuestas de dolarización, venta de empresas públicas y loteo de los recursos naturales que desde otras alternativas de la derecha podrían tornarse realidad.
Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.
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