Pasada la sorpresa electoral que dejó a Milei como el candidato más competitivo en las primarias de agosto, Unión por la Patria intenta rearmar su estrategia de cara a octubre. La mirada en el Conurbano, la polarización con el líder de Libertad Avanza y la búsqueda de los votos perdidos como apuesta para llegar al balotaje de noviembre.

Por Pablo Lapuente*

 

El peronismo enfrenta uno de sus momentos electorales más críticos. Obligado a pelear la elección general desde el tercer puesto a nivel nacional, emprende su marcha proselitista apostando tanto al contraste político con una fuerza con posturas antidemocráticas como la de Javier Milei, como a la fortaleza del Conurbano bonaerense, el histórico bastión territorial que controlan los intendentes y que en las primarias del 13 de agosto le permitió, en parte, mostrarse competitivo pese a todo.

Aun así, a tres semanas de las PASO, Unión por la Patria parece no haber encontrado todavía un rumbo claro en términos de estrategia electoral. Esto quizás se deba al silencio de muchos de sus aliados, incluido los gobernadores justicialistas que pujaron porque Sergio Massa fuera el candidato y luego, en su mayoría, no lograron triunfos peronistas en sus provincias. O tal vez también se explique por el tiempo que, dicen, le insume al candidato-ministro intentar controlar las variables económicas, que hasta ahora no dan respiro ni con la inflación, ni con el tipo de cambio, ni con la incertidumbre a futuro.

Resultados definitivos por candidatos.

Resultados definitivos por candidatos.

En este contexto todo parece urgente, incluso más que la campaña hacia el 22 de octubre, cuando se podría definir el nombre del próximo presidente o presidenta o, por lo menos, el nombre del tándem que pasará al balotaje de noviembre.

De todos modos, la excepción a las voces de desánimo, o al silencio, se circunscribe a un puñado de dirigentes. A nivel federal, desde Formosa, el gobernador Gildo Insfrán pide votar la boleta completa y salir del adormilamiento político en el que está sumergido el justicialismo, mientras el sindicalista Pablo Moyano dice también que el partido debería hacer una gran convocatoria popular y salir del ostracismo en el que se encuentra, como lo vienen intentando algunos movimientos obreros en plenarios y encuentros. Se anotan también algunos pocos jefes y jefas comunales del Conurbano, que siguen de todos modos aferrados a sus campañas fronteras adentro de sus distritos.

Ante esto, la estrategia principal y más clara de Unión por la Patria es fidelizar los votos que obtuvo Juan Grabois en la interna, recuperar parte de los votos que se perdieron en el Conurbano no solo desde 2019, sino también desde 2021, convocar a quienes se ausentaron en las PASO, e intentar persuadir a algunos de los que optaron por Horacio Rodríguez Larreta, el líder de los moderados caído en desgracia dentro de la interna de Juntos por el Cambio.

En esta empresa, por ahora, pareciera moverse en soledad el candidato a presidente, quien logró copar la agenda nuevamente con la batería de medidas económicas lanzadas el domingo pasado como respuesta al descontento que el electorado mostró en las primarias, mientras los otros candidatos cuidan sus propios intereses.

El panorama es advertido por un sector de la dirigencia del peronismo. Unos hacen autocrítica por haber sido los creadores, o por lo menos los principales financistas, de la figura de Milei en sus inicios como estrategia para evitar contener un posible crecimiento de Juntos por el Cambio. Algo que en los últimos días incluso reconoció el propio Sergio Berni en declaraciones mediáticas, cuando dijo que muchos intendentes le cuidaron la boleta al libertario en las primarias. Otros, en cambio, piden ¿o ruegan? que los intendentes no fomenten el corte y que, por el contrario, militen la boleta completa del oficialismo. De lograr ambas cosas, el conductor del Frente Renovador tiene buenas posibilidades de llegar a una segunda vuelta con el economista de pelos revueltos, ante la opacidad de Bullrich, que parece tenerla mucho más complicada para encontrar una línea discursiva ante el crecimiento de La Libertad Avanza.

Milei también eligió a Massa como su principal contrincante, consciente de que en apenas dos años le quitó al PRO el protagonismo como expresión del antikirchnerismo, y lo arrojó con fuerza a un tercer plano electoral en numerosas regiones del país, incluido distritos del Conurbano bonaerense relevantes como La Matanza, Florencio Varela, Berazategui, Merlo y Moreno.

Viendo esto, se cumplió el clásico teorema de Baglini. Con un sorprendente primer lugar a nivel nacional, y con la posibilidad cierta de sentarse en el sillón del poder, el diputado libertario enrolló algunas de las banderas políticas que ondeó durante meses en el prime time de la televisión y, sobre todo, en las principales redes sociales. La principal de ellas es la dolarización: ahora sus voceros dicen que no fue planificada para los primeros años de gestión, y que, posiblemente, lo terminen aplicando otros gobiernos liberales que no son el suyo.

Con ese edulcoramiento de sus ideas, sus propuestas de gobierno empiezan a parecerse, aunque sea un poco, a las que tenía Mauricio Macri en su momento, y que, más tarde, denunció que no pudo aplicar porque el radicalismo y la Coalición Cívica presionaron desde adentro. Eso, por supuesto, con la fuerte resistencia popular de movimientos sociales, sindicatos y el peronismo en las calles.

Como sea, con todo, Unión por la Patria pareciera estar a tiempo todavía de convocar a un gran pacto democrático que le ponga freno a este liberalismo que tiene muchos contactos con posturas ideológicas propias de la última dictadura cívico-militar, y con la peor tradición económica del país. A 40 años del regreso de la democracia que supimos conseguir, el campo nacional y popular, que integra el peronismo, pero lo excede por mucho, debería estar en condiciones de mostrar un programa concreto de gobierno que haga honor a aquel viejo lema de pan, paz y trabajo, pero también a uno que sea lo suficientemente orgánico como para ponerle límites a aquello que el peronismo no quiere nombrar: un posible gobierno de Milei. Todavía queda tiempo.


Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.