Menos de tres semanas separan a 12 millones 704 mil personas de ir a votar en la provincia de Buenos Aires. Como cada dos años, la dirigencia política vive la elección como única y la población elige algo más que una boleta, con su cuota de esperanza y frustración depositada. El microclima de Olivos, el aparato de campaña PRO y los nombres que caminan el Conurbano.
Por Pablo Lapuente
La burbuja de marketing y focus group en la que está inmersa buena parte de la oposición aunada en Juntos, y el microclima que rodea a la Quinta de Olivos, ofician de grandes obstáculos para la dirigencia política que desea ganar las elecciones de medio término y encontrarle una solución al deterioro social y económico que comenzó en la segunda mitad del gobierno macrista y se extendió a lo largo de un año y medio más producto de la pandemia y los desatinos de un peronismo que no termina de prender.
Acaso por la crisis, o por la lectura de una suerte de antesala de la pelea mayor del 2023, las principales fuerzas políticas intentaron llegar a la campaña de la manera más ordenada posible, y sin demasiadas sorpresas. El 24 de julio pasado, fecha en la que venció el plazo para la presentación de alianzas, el Frente de Todos y Juntos ratificaron buena parte de los nombres y estrategias que venían manifestando desde hace algunas semanas.
Tal como anticipó Cordón, Victoria Tolosa Paz se quedó con la cabeza del proyecto oficialista después de su lanzamiento en una fábrica de Escobar junto a la plana mayor del Frente de Todos, mientras que Diego Santilli y Facundo Manes se quedaron al frente de dos boletas de Juntos que competirán en internas.
Así, Tolosa Paz se convirtió en la cara visible que intenta plebiscitar de manera favorable las políticas de gobierno que impulsa Alberto Fernández, con su cuota de justicialismo tradicional, y llegada a los sectores más vulnerables del Conurbano bonaerense. Una oradora estrella del peronismo en el poder que, aun así, no logra contener todas las críticas de la oposición y el descontento de la sociedad, que creció con casos mediáticos como el escándalo en torno al cumpleaños de Fabiola Yáñez en la Quinta Olivos, hasta la vacunación irregular de funcionarios y funcionarias que terminó con la eyección del ministro Ginés González García. Acaso porque es de las pocas dirigentes que se prenden al intercambio cuerpo a cuerpo para defender al Presidente. ¿Y los demás? ¿Ministros y ministras de primera línea?
Ante este escenario, la propia vicepresidenta de la Nación volvió a tomar iniciativa política, al mostrarse en grandes actos que los canales de televisión toman en modo cadena nacional y levantar de nuevo el proyecto político que amalgamó con distintos sectores del campo nacional y popular y cedió, en parte, a sus grandes socios partidarios. Uno de ellos, su propio compañero de fórmula, al que cada tanto tiene que rescatar del fuego del macrismo, que apunta contra su palabra devaluada y los puntos flojos de la economía.
Así lo hizo el 12 de agosto en Lomas de Zamora, en el marco del relanzamiento del Plan Qunita y casi una semana después en el Estadio Único de La Plata, en un plenario del Frente de Todos. En el primer caso, con un discurso explosivo cuestionó al Partido Justicialista por no incluirla en una fotografía, y le pidió al macrismo hacerse cargo “del muerto que nos dejaron”, y tener un poco de “humildad, solidaridad y patriotismo” para superar la crisis. A su lado estaba el gobernador Axel Kicillof, el ministro Eduardo De Pedro, dos de sus modelos políticos favoritos, y Martín Insaurralde, el intendente con el que teje sociedades políticas más allá del distrito. En el segundo caso, ya junto al otro Fernández, apeló a la unidad y la construcción de la “la vida que queremos”, el nuevo slogan de campaña del oficialismo.
Al otro lado de la grieta, la oposición logró sortear no sin problemas sus picos de tensión, que hasta obligó a proponer a Patricia Bullrich, la principal exponente del ala dura de Juntos por el Cambio, un decálogo de convivencia para evitar una sangría mayor entre el PRO y la UCR. “El enemigo es el kirchnerismo”, alegaban. De todos modos, todavía no se ponen de acuerdo si habrá un debate previo a las primarias entre Diego Santilli y Facundo Manes.
En cualquier caso, todo parece indicar que volverán a hacer gala de la usina de comunicación que los llevó al gobierno en 2015, en el que prevalece de manera insistente la idea de empatía, cercanía y diálogo, y poco se habla de pensamiento, proyecto político o, incluso, una autocrítica después de cuatro años de errores tras errores en el sillón del poder.
En términos políticos, del neurocirujano se sabe poco y nada, y hasta ahora sólo se muestra como la principal figura que devuelve al radicalismo sus sueños de regresar a la Casa Rosada después del fallido de la Alianza, mientras que Santilli corre con cierta ventaja, tal vez porque oficia de síntesis del modelo de gestión que conduce su jefe político, Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires, con ejes en la seguridad y educación.
¿Qué se disputa en las próximas elecciones?
El oficialismo pondrá en juego 22 bancas en la Cámara de Diputados bonaerense y 7 en el Senado. Juntos por el Cambio arriesgará 20 escaños en la Cámara baja y 16 en la Cámara alta. Muchos de ellos y ellas buscaban competir por otros cuatro años de mandato, pero fueron pocos los que lograron meterse nuevamente en una lista para intentar revalidar sus lugares.
En la Primera sección electoral, que reúne a unos 4 millones 124 mil electores y electoras habilitadas para votar en 24 distritos del Conurbano norte y oeste, el oficialismo ubicó en el primer lugar a Luis Vivona, un senador que irá por la reelección y es socio político del intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini. Detrás de él se ubican Teresa García, actual ministra de Gobierno bonaerense, y Gustavo Soos, que trabaja bajo el mando del jefe comunal de Merlo, Gustavo Menéndez.
Juntos llevará en esta región a candidatos que irán en dos boletas distintas. El PRO puso a Christina Gribaudo, hombre que responde al expresidente de Boca Daniel Angelici y tiene vínculos con Jorge Macri, mientras que la UCR en alianza con el peronismo inorgánico colocó a Joaquín de la Torre en el primer lugar de la nómina, exintendente de San Miguel y exministro de María Eugenia Vidal.
En la Tercera sección electoral, región que tiene 19 distritos y cerca de 4 millones 200 mil electores, el Frente de Todos ubicó en la cabeza de la lista a Mariano Cascallares, jefe comunal de Almirante Brown. Detrás suyo está Susana González, del espacio político de otro intendente, Mario Secco, seguido por Ricardo Rolleri, presidente del bloque de concejales del peronismo en La Matanza. Otros dos dirigentes de peso también se metieron en la nómina para ir por la reelección. Es el caso de Federico Otermín, presidente de la Cámara y uno de los principales hombres de confianza de Insaurralde, y Facundo Tignanelli, jefe de bloque de diputados y responsable político de La Cámpora en la provincia de Buenos Aires.
Juntos también tendrá internas en el sur del Conurbano. El PRO en alianza con la Coalición Cívica llevará a Martiniano Molina, ex intendente de Quilmes, como primer precandidato. En segundo lugar irá Maricel Etchecoin Moro, autoridad del partido que dirige Elisa Carrió, y en tercer lugar Adrián Urreli, la principal espada legislativa de Néstor Grindetti.
Por la lista de Manes, el primer lugar se lo llevó Pablo Domenechini, rector de la Universidad Nacional de Almirante Brown e integrante del espacio que conduce Martín Lousteau. Detrás de él se ubican Nazarena Mezías, concejal de Juntos por el Cambio en Lanús, y Walter Queijeiro, el panelista de televisión que responde a Joaquín De la Torre.
Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.
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