Fortalezas y debilidades del oficialismo y la oposición para intentar cooptar el voto en la región madre de todas las batallas. Bancas en juego y más de ocho millones de electores y electoras en una elección que definirá el panorama de cara a 2023.

Por Pablo Lapuente*

Las dos principales fuerzas políticas del país – el Frente de Todos y el ahora rebautizado Juntos – se disputan 35 bancas en el Congreso de la Nación por la provincia de Buenos Aires, 69 en la Legislatura bonaerense y la mitad de los lugares en los Concejos Deliberantes de los 135 distritos. Mientras el oficialismo llega con cierta armonía y la promesa de reeditar la unidad que lo llevó al triunfo electoral en 2019, la oposición se encamina a una disputa interna entre dos listas, en medio de la tensión por la definición de los nuevos liderazgos de cara a la pelea mayor, la de las elecciones generales de 2023. 

Pese a ser una elección provincial, los ojos de la política, los analistas, periodistas y encuestadores de todo el país volverán a posarse en la región madre de todas las batallas: el Conurbano bonaerense y su padrón de más de ocho millones de electores repartidos en unos 40 distritos que se ubican alrededor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

El desafío para el peronismo que gobierna será volver a inculcar la esperanza en esta población azotada por la crisis social y económica que impone la pandemia y los desatinos de la gestión. Los esfuerzos estarán enfocados, también, en cerrar un plan de vacunación exitoso que haga posible la promesa de crecimiento y bienestar social que enarboló durante la ya lejana campaña presidencial de 2019. 

El panmacrismo, mientras ordena sus propios fantasmas internos, tendrá el reto de extirpar de la memoria colectiva la desventura que significó Mauricio Macri en el sillón del poder y persuadir a un nuevo votante desencantado con el kirchnerismo. Tarea nada sencilla, ni para uno ni para otro, en medio de un escenario inédito a nivel mundial que tiene dubitativos a los más avezados lectores de la realidad argentina. En definitiva, nadie sabe a ciencia cierta cómo se comportarán estas variables a la hora de ir a las urnas el 12 de septiembre, durante las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), y el 14 de noviembre, durante las generales. 

Hagan sus apuestas 

Si bien, a tan sólo días del cierre de listas previsto para el sábado 24 de julio, el Frente de Todos aún no definió quién será su candidato o candidata en la nómina nacional por la Provincia, en las últimas jornadas, danzaron varios nombres posibles. Uno de ellos creció con fuerza: el de la presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, una dirigente platense del primer albertismo que, al mismo tiempo, defiende de manera acérrima las políticas que tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández llevaron adelante durante sus presidencias. Debajo de ella, la boleta podría completarse con integrantes de La Cámpora o intendentes del Conurbano, quienes también reclaman un lugar de representación. 

Como sea, en el peronismo saben que deben copiar el modelo que los llevó al triunfo hace dos años y cerrar una lista de unidad que los contenga a todos y todas, incluso, con la nueva incorporación del Partido Fe, el sello partidario que controló el sindicalista Gerónimo “Momo” Venegas hasta los últimos días de su vida y que puso a disposición del macrismo en comicios anteriores. Aún así, acá no habrá lugar para disputas internas ni definición de candidaturas en las PASO. Al menos así lo aseguraron funcionarios de primera línea consultados por Cordón

De todos modos, esta lógica será muy difícil de sostener para las candidaturas distritales en municipios gobernados por la oposición. Lanús es un ejemplo de eso: todo indica que se batirán a duelo distintos sectores del Frente de Todos que no encuentran una síntesis, entre ellos, los espacios que conducen exviceministro de Justicia de Cristina, Julián Álvarez; el legislador del massismo Nicolás Russo; y el referente del Movimiento Evita Agustín Balladares. Enfrente, tendrán a la estructura amarilla que conduce el intendente Néstor Grindetti, flamante jefe de campaña de Juntos en la Provincia. Algo similar podría suceder en otras comunas. 

Juntos por el Cambio, que desde la inscripción de alianzas electorales el último 14 de julio decidió cambiar de nombre para llamarse Juntos, a secas, y sin la palabra “cambio” que ofició como gran emblema del macrismo en sus años como oficialismo, presentará, al menos, dos candidatos internos. El primero de ellos es el neurocirujano Facundo Manes, la estrella mediática que renueva las aspiraciones de la Unión Cívica Radical (UCR) y, el segundo, Diego Santilli, el vicejefe de Gobierno porteño que, con su candidatura, pretende darle volumen político a su jefe, Horacio Rodríguez Larreta, quien tiene aspiraciones presidenciales para 2023. La unidad, pese a la multiplicidad de listas, también es para ellos un valor determinante. Ahora, se le suma también el GEN de Margarita Stolbizer y el Partido Socialista para intentar equilibrar la balanza después de su estrepitosa derrota hace dos años. 

Una campaña entre la crisis sanitaria y la económica 

Una encuesta de la consultora Reyes-Filadoro que se publicó hace unos días, y a la que accedió este medio, da cuenta de que los principales problemas para la población giran nuevamente en torno a la economía, la salud y la seguridad, con puestos más relegados para la educación y la política. 

Así, si bien la mayoría de la población (el 52 por ciento) aprueba el trabajo que realiza el Gobierno nacional en la gestión sanitaria, la grave situación económica debilita el apoyo al Frente de Todos y se ubica entre los principales temas de preocupación de los encuestados y encuestadas (35 por ciento). El 55 por ciento de los consultados asegura que no llega a fin de mes, está endeudado, frustrado y tiene expectativas negativas sobre el desempleo. En los últimos dos meses, aumentó once puntos el porcentaje de personas que tienen necesidades urgentes y, ahora, se ubica en 23 por ciento. 

Pese a ello, la imagen positiva del Presidente, Alberto Fernández, ronda el 50 por ciento y algo similar sucede con la vicepresidenta, Cristina Fernández, que llega al 48 por ciento, y con el Gobernador, Axel Kicillof, con el 49. No obstante, la confianza en el Gobierno nacional para reactivar la economía se observa polarizada. El 45 por ciento varía entre confianza y mucha confianza, mientras que el 55 por ciento confía poco o nada. 

Como los extremos de las mediciones, la política también tiende nuevamente a la grieta y cada elección suele leerse en términos absolutos: “Estamos ante una elección decisiva, la más importante”, suele repetirse. Algo de eso hay y dos antecedentes lejanos así lo ratifican. Uno bastante lejano, pero latente, es el de los comicios de 2001, cuando Fernando De la Rúa dijo que él no perdió la elección porque no fue candidato. Dos meses después, el país estalló con una crisis pocas veces vista producto de sus políticas. En definitiva, las urnas y la calle suelen manifestarse de maneras similares, pese a las lecturas erróneas de quienes conducen. El otro antecedente, algo más reciente, se dio con la candidatura a senadora nacional por la Provincia de Cristina, en 2017. Ante los pronósticos más desoladores y un tendal de dirigentes de su propio espacio que quería jubilarla tras la derrota ante el cambiemita Esteban Bullrich, esa elección sentó las bases de lo que sería el triunfo de 2019, a fuerza de la reunificación del peronismo.

En la próxima competencia de medio término, el rumbo que decidió tomar el Gobierno y el resurgimiento que pretende la oposición también quedarán supeditados al escrutinio del pueblo. Durante la campaña, por su peso electoral, serán fundamentales las mediciones que se obtengan del termómetro en el corazón del Conurbano, que sigue siendo, en su mayoría, un fuerte peronista. 

*Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.