En la oposición casi nadie habla de candidaturas, pero ya trabajan con esa idea, que incluye reformas estructurales en el caso de un eventual gobierno en 2023. El acto de Rodríguez Larreta, la derecha de los autodenominados libertarios y las propuestas.

Por Pablo Lapuente

 

Un show en todas sus dimensiones se montó alrededor del protagonista estelar. Se observó desde temprano un auditorio repleto de jóvenes militantes, y funcionarios incondicionales de segundas y terceras líneas de distintos puntos del país; una escenografía a tono con la moda PRO, que incluyó la posibilidad de interactuar con el elenco político a través de votaciones con un código QR y un llamativo catering; hasta un guión finamente confeccionado que incluía una pregunta final que todos esperaban que sea respondida. Con todo eso a disposición hizo su ingreso al primer congreso de la agrupación La Generación, Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que todos en la sala quieren que lance su candidatura a presidente.

Una vez en el centro, el líder del sector moderado del partido amarillo se soltó como pocas veces. Se refirió a la crisis a cielo abierto que padece el Frente de Todos y las dificultades económicas y sociales que atraviesa el país, pero sobre todo aprovechó el tiempo para enviar numerosos mensajes a sus aliados de Juntos por el Cambio y hacia afuera, con críticas a los autodenominados libertarios de Javier Milei, y a exponer el modelo de gestión que pretende implementar en el caso de llegar a la primera magistratura en 2023. Y ahí, quizá el punto central.

Rodríguez Larreta está convencido que hacen falta numerosas reformas en Argentina: laboral, tributaria, provisional e incluso de impuestos que reciben las distintas jurisdicciones por parte de la Nación, del que hoy la ciudad que gobierna es la principal beneficiada. De hecho, quienes moderaron el congreso, invitaron a los presentes a votar en una encuesta preestablecida en la que preguntaban qué reformas creían que eran las más necesarias. Los resultados arrojaron que un 29,5 por ciento de los militantes esperaban un cambio en las relaciones laborales, un 25 por ciento en el ámbito tributario, un 13,6 respecto a la ley de coparticipación actual y un 9,09 sobre las jubilaciones y pensiones.

“Tenemos que construir credibilidad alrededor de las reformas para que se sostengan en el tiempo, y eso lo tenemos que lograr en Argentina a partir del 23”, lanzó, después de enumerar una serie de condiciones para lograrlo, como implantar un relato que explique los numerosos errores de Mauricio Macri en los tiempos que se sentó al sillón de Rivadavia, y otro que ayude a crear “esperanza” de un mejor futuro después de Alberto Fernández.

Si bien el alcalde porteño no dio precisiones sobre esas reformas, el tema se instaló por goteo en los meses previos. De hecho, le valió numerosas críticas y exposiciones indeseadas como cuando durante la campaña de las Primarias del 2021 aseguró que había que quitar las indemnizaciones por despidos a trabajadores y trabajadoras, e ir hacia un sistema de seguros. De todos modos, ahora lo trae nuevamente al debate público quizá para emparejar las ideas de sectores más duros dentro de la oposición, como el propio Macri que admitió en entrevistas recientes que si logra regresar al poder el próximo año hará reformas de shock desde el primer día de su presidencia, lo mismo los liberales detrás del exministro de la Alianza Ricardo López Murphy, o los que se encolumnan debajo de Avanza Libertad.

Es que los autodenominados libertarios van mucho más allá y proponen, por ejemplo, la dolarización de la economía, y el desguace del Estado, que incluye la privatización de Aerolíneas Argentinas o el Astilleros Ríos Santiago, o la eliminación del Banco Central. Propuestas que parecen amalgamar desquicio y marketing para amplificar sus proyectos que, no hay que olvidar, hoy apenas son empujados por un porcentaje de poder menor dentro del Congreso y la Legislatura bonaerense: tienen tres bancas repartidas en dos bloques en la Cámara de Diputados de la Nación, que tiene un total de 257 lugares; y otros tres escaños en la Cámara baja provincial, que tiene un total de 92 bancas.

No fueron pocos los expertos, dirigentes políticos de otras extracciones, e incluso memoriosos los que advirtieron sobre estas iniciativas, sobre todo al recordar la convertibilidad de Carlos Menem en la década del ´90, y las privatizaciones a gran escala que impulsó para sostenerla en el tiempo. Terminó con la hiperinflación de Raúl Alfonsín, es cierto, pero las consecuencias sociales fueron catastróficas. La tasa de desocupación aumentó constantemente a partir de 1992 y alcanzó a un 18,4% de la población tres años después. Tras la salida de este modelo, con el gobierno de Fernando de la Rúa, el índice tocó el pico histórico de 22,64%. Por aquella época se recuerda, por ejemplo, que Néstor Kirchner asumió la presidencia con un porcentaje similar a la desocupación.

Como sea, sector privado, reformas y plataforma de gobierno de Juntos por el Cambio están entrelazados, sólo falta la letra chica de las propuestas que sin dudas se pondrán en debate de cara a las elecciones del 2023. A propósito de esto, un dato pequeño, pero curioso en la jornada que organizó La Generación fue la contratación del catering a cargo del poderoso Grupo L, que la por entonces gobernadora Vidal expandió desde la Ciudad a la Provincia con numerosas contrataciones en el marco del Sistema Alimentario Escolar. En aquel momento, el tema había generado polémica en muchos distritos bonaerenses por sus altos precios, y baja calidad. Es más, en Quilmes, la jefa comunal del peronismo Mayra Mendoza, terminó con esa relación que había habilitado su antecesor, Martiniano Molina, y retomó los contratos con proveedores locales.

Al cierre de las exposiciones del congreso de esta agrupación, los militantes le cantaron a su protagonista estelar “vamos a volver”, que supo utilizar el kirchnerismo en su resistencia durante el período 2015 y 2019.  La postal le sirvió a una de las moderadoras Noelia Ruiz, una legisladora integrante de La Generación, para hacer la pregunta que sobrevoló toda la jornada: «Horacio, ¿vas a ser Presidente?». Sonriente, algo animado, quizá confiado en la pelea interna que le queda por delante, el jefe de Gobierno esquivó otra vez su lanzamiento. Habrá que ver si en el arranque de la campaña la furia de los autodenominaos libertarios no lo obligan a acelerar, o cuando menos, endurecer aquellas propuestas de políticas públicas que muchas veces son sinónimos de ajuste.


Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.