Manuel Marchioni Fasanini presenta su nuevo libro de poemas, Nuestro amor es un país, que proponen un recorrido del conurbano a la capital, y recuperan las voces que se entrelazan mientras un encuentro fortuito y amoroso sucede en plena manifestación popular. En esta entrevista con Revista Cordón, cuenta sobre el origen del libro, la escritura en comunidad y la literatura como base de la cultura que queremos construir.
“Convocado por el devenir argentino, cada vez con mayor frecuencia, el pueblo se desplaza y conquista la ciudad capital. Cruza puentes y avenidas para reunirse y manifestarse mezclando reclamo con escarmiento. Los poemas en este libro recuperan las voces de ese recorrido mientras un encuentro amoroso sucede en plena manifestación popular”. Con estas palabras, se presenta el prólogo de este nuevo libro, en el que voces conurbanas se entremezclan para retratar distintos paisajes donde cada día, y sobre todo en estos tiempos, se construye comunidad.
– ¿Cómo fue el proceso creativo? ¿Cómo fue encontrarse con el resultado final?
– Los textos que conforman el poemario nacen en primera instancia en octubre del 2022. Ahí nacen las primeras imágenes que escribo y quedan guardados, y el año pasado vuelvo a ellos y me doy cuenta que pertenecían a un universo literario. En función de eso los empecé a trabajar, y de los tres textos iniciales algunos fueron fragmentados y comencé a escribir otros nuevos en diálogo, o a partir de esas primeras imágenes que yo encontraba.
Había dos imágenes muy potentes: el pueblo movilizándose y cruzando hacia la Capital, desde el conurbano bonaerense, y otra de dos personas que se besan por primera vez en esa movilización.
Para Marchioni, los textos ponen en tensión el espacio privado y el público, cómo se habitan estos espacios y las acciones que allí realizamos. “El libro fue corregido en espacios públicos como cafés de Adrogué, y lo escribí en otros cafés de Lanús, me iba moviendo. La escritura que para mí estaba dentro del espacio privado, en mi estudio, se transformó en un hecho colectivo y comunitario, sentado en una mesa de un café, con música, movimiento, otras personas en ese espacio construyendo comunidad”, explica sobre su peculiar proceso creativo.
“Nuestro amor es un país” está escrito desde la resistencia y propone entender a la literatura como forma de organización para la construcción de imaginarios poéticamente habitables.
– ¿Por qué decís que este «es un poemario escrito desde un yo comunitario» y que está «construido desde la resistencia»?
– El poemario está escrito desde un yo comunitario porque es un yo que escribe en función de la lectura de una otredad, leyendo a otros y otras. Y ese diálogo ingresa a esa literatura que se produce. Por eso, una de las decisiones que se tomó en la escritura de trabajar con el concepto de intertextualidad: ingresan otras voces literarias, del ámbito de la música y el académico, y son parte de ese poema.
Un poco también pone en tensión la idea de autor en términos de una obra realizada por una sola persona. Ingresar a un verso de la poeta Sharon Olds, o a uno de Beatriz Vignoli, hace que la literatura como dispositivo ponga a prueba ese diálogo comunitario. Y se construye desde la resistencia porque es donde la literatura pone en tensión la hegemonía del discurso, de lo comunicativo, que viene a proponer otra mirada de los hechos.
El libro cierra con un texto de Marchioni, donde cita al poeta de Bahía Blanca Mario Ortiz, que dice: “Frente a esas imágenes traumáticas o la banalización de la imagen o la banalización del mal, ¿qué imágenes podemos generar a partir de lo que tenemos en la mano que sean al contrario y disparadoras de mundos ficticios e imaginarios de mundos poéticamente habitables?”. “Frente a las imágenes o discursos violentos, pro dictadura, cómo podemos desde la literatura construir algo que esté en diálogo, pero que ponga en tensión la hegemonía que se construye desde los medios y los lugares de poder. El poemario viene a proponer otro imaginario de mundos poéticamente habitables”, agrega el autor.
Al amor no lo conozco, al amor lo intuyo
A partir del nombre del libro, y en un contexto donde nuestro país está siendo atravesado por discursos de odio, le consultamos al escritor bonaerense cómo ve hoy el amor a nuestro país. Le pareció una pregunta compleja, y luego de pensar un rato, se animó a decir:
“Primero, habría que definir qué es el amor: sustantivo abstracto. Hay un poeta bonaerense que yo admiro mucho, llamado Fabio Quinteros, que tiene un poema que se llama “Panchos”, y más o menos promediando la mitad del poema propone una imagen: “Entre el amor y yo hay un vidrio empañado. No sé qué hay del otro lado. Al amor no lo conozco, al amor lo intuyo”. Bueno, me parece interesante esa definición del amor, el amor como intuición, el amor como movimiento. Fito dice que el amor es un ejercicio. Hay algo acá de pensar este amor, nuestro amor es un país. Ese amor, ese país que tiene que ver con la intuición y que tiene que ver con el ejercicio de la promoción de derechos, con el ejercicio de la palabra, con el ejercicio de la pregunta y también pensar cuál es esa patria”.
Para Marchioni, el poemario transita y pone en tensión la idea hegemónica de nación, de Estado-Nación. “Por un lado, hay una parte del texto donde aparece una yámana, que es la lengua de los pueblos yaganes que habitaron durante mucho tiempo antes que exista Argentina y Chile. Pero también aparece la idea de crisol, como dialogando con la idea del crisol de razas que quiso proponer la sociedad centenaria en 1910, yendo en contra de un concepto de diversidad. Y pone en tensión también la dialéctica de Sarmiento de civilización y barbarie, y la guerra civil que no fue saldada en el siglo XIX entre unitarios y federales y está presente hoy en Argentina. En vez de proponer una respuesta, hay preguntas que dialogan con otras preguntas y tratan de generar una tensión en términos hegemónicos y contra hegemónicos”.
– ¿Cuánta influencia del conurbano hay en los poemas?
– Yo no creo que haya ninguna influencia del conurbano bonaerense. Hay un origen. Una influencia es cuando sucede una cosa y otra cosa que lo orbita, lo viene a contaminar, lo viene a modificar.
A mí el conurbano no me modifica. A mí el conurbano me da forma y me da contenido. Yo soy músico, escritor, docente, investigador, nacido y criado en la república de Turdera. Viví siempre acá, trabajo en distintos conurbanos, trabajo en distintos barrios del Almirante Brown, trabajo en barrios de Lanús. Cursé en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, cursé en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Este girar, este nacer, da la forma de contenido. Entonces es una poesía del conurbano bonaerense y del conurbano bonaerense sur. Porque también hay que pensar que no hay un conurbano, hay conurbanos. Y a su vez, dentro de esos conurbanos hay diferencias, porque no podemos pensar que es lo mismo vivir en Las Lomitas que vivir en el barrio Tongui, o vivir en Parque Roma que vivir en Adrogué. Cada barrio tiene su identidad y en esas identidades, ese pluriverso, utilizando la “s” de diversidad, se construye una identidad o se construyen identidades.
Entonces también este poemario viene a poner en foco la idea de diversidades, de la pluralidad. Cuando decimos esto de cruzar un puente, invadir la ciudad capital, se cruza desde el conurbano.
Paper not dead
– ¿Qué significa la publicación del libro en un contexto cultural atravesado por las críticas y el desfinanciamiento?
– Es una decisión política de la editorial, mía como autor y de todas las personas que van a formar parte y forman parte de la presentación y en cada uno de los canales de producción y distribución de este libro.
Creo que es una apuesta fuerte en función de esta idea que se plantea hoy en día de achicar el déficit fiscal, o que no hay plata, o que la cultura tiene que ver solamente con la producción de bienes culturales, con cuánta cantidad de seguidores tengo yo en Instagram o cuántas reproducciones tengo yo en Spotify, cuando al fin y al cabo en todo eso, si lo pensamos en términos marxistas, hay una plusvalía, hay alguien que está produciendo bienes culturales y que las riquezas no están siendo distribuidas.
Esta es una editorial autogestiva, que trabaja en función de la ley del libro, entonces cada persona que trabaja cobra por su trabajo, y desde donde cada uno tiene o habla a partir de sus herramientas. En cierto punto, en vez de quizás subir un tweet bardeando o criticando las políticas actuales del Estado nacional, hacemos literatura, pero en términos políticos, y discutiéndole al establishment cuál es la cultura queremos construir. La cultura es un lugar que está en disputa y donde se dan las tensiones. No estamos escribiendo desde hoy, estamos escribiendo hace más de 500 años. Y en ese camino construido hay una tradición que nos sostiene.
– Teniendo en cuenta la situación que está atravesando la industria editorial con el aumento de los costos y el traslado a los precios de los libros, que se suma a la masificación de la circulación digital de los contenidos, ¿por qué crees importante seguir apostando a los libros en papel?
– Esta es una pregunta bastante compleja porque en muchos casos los contenidos digitales pueden servir para alguien que no tenga el capital material para acceder a ese contenido. Si yo estoy cursando una carrera universitaria y no tengo el dinero para comprar ese libro, ese libro en papel, y la única solución que tengo es un libro digital porque es más económico, yo necesito acceso a ese libro digital porque en términos de acción y promoción de derechos, yo tengo que promover mi acceso a ese libro.
El problema de esto es que hay un libre mercado, entonces en vez del Estado estar regulando la producción de libros, lo deja relegado al mercado, y el mercado va a decir “bueno, yo pongo este precio, y quienes pueden lo compran y quienes no, van a acceder a otro material que va a ser más económico”. Y creo que esto tiene que ver un poco con toda la dialéctica de Evita y todo lo que fue la Fundación Eva Perón, cuando a ella la criticaban cuando hacía los hogares escuela, y a los pibes y las pibas se le daba lo mejor de lo mejor.
Acá lo mismo, acá tiene que intervenir el Estado en el mercado, y tiene que posibilitarnos a todos y a todas que podamos tener un libro en la mano, en papel, porque todos y todas queremos el libro en papel. Y si vos no querés, que sea la opción de lo digital, pero que no haya una cuestión de precios, porque si no, va a ser totalmente asimétrico y solamente quienes tengan el capital económico van a poder acceder a ese bien que es más caro, y no está bien porque eso hace que sea todo más injusto.
Cuando pensamos en la independencia económica, cuando pensamos en la soberanía política, cuando pensamos en la justicia social, también es parte de esto que el Estado intervenga. Porque sabemos que cuando el Estado interviene, palabra que muchas veces es utilizada como algo negativo, es cuando el Estado actúa para distribuir para todos y para todas de manera no igualitaria, sino equitativa, porque muchas veces hay que sacarle a los que más tienen para darles a los que menos tienen.
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