El ecosistema que habitamos

¿Qué había antes donde hoy hay ladrillos? La costumbre de movernos en ciudades hace que rara vez pensemos en eso, que no tomemos noción de la naturaleza que había antes de que trazáramos limites imaginarios que dividen la tierra, levantáramos medianeras y llenáramos de adoquines y asfalto los caminos. Hablemos de la naturaleza que habitamos sin saberlo y que destruimos sin medir las consecuencias. Hablemos del pastizal conurbano.

Por María Natalia Mazzei* (@Ecointensa)

 

Estar en contacto con la naturaleza es, para muchas de las personas que habitamos centros urbanos, irnos. Agarrar el auto, subirnos al micro y recorrer 400 o 500 kilómetros. La naturaleza es y está, lejos, la naturaleza es mar, son montañas, lagos, bosques, incluso los monocultivos de pinos parecen representar en nuestras mentes “la naturaleza”.

A su vez, para quienes tuvimos la suerte de crecer en casas con jardín, la naturaleza está adentro, una naturaleza construida por nuestrxs abuelxs, mamá y papá.
Pero, ¿Qué pasa afuera? ¿Por qué buscamos la naturaleza lejos o adentro? ¿No hay naturaleza en Avellaneda, en Lomas de Zamora, en Monte Grande? ¿Son las plazas la única naturaleza posible? ¿Nacieron cementados nuestros municipios del conurbano?

Desde que la problemática ambiental entró en mi propia agenda, no puedo evitar mirar con esos ojos las ciudades desarboladas, ¿Qué había antes donde hoy hay ladrillos? Y aunque parezca una obviedad, la costumbre de movernos en ciudades hace que rara vez pensemos en eso, que rara vez tomemos noción de la naturaleza que había antes de que trazáramos limites imaginarios que dividen la tierra, levantáramos medianeras y llenáramos de adoquines y asfalto los caminos.

El proyecto Pastizal Conurbano surge de la necesidad de reivindicar el paisaje natural del conurbano, que sufre constantes modificaciones y se encuentra acorralado por diversas amenazas. Con este objetivo, Coni – Bióloga, naturalista y comunicadora, creadora del podcast Cohábitat; Romi, naturalista, periodista, Técnica en conservación y estudiante de la Licenciatura en Gestión Ambiental; Maia, Técnica en jardinería y estudiante de Licenciatura en planificación y diseño del paisaje, y Ceci, Licenciada en Ciencias Ambientales y Doctora en Ciencias Agropecuarias nos invitan a conocer aquellos relictos del paisaje original bonaerense, que nos otorgan una mejor calidad de vida y aún pueden ser protegidos.

 

-NM: ¿A qué atribuyen la falta de conservación de los pastizales en el conurbano?
-PC: Hay muchas variables a tener en cuenta a la hora de reflexionar sobre la poca conservación o protección de los pastizales en el conurbano o en nuestro país. Históricamente, desde su origen, los pastizales pampeanos fueron los grandes proveedores de materias primas. Entonces, usualmente la visión que se asocia a este tipo de ambientes es la de matriz productiva, no la de una ecorregión rica en términos de biodiversidad. Eso se observa en la poca cantidad de áreas protegidas nacionales, provinciales y municipales que conservan ambientes de pastizal y las fuertes modificaciones que han sufrido estos ambientes a lo largo de nuestra historia. Incluso, hasta el día de hoy, muchas personas al observar un pastizal ven un espacio “ocioso” o un lugar “abandonado”.
Frente a esta realidad, las integrantes de Pastizal Conurbano entienden que a través del conocimiento de nuestras plantas nativas, se pueden brindar herramientas para resignificar los ecosistemas naturales dentro del área metropolitana. Para ello es fundamental “poner nombre y apellido a nuestras especies nativas y descubrir parte de nuestra identidad natural en esos espacios que muchas veces se miran con recelo”.

-NM: ¿Qué consecuencias genera la falta de conservación?
-PC: Las regiones más urbanizadas funcionan como grandes islas de calor. Esto se debe al aumento de la superficie cementada en desmedro de los espacios verdes naturales y a la construcción de edificios que obstruyen el paso del viento. A esto se le suma la disminución de cuerpos de agua “abiertos” como consecuencia de la rectificación o entubación de arroyos que funcionan como amortiguadores de los cambios de temperatura.

-NM: Entonces, ¿Qué beneficio generaría a los habitantes del conurbano contar con más pastizales?
-PC: Debido a que los ambientes urbanos funcionan como islas de calor, conservar espacios con su vegetación natural permitirían de algún modo amortiguar ese efecto y mejorar la calidad de vida de quienes la habitan. Además, contar con más pastizales con flora nativa acerca a las personas a reencontrarse con su ambiente natural y cultura, ofrece espacios de educación ambiental y recreación.

-NM: ¿Cómo puede involucrarse más la gente?
-PC: Somos seres sociales, así que quizás la primera forma de involucrarnos es vincularnos con grupos, asociaciones de vecinos y vecinas, o naturalistas de nuestra localidad. También es importante conocer qué problemáticas hay en nuestro barrio, conocer parte de su historia natural, recorrer los espacios silvestres que haya y descubrir en conjunto la biodiversidad con la que aún compartimos el espacio que habitamos. Es un ejercicio que no sólo ayuda a resignificar nuestro entorno, sino que también nos ayuda a descubrir un universo que con la vorágine cotidiana, quizás, no vemos pero está.

Pastizal Conurbano

Pastizal Conurbano

 

Muchas veces, frente a problemáticas tan complejas, no sabemos por dónde comenzar, por eso les pregunté cuál creen que es el primer paso para ser parte de este cambio

-PC: Entender que en la naturaleza nada es estático, todo es dinámico. Y que podemos ser parte de esa fuerza que impulse cambios. En lo que respecta a la conservación de los ambientes naturales ese primer paso es conocerlos, ya que como muchas veces se repite en el mundo de la conservación “no se conserva lo que no se quiere, y no se quiere lo que no se conoce”. Ponerle nombre a nuestros ambientes, conocer sus características, conocer las especies emblemáticas y algunas de sus asociaciones con la fauna es un gran paso. Y a partir de ahí pensar ¿Cómo puedo contribuir? Para nosotras, una gran opción, es sumar plantas nativas a los jardines, veredas o balcones urbanos.

 

Entendiendo que el cambio individual es fundamental pero no suficiente, le pregunté a Pastizal Conurbano qué cambios normativos hacen falta para lograr una mayor conservación y recuperación de nuestro ecosistema: “Idealmente, sería interesante que en todos los municipios del AMBA existan áreas protegidas que conserven este ambiente así como también se incorporen en los jardines especies de flora nativa y crear pequeños refugios de biodiversidad.

Una normativa que sería bueno pensar es aquella que fomente que el avance de la urbanización no planificada contemple dejar remanentes de pastizal natural o seminatural (algo así como la ley de bosque). Por ejemplo, este último tiempo ha habido un crecimiento importante de barrios privados que cambian por completo y alteran la fisonomía del paisaje, consideramos que sería adecuado una normativa sobre, por ejemplo, esos espacios. Cabe destacar, que si bien el desarrollo de nuevas normativas es importante, consideramos que Argentina es uno de los países con mayor cantidad de leyes en materia ambiental aunque no siempre funcionen como deberían. Creemos que, además de impulsar nueva normativa, debemos dar a conocer esos instrumentos legales y hacer foco en su cumplimiento, y en algunos casos en su reglamentación”.

-NM: ¿Sienten que hay una conciencia y un interés creciente?
-PC: Sin dudas hay una mayor conciencia en relación al cuidado del ambiente, y la necesidad de contribuir al cuidado de los ambientes naturales tanto desde lo individual como desde lo colectivo. La pandemia, de algún modo, ayudó a visibilizar problemáticas y necesidades. Sin embargo, a muchas personas les cuesta detectar cómo vincularse con “lo natural” en su barrio, municipio o ciudad.
Solemos vincular la naturaleza con lo lejano o esos bienes que se resguardan dentro de las áreas protegidas. Y si bien, en parte es cierto, gran parte del patrimonio natural del área metropolitana se puede encontrar en una vereda o en jardines urbanos.

Es momento de conocer, involucrarnos y poner las manos en la tierra.

 


María Natalia Mazzei, oriunda del partido de Lanús, es abogada egresada de la Universidad Católica Argentina y diplomada en el Programa de actualización de  Políticas Públicas y Cambio Climático en la Universidad de Buenos Aires. Autora del libro “Una vida sustentable”, publicado por Penguin Random House bajo el sello Vergara en el 2022. Desde mayo del 2019, es activista ambiental y generadora de comunidad en redes sociales. Colaboradora en la Agencia Nacional de Noticias Télam en la sección audiovisual “Ecointensa” y columnista ambiental en el programa radial “Pasaron cosas” en Radio con vos. 

Su trabajo puede encontrarse también en distintas plataformas como Instagram y Youtube, así como también en su página web (www.ecointensa.com).