Es la velocidad infernal de la desgracia,

que acecha como un águila en la noche,

y sigue allí escondida para quitarnos todo.

Hernán Casciari

Un pájaro en las pupilas

En el patio del mástil, mientras forman para izar la bandera, los alumnos de cuarto grado juegan con las cartulinas enrolladas que la seño Mabel les pidió ayer para la lección sobre la democracia.

-Cuidado soldado, ese campo está minado. ¡Oh, no! Se acerca el impacto, ¡cúbranse soldados! Dale Carlitos, vos eras el malo.
-No quiero hacer del malo otra vez. Que lo haga otro.
-Dale Carlitos, a vos te sale mejor.
-Bueno, ustedes están cargando los rifles y yo activo las minas desde atrás del árbol.
-Bueno, pero nosotros las esquivamos, llegamos a tu guarida y sin que te des cuenta, le ponemos una bomba.

Carlitos sale corriendo a toda velocidad con una rama de paraíso como fusil y sin querer, se choca con la fila de las nenas.

-Ay, me empujaste– le dice Cami, mientras interrumpe la estrofa del gran bonete.

En ese momento, suena el timbre.

-A formar. Carlitos, acomodate el guardapolvo. A ver chicos si dejamos de jugar con las cartas. Las guardan en el bolsillo que ahora tienen Sociales.

Los niños hacen silencio. Mientras la izan, repiten la oración a la bandera. Mabel termina de formar a los chicos para entrar al aula. Tiene el ceño fruncido y cara de pocos amigos, pero cualquier gesto de ternura basta para ablandarla.

Cami se acerca despacio y le tira del guardapolvo. Cuando la mira, hace un gesto para que se agache. La nena apoya su mano en su oreja y le dice:

-Seño, ¿falta mucho para el desayuno? Tengo hambre.
-No Cami, ahora Leo ya les trae. Parece que hoy toca pan con dulce de leche.

Se le ilumina el semblante. Abraza a la seño. Ve venir a Leo a lo lejos, pero no trae ninguna bandeja.

-Mabel, te llaman de Dirección.
-Deciles que ya voy, que estoy terminando de entrar a los chicos.
-Andá que yo los miro. Es urgente.
-¿A dónde vas, seño?— pregunta Cami.
-Me llaman de Dirección. Es urgente, dicen. Qué exagerados. Y bueno, eso te pasa cuando sos famosa, como yo.

Los niños se ríen. Mabel sale sonriendo y le guiña el ojo a Leo para incluirlo en la broma. Pero él tiene la cara desfigurada y en las pupilas, ese temblor del pájaro de los malos augurios. El que nunca nadie quisiera tener que portar. El que trae malas noticias.

Luthería del tejido social

Ayer, Sandra se quedó hasta tarde porque tuvo reunión con las madres de la orquesta. Cuando eligió que la escuela que conduce fuera sede del programa de orquestas nacionales, conocedora del paño, decidió hacer un curso de luthería. “Estos vienen, bajan los instrumentos, se sacan la foto, y si te he visto no me acuerdo”, pensó. Para poder garantizar la continuidad, habrá que ponerse al hombro la tarea de organización, contención y acompañamiento de las familias. Sí, y también de los instrumentos. Sandra se sabe instrumento de política pública, agente estatal garante de derecho. Sabe que la presencia del Estado es tan intermitente como insuficiente: los trabajadores se organizan cuando el Estado se retira. La síntesis de la historia del pueblo de Moreno.

-¿Nos quieren cerrar la orquesta, dire?- pregunta Analía, una mamá de cuatro alumnos de la escuela de doble jornada número 49.
-Sí, ese es su objetivo. Pero como son astutos, y saben que cerrar de prepo tiene un costo político grande, para evitar la tapa del diario y la movilización en la puerta, ahora tienen un método más perverso: el vaciamiento.
-¿O sea que no van a darnos más instrumentos?
-Seguramente vayan desfinanciando estos programas de a poco, se demoren en los sueldos, pongan mil trabas burocráticas. Tenemos que mantenernos unidos hasta que nos escuchen. Acá en las orquestas los chicos luchan día a día por el lugar que están ocupando. Les otorgamos un derecho, lo ejercieron, lo alimentaron, ¿y ahora qué, se los van a negar?
-Yo he visto con mis propios ojos la pasión que sienten los chicos, hasta han tocado bajo la lluvia– dice Myriam, mamá de dos violinistas.
-¿Y si no ponen el gancho los de arriba y nos cierran el programa, Sandra, qué hacemos?
-La pelearemos. A la orquesta no la van a cerrar.

En ese momento, se asoma Rubén.

-Buenas tardes a todas. Sandra, ya cerré todo.
-Bueno mamás, por hoy cerramos acá. Cualquier novedad les aviso. Díganle a los chicos que no dejen de practicar, que es fundamental que ensayen en casa también. ¿Vamos, Rubén?
-Sí. Escuchame, sigue habiendo olor a gas. ¿Llamaste al Consejo Escolar?
-Sí. Es la tercera nota que presento. Me prometieron que mañana pasan.
-¿Vas a suspender las clases hasta que vengan?
-Si hago eso esperando a que se dignen a venir, además de perder clases, los chicos se quedan sin desayuno y almuerzo. Con el hambre que hay, no puedo darme ese lujo. Hasta mañana.

Kairós

-Mabel, acaban de llamar de la 49. Explotó una garrafa. Rubén estaba ahí, con Sandra. Agarrá tus cosas que salimos para allá.
-¿Pero qué pasó? ¿Él está bien?
-Sé lo mismo que vos. Ahora nos enteraremos mejor. Vamos.

En el camino, el aire se corta con gillette. Ya no es el tiempo de Cronos, que es lineal, el que pasa y se va consumiendo. Ahora entró en modo Kairós: la sustancia del tiempo se contrae, se espesa y se condensa. Las pupilas de Mabel no paran de moverse. De vez en cuando balbucea alguna palabra suelta, quiere hablar para calmarse. “Va a estar todo bien”, quisiera decir. Pero al borde de los labios, las palabras se congelan, se agrietan, caen en picada hacia el abismo de adentro.

Cuando llegan, los policías acuerdan con los ojos acercarse: nunca se sabe cómo puede impactar semejante noticia. Mabel ve a lo lejos dos cuerpos tirados en el piso, tapados improvisadamente con una manta.

-¿Qué pasó?
-Hubo una explosión de gas. Su marido estaba en el edificio en ese momento.

Mabel intenta abrirse paso, pero los policías la retienen. Ya vino la ambulancia. Chequearon el pulso. Confirmaron que los cuerpos están sin vida. Ella esquiva a los policías y sale corriendo como una presa, con la desesperación de que su vida está en juego. Antes de llegar al cuerpo, ve sus borcegos de trabajo. Los reconoce al instante. En ese momento, siente un derrumbe. Algo adentro se quiebra.

-Lo lamento mucho, señora. Le voy a tener que pedir que no se acerque a los cuerpos porque ahora la zona está perimetrada. Están en camino el fiscal y la Policía Científica.

Esta vez el llanto la derrumba, y cae de rodillas.

Sobre heroínas y tumbas

Un día tenés una vida, y al otro, sin previo aviso, el misil de la tragedia te estalla en el centro de la normalidad. Sentís instantáneamente cómo el hielo avanza por tus venas. Te volvés mutante de tu identidad, soldado de la ansiedad, amputado crónico, perseguido perpetuo de la escena de terror de la que buscás huir.

La existencia se transforma en una lucha constante, un durante perpetuo. Somos frágiles, diminutos frente al pelotón de la desgracia. La muerte es quedarse encerrado en una heladera vacía que tiene manija solo del lado de afuera.

¿Cuántas tumbas llevamos en el cuerpo? La lápida que Mabel carga en su mirada tiene fecha y hora: 2 de agosto de 2018, 8.06. Ese día, la vida se le partió a la mitad. A veces, por las noches, hasta cree volver a escuchar el crack.

De aquellas cruces, estos calvarios

Al mediodía siguiente, familiares de Sandra y Rubén, maestros, familias de Moreno, gremios y organizaciones sociales se congregan espontáneamente de manera pacífica, con una masividad sin precedentes, para exigir justicia.

Mabel se levanta. Su plan de lucha también incluye sacar de donde no tiene para transitar el duelo. Se promete a sí misma que no descansará hasta que se haga justicia, no solo por él y ella, sino, sobre todo, por su hija Maia. Es importante que aprenda a defenderse en un mundo hostil que siempre aplasta a los más débiles. Encabeza las marchas, toma la palabra, le pone el cuerpo a la causa. Mabel no es solo una viuda reciente, víctima de un crimen social. Es una mujer, madre, docente, y trabajadora. Es una guerrera del llano de lo real. Mabel, con los jirones del proyecto de vida que la tragedia truncó, se reconstruye, da luz a una nueva versión de sí misma que la mantiene en pie con hidalguía, y descubre desde el fondo del dolor una fuerza en ella que hasta ahora desconocía. Se constituye en la heroína de su trama. Lo lleva con dignidad, pero también como una carga: nadie quiere ser héroe de su propia tragedia.

El viernes 3, la catedral de Moreno se llena como hacía años no estaba. Se realiza una misa, en la que queda gente afuera. Luego de comulgar, cada uno pasa a darle el pésame.

-Es necesario que se haga justicia en la tierra para poder descansar en el cielo- dice el cura, para cerrar el sermón.

Es apenas el comienzo del calvario que no cesará hasta el día de hoy e incluye noches sin dormir, reclamos, notas, movilizaciones, maltratos de parte de las autoridades y sobre todo, silencio. Mucho silencio del otro lado de la General Paz. Para visibilizar la causa, se organiza una marcha de antorchas al Ministerio de Educación. En el acto, Mabel pregunta, con un grito desgarrado: “¿Cómo despertarme de esta pesadilla de que te fuiste?”.

Acampar hasta que la justicia amanezca

Al otro día, el mensaje se viraliza en los grupos de Whatsapp de “las mesas chicas”. “Muchachos, vamos a tener que hacer guardia porque los pescaron queriéndose llevar las carpetas con las pruebas. Ahí pueden ver el video de una cámara de seguridad del Municipio de Moreno que muestra los movimientos en la puerta del Consejo Escolar durante este sábado 4 de agosto. Se ve claramente a tres personas sacando cajas del edificio”, dice.

Trabajadores nucleados en distintos sindicatos enrolados en la CGT- Regional Oeste junto a maestros, estatales, vecinos e integrantes de diversas organizaciones sociales y políticas locales, levantaron una carpa frente al Consejo Escolar de Moreno. A esta experiencia se la denominará “el acampe”. Allí se realiza la primera reunión para que la comunidad educativa presente a los funcionarios provinciales un relevamiento de las distintas problemáticas que padece cada escuela del distrito. Su estado, como ya venían anunciando hace tiempo, es paupérrimo: la mayoría tiene pérdidas de gas, desagües insuficientes, filtraciones de agua, desmoronamiento de pozos, tableros eléctricos en malas condiciones, enchufes no aptos y falta de jabalinas, entre otros problemas.

En la reunión, además, se estableció que antes de otorgar la habitabilidad a cada escuela, se revisarán las doce condiciones básicas de infraestructuras escolares recomendadas por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo y aprobadas por el acuerdo paritario nacional docente de 2011, que no están siendo cumplidas. El dolor se transformó en lucha y organización.

Paredón y después

Cabe decir que una muerte evitable en un lugar de trabajo no es un accidente ni una desgracia: es un crimen. El 2 de agosto de 2018, a las 8.06, el sistema educativo produce su propia metáfora: estalla una bomba de presión que viene conteniendo el drama social estructural que todos nombran, del que todos se indignan, pero que nadie parece saber solucionar.

Lo que este crimen social viene a poner sobre la mesa es la evidencia indiscutible de que hasta la escuela (el último bastión institucional del Estado en los barrios periféricos) se ha vuelto un lugar peligroso. Nacer y crecer de este lado de la frontera, al sur del sur, debajo del manto llano de las desigualdades, del otro lado del paredón de las decisiones, siendo variable de ajuste.

En las escuelas bonaerenses la crisis de infraestructura es histórica, lo que se conoce como problema estructural. La precarización ha sido absorbida e institucionalizada por el Estado. La situación edilicia es un reflejo del tejido social: el parche del parche y lo atamos con alambre. Declarar la emergencia es asumir la dimensión del daño y la catástrofe.

La crisis educativa estalló en el epicentro de las complejidades. Siempre estalla de este lado, y nos quedamos arrojando las esquirlas entre nosotros. Pobres contra pobres, un tango que repite como cumbia y se baila como farsa. Crecer al sur del sur.

Arena que la vida se llevó. Pesadumbre de barrios que han cambiado. Y amargura del sueño que murió.

Al sur del sur

Mabel sube al colectivo de la empresa La Perlita -que viene llenísimo, para variar- en la esquina de la escuela, al finalizar la jornada para volver a su casa en Las Catonas.

Cuando se desocupa un asiento, ya en la ruta, se sienta al lado de una colega, a la que distinguió por el guardapolvo blanco. Ella está mirando en el celular un video aniversario que armaron en su escuela, justo en la parte en la que Sandra Calamano, frente al Ministerio de Educación y con micrófono en mano, dice:

-Tenemos que mantenernos unidos, para que los gobernantes escuchen estas voces.
-Será cuestión de gritar más fuerte– le dice Mabel, mientras se paran para tocar el timbre.

Hoy, 2 de agosto de 2022, quizás en algunas escuelas públicas de la Provincia se realizará alguna mención, se hará un acto conmemorativo. No mucho más.

Hoy, cuatro años después, en Moreno se conmemora el Día en Defensa de la Escuela Digna y Segura. A las 8.06, un toque de sirena iniciará el acto en la EP 49.

Luego, el cuerpo docente de la educación pública marchará hacia Plaza de la Memoria Fuentealba y luego a la Fiscalía. La movilización finalizará con un acto frente a Consejo Escolar. Como cada 2 de agosto, se les prenderá una vela a los ausentes, se recordará que no hay descanso si no hay justicia.

Podría decirse, como Gelman, que en este juego en el que andamos, si nos dieran a elegir, elegiríamos esta salud de saber que estamos muy enfermos, esta dicha de andar tan infelices, este amor con que odiamos, esta esperanza que come panes desesperados.

Pero crecer al sur del sur, es rara vez poder elegir. Es llevar una noche adentro que no se duerme nunca, es subsistir al acecho de la velocidad infernal del águila de la desgracia, que nos sobrevuela de cerca, al sabernos presa fácil.

Aquí pasa, señores, que nos jugamos la muerte.

 


 Foto de nota: Radiografica

Nina Ferrari nació en Capital Federal en 1983. Desde los dos años, y hasta la actualidad, ha vivido en Moreno, Conurbano bonaerense. Autora de varios libros publicados bajo el sello de Editorial Sudestada (poesía y narrativa), es además madre, docente y directora teatral. Es una artista popular militante, que impulsa la democratización del acceso a los bienes culturales y la socialización del arte como derecho humano. Además, es columnista y colaboradora de varios medios gráficos.