Las colisiones con personas en los cruces al lado de las estaciones de trenes superan ampliamente al resto de siniestros ferroviarios. El suceso, que mantenía en alerta a la desarticulada Junta de Seguridad en Transporte, afecta especialmente a la línea Roca, la cual acumula la mayor cantidad de accidentes año a año. Las familias de las víctimas quedan desamparadas frente a la pregunta ¿Qué fue lo que pasó?

Por Victoria Sinnott*

 

Una marea humana circula impaciente entre los laberintos y rieles del paso a nivel peatonal Boedo-Fonrouge. Fluye en dos direcciones opuestas: la de peatones que se dirigen hacia el centro de Lomas de Zamora y la que se aleja de él en dirección al este. Cada tres minutos o menos, una nueva corriente, compuesta por pasajeros que bajan del tren, alimenta el caudal de las otras dos, abarrotando aún más una senda ya concurrida. Los miembros del nuevo afluente desembocan hacia la izquierda o la derecha, se integran al resto del oleaje y continúan su recorrido. Hasta que el silbato del guardabarrera obliga al tumulto a detenerse. Durante los próximos segundos, huir del laberinto conduciría a un peor destino que esperar apretujado entre desconocidos. El tren que sale de la estación martillea los durmientes. Tuc tuc, tuc tuc, repiten los vagones a su paso. Tuc tuc, tuc tuc, rebota en el pecho, acelerado, un corazón. Hasta que se libera la vía y permite el regreso de la marea, que arremete apurada por evitar la espera de otra formación.

La mayoría de las veces, el ciclo se cierra sin inconvenientes. La tarde del 27 de mayo de 2022, Ezequiel Roberts no pudo volver a la marea.  

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Los pasos a nivel (PAN) son puntos críticos del sistema ferroviario. Así lo afirma la Junta de Seguridad en el Transporte (JST), desarticulada tras la reestructuración masiva del área de transporte llevada adelante por decreto del poder ejecutivo, días antes del vencimiento de sus facultades delegadas. La función de investigación técnica de los accidentes ferroviarios que este organismo llevaba a cabo fue absorbida por la nueva Agencia de Control de Concesiones y Servicios Públicos de Transporte, que también reemplazó a la CNRT.

La JST observó que a partir del 2020 se produjo un incremento de los “sucesos” en estos entornos – se denomina suceso a los choques y descarrilamientos de trenes, así como a la colisión con peatones o vehículos–. En 2022 el 50% de los sucesos registrados tuvieron lugar en pasos a nivel, el 96% de los cuales se produjo en aquellos donde confluye la senda peatonal con la estación de tren.

Fotografía del dibujo con el que un miembro del Concejo Deliberante de Lomas de Zamora explicó el caudal de peatones del paso a nivel Boedo Fonrouge.

Según el Anuario Estadístico 2023 de la JST, la línea Roca acumula la mayor cantidad de sucesos. De 325 colisiones con personas en el AMBA en ese año (que incluye a los heridos leves, graves y fatales), 117 sucedieron en esa línea.

Cabe aclarar que la Dirección Nacional de Investigación de Sucesos Ferroviarios (DNISF) observó que 1 de cada 3 colisiones registradas en los PAN corresponden a eventos suicidas, por lo que se infiere que, de esos 117 casos, aproximadamente 78 fueron accidentes. También es importante tener en cuenta que el Roca, con más de 126 millones de boletos vendidos al año, transporta a la mayor cantidad de pasajeros de la red ferroviaria metropolitana, por lo que resulta esperable una mayor tasa de siniestros.

Consideraciones a un lado, la base de datos del Sistema Estadístico Interactivo de Sucesos, dependiente del DNISF, emitió en 2022 una alerta debido a la recurrencia de sucesos en cruces a nivel ferropeatonales de doble sentido de circulación en la región del AMBA, como es el caso de paso Boedo-Fonrouge.

“Yo siempre soy cuidadosa, pero cuando paso por acá no. Me dejo llevar por la gente”, dijo Catalina, que vive en el Conurbano y trabaja en Capital Federal. Su medio de transporte habitual es el tren. Edgardo, un joven que vive lejos del centro de Lomas y que tiene que pasar por el cruce para llegar hasta allí, comenta que no entiende a “la gente”, que “frena cuando ve un tren a lo lejos, después decide cruzar igual y se va caminando despacio, ¿están realmente apurados o sólo cruzan por cruzar?”.

Dicho paso es el hilo más fino del tejido que permite la circulación en el centro de Lomas de Zamora. Con casi 700 mil habitantes, es el segundo municipio más poblado del conurbano después de La Matanza. En la estación de trenes confluyen cuatro vías, dos en el sentido que va desde Plaza Constitución hacia el sur de la Provincia de Buenos Aires y otras dos en la dirección opuesta. Pero esta característica no explica por sí sola su condición de hormiguero perenne. Se trata de una de las estaciones más transitadas de la línea: sólo en el paso Boedo-Fonrouge, ubicado en el extremo norte de la estación y comunicado directamente con la misma, cruzan unas 50 personas por minuto, entre peatones, ciclistas y personas en silla de ruedas. Estos últimos grupos, así como los adultos mayores que no pueden subir escaleras o los padres que llevan cochecitos con bebés, no cuentan con otra forma de acceso a los andenes 2 y 3 fuera de la rampa que comunica al paso peatonal con la estación. Es decir que se ven obligados a circular por ese espacio, ya sea que quieran cruzar al otro lado o ingresar a los andenes del medio.

Por la calle del cruce peatonal, que es de sentido único, no transitan vehículos pesados. Por el contrario, más de cinco paradas de diferentes líneas de colectivo se ubican en las calles paralelas inmediatas a la estación. Este es otro de los factores que vuelve al PAN Boedo Fonrouge tan concurrido, además de la gran cantidad de comercios y locales gastronómicos del centro.

Muchos pasajeros que emergen de las formaciones optan por cruzar el puente que atraviesa la estación de modo aéreo. Sin embargo, dado que los molinetes que lo comunican con el andén conducen a largas filas y que quienes viajaron en los primeros vagones tienen más fácil el acceso al PAN, algunos usuarios eligen circular por allí. Aunque el ahorro de tiempo pronto se gasta en el recorrido de al menos dos de los seis laberintos que exige ese trayecto. El resultado es una masa de pasajeros que entorpece todavía más el tránsito en los ya abarrotados caminos, que desborda los límites de un espacio en el que nadie quiere permanecer. A Milagros, una estudiante que viaja en el Roca con los apuntes en la mano, le cuesta elaborar qué piensa de este lugar, porque siempre que lo atraviesa lo hace con un sentimiento de no querer estar ahí. “No sé si alguien es consciente al caminar por acá, es un lugar de paso”, opina. Durante las horas pico, los trenes circulan a centímetros de los rostros de aquellos que quedaron al ras de la vía. Quienes se transportan sobre ruedas, (los ciclistas, los discapacitados motrices, los cochecitos), no tienen delimitada una zona de paso propia, por lo que deben elegir entre recorrer los pasillos en una serie de maniobras incómodas, tanto para ellos como para el entorno, o circular por el costado, y esperar el paso del tren a la altura de los laberintos pero fuera de su contención.

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Aquella tarde del 27 de mayo de 2022, Ezequiel optó por la segunda opción.

Ezequiel Roberts era un joven de 24 años que perdió la vida de manera accidental esperando para cruzar el paso peatonal de la estación de Lomas de Zamora en dirección hacia Fonrouge. Un cuerpo alargado al costado del laberinto, con un pie en el suelo, el otro en el pedal de su bicicleta, y la cabeza mirando en dirección contraria a la llegada de la formación mientras respondía al saludo de una vecina. Ese fue el último recorte de la silueta de Ezequiel antes del accidente. Cuando el tren que llegaba a la estación pasó a alta velocidad, la masa de aire que desplazó generó una corriente intensa (una especie de succión lateral, conocida como efecto aerodinámico), que desestabilizó la bicicleta hacia adelante, lo que hizo que el joven cayera hacia atrás y se golpeara la cabeza contra el suelo.

Esos renglones de texto, esa respuesta a la pregunta ¿qué le pasó a mi hijo?, fue la que Ana María, la madre de Ezequiel, buscó durante meses tras su fallecimiento. La encontró gracias a una persistencia inacabable que le ganó a la guerra de desgaste burocrático. Define a su derrotero como una batalla desleal. No existe ningún agente oficial que se dedique a acompañar, contener ni explicar los pasos a seguir a las familias que sufren este tipo de pérdidas. En el medio, ella y su familia rebotaron decenas de veces entre el cementerio de Lomas de Zamora, la estación de policía, la casilla del guardabarrera del PAN, los puestos ambulantes que lo rodean, la Unidad Fiscal de Investigación, el área de daños colaterales de Trenes Argentinos, el centro de monitoreo de Lomas y el de la línea Roca, entre otras dependencias que tratan diferentes fragmentos del caso sin entregar la versión completa.

Durante su búsqueda de información, Ana María se enteró de que Edgard, un muchacho venezolano que trabajaba como repartidor, perdió la vida de la misma manera semanas antes del accidente de su hijo. Comenzaron a llegarle testimonios de familiares de otras víctimas, algunas se reunieron con ella y llegaron a la conclusión de la necesidad del soterramiento de la vía peatonal. Ana destaca que no solicitan la construcción del paso bajo nivel vial, por el que circularían los autos, debido a que el caudal automovilístico es notoriamente inferior al de peatones. De realizarse la obra, el tiempo de construcción de un paso exclusivo para peatones sería mucho menor a la realización de uno vial.

El proyecto fue presentado en el poder legislativo municipal y provincial. A finales de 2022, el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora lo aprobó por unanimidad, pero todavía no hay indicios de comenzar la obra. Desde la Secretaría de Comunicación del CD informan que todos los años posteriores a la aprobación del soterramiento se reitera el pedido de respuesta de la resolución a Trenes Argentinos, ya que la obra debe ser realizada en articulación con la empresa semi-estatal para garantizar el correcto tratamiento de las vías al momento de la construcción. El último pedido fue realizado en marzo de este año y remitido al subsecretario de Transporte Ferroviario de la Nación, Martín Ferreiro, y al por aquel entonces presidente de la Administración de Infraestructuras Ferroviarias, Marcelo Krajzelman. Aún no hubo respuesta.

Fotografías del cartel de Estrellas Amarillas recientemente repuesto. Fuente: @soterramiento_fonrouge.boedo

Mientras la solución de fondo sigue congelada, algunas cosas cambiaron desde la muerte de Ezequiel. Los trenes ya no entran a la estación de Lomas de Zamora a toda velocidad, sino que aminoran la marcha desde mucho antes. Se instaló cartelería nueva, se pintaron los laberintos y se corrieron los puestos de vendedores ambulantes que entorpecían la visión. Estos últimos cada tanto vuelven a aparecer.

Otro cambio asoma entre las cabezas de los peatones apurados. En un poste al costado de la vía está el cartel con la estrella amarilla que recuerda a cinco víctimas fatales en el paso peatonal Boedo Fonrouge. No se trata de la totalidad de fallecidos, sino de quienes eran familiares o amigos de los miembros de la organización que pide el soterramiento. Es el único cartel de Estrellas Amarillas colocado en referencia a accidentes ferroviarios en el país. Fue obtenido en 2023 tras una larga gestión de la agrupación encabezada por la madre de Ezequiel, sustraído casi dos años después por manos desconocidas, y repuesto el pasado 14 de julio. Debajo del cartel descansa un ramillete de flores artificiales descoloridas por el sol.


*Locutora nacional y estudiante del Profesorado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.