En el discurso inaugural de las sesiones ordinarias en la Legislatura bonaerense, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, analizó el camino recorrido entre deudas y pandemias, y presentó su plan de recuperación provincial. De cara al 2023, cuáles fueron sus palabras, cómo se prepara su entorno y cuál es el rol de la oposición.

Por Pablo Lapuente
Fotos: Agencia AG La Plata

 

Una vez un editor me dijo que así como se cree que tenemos un hemisferio reservado para la creatividad y otro para la racionalidad, los políticos con el correr de los años tienen formateada esas actividades cerebrales para pensar sólo en términos de gestión y elecciones. No importa qué digan en público o privado. “No es momento de hablar del 2023, no estoy pensando en ser candidato”, dicen. No les creemos, claro está. Al menos la experiencia profesional avala esta idea, que se imprime en el mismo dirigente o en el proyecto político del que es parte. ¡Kevin, tenías razón! En definitiva, la política lo quiera reconocer o no, son las urnas a las que vamos cada dos años las que posibilitan las transformaciones sociales que, eso sí, marcan en sus discursos con regularidad.

Dos extremos respecto a esto, algo recientes: uno que fracasó como todos preveían, y otro exitoso, contra todo pronóstico tan sólo un año antes de suceder. De un lado Mauricio Macri intentando una reelección después de cuatro años de crisis económicas, desventuras de gestión y desoyendo las recomendaciones de los propios; y del otro Cristina Fernández, que diseñó una estrategia que llevó a un hombre sin votos a la Presidencia, con las consecuencias internas y numerosas dificultades en la función pública que ya conocemos. Ambos movimientos de seguro fueron planificados con buena antelación, como el que comenzó a anticipar en las últimas semanas Axel Kicillof.

De hecho, el miércoles de la semana pasada, durante su discurso inaugural de las sesiones ordinarias en la Legislatura bonaerense plantó de manera clara sus intenciones de ir por la reelección en 2023. Por supuesto solapado dentro del lenguaje político. “Hoy nos comprometemos a que la provincia de Buenos Aires tenga seis años de recuperación”, dijo ante el aplauso tamizado de ambos bloques del Frente de Todos, que se divide en numerosas vertientes políticas que van desde los intendentes, con sus propias proyecciones, sobre todo encabezadas en la conducción de Martín Insaurralde, hasta el Frente Renovador de Sergio Massa o La Cámpora de Máximo Kirchner.

Aquella frase hizo referencia al plan 6×6 que repite el exministro de Economía kirchnerista cada vez que puede, que sus incondicionales más cercanos amplifican a su alrededor, y que se complementa con el habitual slogan en el discurso oficial: “La campaña es la gestión”. En ese sentido, en aquel discurso ante la Asamblea Legislativa el gobernador enumeró algunas de las medidas que llevó adelante los últimos dos años, sobre todo las que tienen que ver con la campaña de vacunación y las obras públicas en los distritos. Aunque también dejó lugar a algunas promesas como las de asfaltar todas las calles de tierra de Moreno, uno de los distritos más desiguales de la provincia, y continuar con los trabajos hídricos en el Río Salado, que afecta en cada crecida la producción de cientos de chacareros del interior.

 

Foto: Agencia AG La Plata

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Sin nombrarla en ningún momento de su extensa intervención de tres horas, Kicillof dedicó también al menos la mitad del tiempo a apuntar contra las políticas liberales que llevó adelante su antecesora, María Eugenia Vidal, con el aval nacional del egresado del Cardenal Newman. El pasaje más tenso se percibió cuando destacó la inversión en educación pública desde 2019 y cuestionó inmediatamente al PRO por “rasgarse las vestiduras” después de haber ajustado cuatro años plenos a esta área.

Como sea, concediendo la voluntad de diálogo de la oposición, para mantener el fino equilibrio que necesita para la gobernabilidad, o pegando de manera directa contra Juntos para ratificar a su electorado, sobresalió en todo momento ese proyecto 6×6. ¿De qué se trata? De un plan de gestión a largo plazo que explica que después de cuatro años de ajuste y crisis vidalista, más dos de pandemia, se necesitan seis años seguidos más de crecimiento para recuperar algo de lo que dejó Daniel Scioli al levantarse del sillón Dardo Rocha en 2015. “La pandemia amarilla no fue gratuita”, repiten en privado.

El oficialismo bonaerense, pese a conocer el volumen de la herencia y los obstáculos para superarla, debe lidiar aún con su propia interna. Es que así como el presidente no tiene allanado el camino a una candidatura libre de primarias el año próximo, el gobernador tampoco. Casi un oxímoron en el manual del justicialismo, que sólo habilitó candidaturas y espacios de relevancia a partir de una conducción vertical y de aquellos que ejercían el poder. Es más, nadie desconoce las intenciones del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación de ocupar el sillón de Rivadavia, como así tampoco nadie ignora el largo trabajo del jefe comunal de Lomas de Zamora en uso de licencia de llevar su experiencia de gestión a la Gobernación.

Si algo han aprendido los líderes del peronismo, o al menos eso dicen en público, es en la necesidad de mantenerse unidos ante el avance de una oposición cada vez más envalentonada y con numerosas candidaturas, que van desde Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales a la Casa Rosada, o Diego Santilli, Néstor Grindetti y Julio Garro a Calle 6. Como sea, Kicillof tendrá enfrente a una seria de partidos políticos unidos bajo la idea de que el 2023 será el tiempo de Juntos, tras cuatro años de un albertismo que no terminó de emerger.


Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.