Funcionarios nacionales dejan sus cargos para alambrar sus distritos ante el avance opositor. El albertismo muestra cada vez menor volumen político y de gestión. Nombres de las fugas y el espejo bonaerense.

Por Pablo Lapuente*

 

La maltrecha coalición de gobierno está envuelta en una crisis que parece que aún no encontró su límite. Tan así que algunos de los puestos más relevantes en el gabinete nacional dejaron hace tiempo de ser una vidriera en la que los funcionarios y funcionarias podían mostrar una gestión federal y levantar sus perfiles en búsqueda de una plataforma de lanzamiento mayor hacia otros cargos electorales. Por el contrario, el desgaste de la crisis, provocada por una combinación casi perfecta de la catastrófica deuda que dejó Mauricio Macri y los desatinos actuales de Alberto Fernández, obligó a algunos ministros a renunciar a sus cargos para no perder terreno político en la provincia de Buenos Aires el próximo año. Incluso, muchos otros, aunque no lo digan en público, también evalúan la misma salida.

Los dos principales dirigentes que vieron amenazado el control hegemónico de sus distritos, y por eso decidieron renunciar a sus cargos, son Jorge Ferraresi y Juan Zabaleta. El primero llegó al Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat en noviembre de 2020, en reemplazo de la deslucida María Eugenia Bielsa. El segundo, casi un año después, al Ministerio de Desarrollo Social, tras la salida del funcionario que volvió al Congreso tras un paso por esa cartera en la que logró pocas soluciones sociales, Daniel Arroyo. Pero a diferencia de sus antecesores, Ferraresi y Zabaleta no renunciaron por impericia o críticas de su entorno oficialista -de hecho, varios de sus pares destacaron hasta el minuto último de sus funciones la eficacia de sus herramientas como ministros-, sino más bien porque se plegaron a la estrategia de intentar garantizar que el Conurbano bonaerense siga siendo justicialista.

Con el retorno del ahora exministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, se especula con que vuelva a presentarse como candidato a intendente de Avellaneda en 2023, ya que ni su sucesor, el jefe comunal interino, Alejo Chornobroff, ni su esposa, la actual jefa de gabinete municipal y exsenadora, Magdalena Sierra, le garantizaban un triunfo electoral en medio de la crisis.

Una crisis que el oficialismo sabe que está siendo bien capitalizada por los dirigentes de la oposición. En el distrito que se conecta a la Ciudad de Buenos Aires por el Puente Pueyrredón hay cuatro candidatos de Propuesta Republicana (PRO) y uno en construcción de la Unión Cívica Radical (UCR). Los cinco creen tener ciertas chances electorales, no tanto por mérito propio sino más bien porque confían en que la debacle nacional también se lleve puesto a los intendentes peronistas.

Poco conocidos, sin estructuras propias y con antecedentes diversos, se muestran con intenciones de competir en el distrito Maximiliano Gallucci, presidente de un bloque de ocho bancas en el Concejo Deliberante que tiene el respaldo del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; y Sebastián Vinagre, un exconcejal que ya se probó como cabeza de lista en 2017 y es apoyado por la presidenta del PRO, Patricia Bullrich. Son sus referencias políticas nacionales los que le dan volumen, y los muestran con ciertas chances de arrebatarle a Ferraresi sus trece años consecutivos de poderío territorial.

También se puede contar a Orlando Machado, otro concejal que es parte del armado del jefe comunal Néstor Grindetti; y Lucas Yacob, titular de un monobloque en el Concejo Deliberante que integra el equipo del presidente de la bancada PRO en la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo. El candidato del radicalismo aún es una incógnita, según confiaron a este medio fuentes relevantes de este espacio.

El caso de Zabaleta es un poco más complejo. No sólo renunció al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación por miedo a ser arrastrado por la potencial ola amarilla, sino también por la avanzada interna de La Cámpora, que con el jefe comunal interino Damian Selci activó un plan de despliegue territorial en Hurlingham que algunos leyeron como un intento de disputarle el distrito en 2023.

Todos estos movimientos nacionales, que se suman incluso a la posible salida del jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur, para volver a Tucumán, pusieron en alerta a la administración bonaerense que conduce Axel Kicillof. Es que si bien el gobernador logra sortear con cierta eficacia las internas a cielo abierto en el ámbito nacional, al igual que la crisis económica, en su gabinete tiene a varios alcaldes con fuertes lazos en sus distritos.

El más relevante es el jefe de Gabinete bonaerense, e intendente en uso de licencia, Martín Insaurralde, que es una pieza clave en su gestión por el rol que tomó más allá de ser el coordinador de todos los ministerios: el lomense se convirtió por oficio y experiencia en el nexo con los jefes comunales propios y ajenos, y muchas veces suele aportar agilidad de gestión en la apesadumbrada burocracia provincial. De todos modos, en Lomas de Zamora la intendenta interina Mariana Lesci se mueve bajo su conducción política y la oposición aún no logró encumbrar a un candidato taquillero que le compita de igual a igual.

Algo similar sucede con el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos y jefe comunal en uso de licencia de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini. Si bien este funcionario tiene síntomas de querer regresar a su distrito, aún se mantiene en el cargo, y le da a Kicillof una de sus plataformas de gestión más relevantes: la puesta en marcha del plan 6×6, que tiene a la obra de infraestructura como uno de sus pilares.

De esta manera, está claro que el peronismo en el Conurbano atravesará el próximo año un escenario electoral complejo, ante una oposición diversa pero fortalecida por el triunfo en las elecciones en 2021 en la Provincia, aunque también con disputas internas que pueden torcer su suerte.

Pese a todo, ni algunos de los principales líderes de la oposición bonaerense consultados por Cordón, ni las más recientes encuestas privadas se animan a dar por derrotado al Frente de Todos que, hace tan sólo tres años y medio atrás, venció al entonces presidente Mauricio Macri por ocho puntos y a la exgobernadora María Eugenia Vidal por catorce.


Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.