En medio de sus internas, el accionista mayoritario de Juntos por el Cambio empezó a delinear su estrategia en la Provincia, donde deberá enfrentar al actual Gobernador, quien asoma liderando todas las encuestas. Aunque el renunciamiento de CFK a ser candidata también podría trastocar el escenario bonaerense.
Por Pablo Lapuente*
La mesa ficticia del poder PRO bonaerense se reunió incontable cantidad de veces este año para intentar destrabar los acuerdos políticos en la provincia del 38% del padrón electoral, pero fue recién este lunes que sus cuatro líderes nacionales – Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal – le pusieron cierto orden a la caótica estrategia para enfrentar al Gobernador, Axel Kicillof, que lidera todas las encuestas y ya avisó que buscará su reelección con el respaldo de buena parte del Frente de Todos.
Si bien este cuarteto no logró durante un desayuno que se extendió por más de dos horas definir los nombres de sus candidatos o candidatas en la Provincia, y mucho menos en cuáles de los 135 distritos habrá internas, por lo menos plantó un lineamiento general que con el correr de la semana decantó en otras definiciones: cada precandidato a la presidencia llevará a su propio precandidato a la gobernación, una movida que da cuenta de que existen fronteras políticas internas que son infranqueables, pero también de la desconfianza que se tienen los popes del partido amarillo a la hora de competir por el acceso al poder. Dicho de otro modo: ni Rodríguez Larreta quiere compartir a Diego Santilli, su precandidato a la gobernación y probablemente su dirigente mejor instalado, ni Bullrich está dispuesta a dejar que debajo de su boleta esté alguien que no le pueda garantizar su completa confianza y cierta ecuanimidad durante esta campaña en la que aún nada está definido dentro de Juntos por el Cambio.
Esa mesa bonaerense extremadamente amplia – a la que se sientan los intendentes más representativos de los 20 distritos que controla el PRO, como Néstor Grindetti, Julio Garro, Diego Valenzuela y Soledad Martínez; sus autoridades en ambas Cámaras de la Legislatura y sus dos principales precandidatos a la gobernación – ya se reunió en Balcarce, La Plata y Vicente López, y tuvo encuentros privados en los últimos diez días con el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el Club de Golf de Palermo, y con la exministra de Seguridad de la Nación, en su oficina a metros de la Casa Rosada. Pero a pesar de esos encuentros, este armado sólo evidenció su incapacidad de poner claridad a una estrategia electoral. Quizás porque son muchos; quizás porque el PRO, al igual que otros partidos tradicionales, también está acostumbrado al verticalismo; o simplemente quizás porque los dirigentes bonaerenses esperaban que sus jefes políticos ordenaran lo que ellos no pudieron hacer en los últimos meses.
Es así que recién este lunes Macri, Rodríguez Larreta, Bullrich y Vidal tomaron la definición de que en la Ciudad de Buenos Aires tendrán sólo un precandidato a jefe de Gobierno – que se definirá entre Jorge Macri y Fernán Quirós a través de la modalidad de encuestas – y dos precandidatos a gobernador en la Provincia, uno por cada boleta nacional amarilla. Unos días después, este jueves por la noche, Bullrich terminó anunciando que su candidato a gobernador será Grindetti, actual intendente de Lanús que cuenta con una línea directa con Macri construida en casi cuatro décadas de amistad y relaciones políticas, y quien deberá a enfrentar al postulante por el larretismo, Santilli. Con la movida de la exministra de Seguridad de Macri, quedaron fuera de carrera los otros tres referentes que se habían lanzado por el bullrichismo y que también buscaban acceder al sillón de Dardo Rocha el próximo 10 de diciembre: el diputado Cristian Ritondo, quien iba a representar a la Provincia por Vidal, antes de que la exgobernadora declinara su precandidatura presidencial; Joaquín de la Torre, el senador bonaerense que comenzó en el peronismo y se pasó a las filas de Cambiemos en épocas de gobierno de Vidal; y Javier Iguacel, otro jefe comunal, esta vez del interior, que se hizo conocido por haber motorizado la denominada Causa Vialidad contra la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
El acuerdo al que los dirigentes del PRO llegaron en el territorio bonaerense se grafica con la estrategia de la “V”, es decir competencia interna en la tira nacional y en la bonaerense, y acuerdos en los territorios locales. De todos modos, este último punto aún es debatido entre uno y otro sector. En el larretismo buscan blindar a los 20 distritos que gobierna el PRO, y hacerse de acuerdos en una docena de otros en los que hay dirigentes que no gobiernan sus distritos, pero que pretenden hacerlo con el aval de haber ganado alguna elección o estar bien posicionados en las encuestas. Por caso Gastón Di Castelnuovo, en Ituzaingó; Lucas Delfino en Hurlingham; o Maximiliano Galluccil, en Avellaneda. Mientras que el bullrichismo quiere analizar caso por caso, distrito por distrito, básicamente para asegurarse que el intendente PRO, o el referente de ese lugar, dé señales de que está dispuesto a cuidar todas las boletas de la interna por igual. Un caso que, todo indica, será la excepción para llegar a un acuerdo es La Plata, la ciudad capital gobernada por el larretista Julio Garro, en la que Bullrich impulsa de manera contundente al senador provincial Juan Pablo Allan.
Otras estrategias que se discutieron, y hasta ahora fueron descartadas, fueron las de la “Y”, es decir competencia sólo en la nómina presidencial; y la estrategia de la “I”, que hubiera significado choques entre amarillos en todas las categorías. Los tres puntos centrales que acordaron Bullrich y Larreta, durante el desayuno que se llevó adelante en la casa de Vidal:
- “Nuestros equipos de campaña avanzarán juntos en temas operativos, como fiscalización de la elección y boletas, y una posición única del PRO en relación a la incorporación de nuevas fuerzas políticas a Juntos por el Cambio”.
- “Habrá un precandidato único a Jefe de Gobierno de la Ciudad que represente al PRO. El mismo se definirá por encuestas que se realizarán en los próximos días. Hacia fines de mayo, de acuerdo a los resultados, se decidirá quién es el precandidato único. Tanto Jorge Macri como Fernán Quirós están de acuerdo con este mecanismo de definición”.
- “En la provincia de Buenos Aires, cada precandidato a presidente del PRO tendrá su propio precandidato a gobernador, por lo que habrá PASO en esta categoría”.
Tiempo de definiciones
Un tema que preocupa a la oposición es la posibilidad de que Kicillof desdoble las elecciones de su provincia de las nacionales. Si bien las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) deben ir adheridas a las nacionales por ley, es decir que las nacionales y las bonaerenses se llevarán adelante el 13 de agosto, aún no hay calendario para las generales. De hecho, el propio Gobernador aseguró en una conferencia de prensa reciente que evalúa la posibilidad de correr los comicios generales, lo que generó malestar e incertidumbre en la oposición, sobre todo porque temen que la tendencia de los triunfos oficialistas en Tierra del Fuego, La Pampa y Salta del último domingo también se traslade a Buenos Aires.
Eso sumado a que Kicillof mantiene una buena imagen e intención de voto en las encuestas, y cierto orden interno del Frente de Todos, a diferencia de lo que sucede a nivel nacional, donde hoy se debaten no sólo modelos de gestión, sino también múltiples candidaturas, como la de Sergio Massa, Daniel Scioli o Eduardo de Pedro. Por supuesto, lo que no admite el Gobernador en público, es que desdoblar la elección de la jurisdicción que administra es dar por perdida la elección nacional, signada por una inflación descontrolada, una corrida del dólar paralelo constante y una distribución de la riqueza magra, pese a los índices de crecimiento económico y empleo registrado en los últimos meses.
El renunciamiento a cualquier candidatura que ratificó Cristina este martes – “Ya lo dije el 6 de diciembre de 2022. No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura. He dado muestras, como nadie, de privilegiar el proyecto colectivo sobre la ubicación personal”, remarcó en su carta – forzará ahora al Frente de Todos a rever su estrategia electoral, más si se tiene en cuenta que la vicepresidenta es la dirigente que más votos reúne a nivel nacional. Y también la del propio Kicillof, que sin la principal electora bonaerense en la boleta, podría torcerse por el desdoblamiento o incluso ser candidato ya no a la reelección, sino a suceder a Alberto Fernández, teniendo en cuenta que las encuestas lo muestran como el dirigente que mejor retiene los votos cristinistas.
Pero también deberá hacerlo la oposición, que se enfrenta por estas horas en múltiples internas a cielo abierto de las que aún no se sabe quién saldrá vencedor, sobre todo en una provincia en la que la división de los votos entre Santilli y Grindetti anima al crecimiento del ultraliberalismo que encarna de la mejor manera Javier Milei. No es para menos que el PRO se pregunte por estas horas si un candidato bonaerense por tira nacional no los arrojará al tercer y cuarto lugar en las primarias, muy por detrás de dos economistas: el Gobernador y el de pelos revueltos.
Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.
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