Por Gabriela Granata*

“Ciudad por ciudad, barrio por barrio, casa por casa, chacra por chacra, rancho por rancho, fábrica por fábrica, comercio por comercio, vayamos a buscar a cada argentino, a decirles que sabemos que estamos en deuda”.  Sergio Massa puso en marcha la maquinaria territorial al filo del inicio de la campaña formal para las presidenciales del 22 de octubre.

Una semana antes, en Tucumán, el núcleo de los gobernadores oficialistas había puesto en escena el respaldo al candidato, el sindicalismo ya había hecho su Plaza de Mayo con el postulante-ministro que les ofrendó su ansiada suba del piso del impuesto a las Ganancias y los movimiento sociales habían llenado el microestadio de Argentino Juniors para comprometer su trabajo militante. Los casilleros de la movilización del Frente de Todos ya estaban llenos.

Un día después, la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, ponía en marcha su “Patomóvil” rumbo a Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, San Luis, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, Tucumán, Salta y Jujuy. “Nos vamos a detener en parajes, plazas, pueblos y provincias y, en cada parada habrá contacto con los vecinos y productores”. La gira de arranque de campaña –Parte II- estaba en marcha.

Mientras tanto, el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, cómodo con su primer puesto en las primarias del 13 de agosto, empezaba a sentir la incomodidad de la presión de las definiciones. Quién lo acompañará en un hipotético gobierno, cómo conseguirá los apoyos para que el Congreso vote las reformas de fondo y cuándo se producirán los cambios que propone (que en los últimos spots de campaña plantea como un “punto y aparte”, como si eso fuera posible en un país).

Provincia por provincia, municipio por municipio

La territorialidad es un eje central en las campañas del peronismo. Y una mirada hacia el pasado muy reciente permite recolectar algunas señales. Sin contar Mendoza, en  la que se da por seguro un nuevo triunfo del radicalismo/Juntos por el Cambio, otras dieciséis provincias adelantaron sus elecciones locales.  En ese gran cronograma extendido, el Gobierno perdió la gobernación de provincias con distinto peso formal y simbólico: Santa Fe, San  Luis, San Juan, Chubut, Santa Cruz y Chaco.  

Santa Fe es el cuarto distrito con mayor incidencia en las elecciones generales porque se considera al país como distrito único y reúne a más del 8% del electorado, por detrás de Buenos Aires, la ciudad de Buenos Aires y Córdoba. Santa Cruz es básicamente la cuna del kirchnerismo y Chaco fue una evidencia de cómo la soledad le llega a los caudillos locales, aun cuando tuvieron hasta hace poco un fuerte predicamento interno.

De hecho, el gobernador derrotado Jorge Capitanich, armó en los últimos años el acuerdo de los gobernadores del Norte Grande, una alianza más política que económica pero que, en función de acuerdos productivos, desplazó de la escena a la ya antigua “Liga de gobernadores peronistas”.

Esta “Liga” fue la que reflotó Juan Manzur en Tucumán en busca de recuperar las energías sinérgicas para una remontada el 22 de octubre. Los gobernadores saben que los espera un camino desértico en lugar de un puente de plata hacia Balcarce 24, sede de la Casa Rosada, si algún  nombre opositor se instala allí el 10 de diciembre.

 

Poder local

Los gobernadores mostraron en los hechos las dudas acerca de la campaña nacional y  buscaron preservar sus territorios desdoblando los comicios que empezaron en el lejano abril 2023. Todavía no se sabía quiénes serían los candidatos del oficialismo. Pero aún con esa maniobra para preservar poderes locales, no les fue tan bien si se atiende el recuento anterior: el gobierno perdió 6 provincias y retuvo algunos de sus clásicos dominios.

Unión por la Patria, como denominación genérica para traducir las expresiones locales del  oficialismo, ganó en Formosa, Tucumán, Misiones, Tierra del Fuego, Rio Negro, La Rioja y  La Pampa. El peronismo también ganó en  Córdoba  pero este caso hay que ponerlo con un asterisco. No es un invento del actual gobernador Juan Schiaretti el “modelo cordobés”.

Ya desde el tiempo en que el poder lo concentraba el ya fallecido José Manuel De la Sota, el peronismo cordobés hizo gala de una autonomía que no le sirvió de todos modos, ni para llegar a la Casa Rosada ni para tensar demasiado la cuerda interna del PJ. Ese módico resultado político tuvo traducción electoral. En 2003, cuando el presidente interino post estallido, Eduardo Duhalde, nominó a De la Sota como el candidato del PJ, tuvo que retirarlo rápidamente porque medía “rayita”, como se dice en la jerga televisiva cuando no llega al piso mínimo para computar la audiencia.

Schiaretti tuvo un poco más de fortuna. Armó una fórmula propia con el ex ministro de Transporte Florencio Randazzo y obtuvo en las PASO más del 4% de los votos

Pagos chicos, diferencias grandes

La estrategia de desdoblar elecciones provinciales mostró que la candidatura de Sergio Massa obtuvo unos 200.000 votos menos en las PASO que la sumatoria de las provincias en las que se adelantó el comicio y triunfó el peronismo. Pero hay un dato más: en las horas posteriores a esas PASO un cuadrito pasó de chat en chat, de WhatsApp a WhatsApp, de periodistas a dirigentes, de candidatos a funcionarios, de funcionarios a periodistas en un círculo del infortunio. Se trata de una racconto de las diferencias, distrito por distrito, de la brecha entre los voto que obtuvo en la PASO el candidato a intendente de cada Municipio de la provincia de Buenos Aires con la cantidad de votos en ese lugar a favor de Massa.

La provincia de Buenos Aires es una clave electoral ineludible. Concentra el 37% de los votos del total del país, un tercio del total, y allí convergerán todas las fuerzas el 22 de octubre: las centrífugas y las centrípetas. En el caso de Unión por la Patria fue notable.

La decisión de darle avales al adversario de Massa en las PASO, Juan Grabois, mostró preferencias que perjudicaron  al candidato presidencial pero mejoraron las chances de los postulantes a cargos provinciales: Axel Kicillof para la gobernación, Wado de Pedro para el Senado y el primer candidato a diputado, Máximo Kirchner, también presidente del PJ bonaerense.

Sería un error considerar que eso significa que hay una ruptura entre Massa y Máximo. Todo lo contrario, suelen ser parte de grupos comunes de análisis, estrategia y todas las opciones de la amplia campaña electoral.

Sí es más visible, la existencia de roces entre Máximo Kirchner y Kicillof, a quien habían propuesto como presidenciable. No obstante, no hay muchas opciones: Massa, Kicillof y Máximo Kirchner tienen el destino político anudado. La campaña “casa por casa, barrio por barrio” tendrá a los tres como protagonistas, más a la luz, más a las sombras.

En las Primarias del 13 de agosto, la candidatura de Kicillof obtuvo  casi 2.900.000 votos, es decir 900.000 más que la candidatura de Massa. No es culpa del mandatario. La apertura de la interna con Juan Grabois provocó un corte y  los intendentes hicieron lo propio para preservar su supremacía.

Vamos un poco más chiquito. En el municipio de La Matanza, el más poblado de la provincia, Unión  por la Patria obtuvo 5 puntos más en el rubro intendencia que en el de Presidencia, sumados incluso Massa y Grabois. Y eso que fueron todos en la misma fecha.

Si se toma otro caso, fuera de Buenos Aires, donde ganó Unión por la Patria en elección desdoblada, se pueden ver las diferencias. Un caso: en Tucumán, el candidato oficialista Osvaldo Jaldo obtuvo 612.000 votos. Un  mes y medio después, UxP sumando a sus dos candidatos presidenciales, consiguió la mitad, 313.000.

 

El regreso de Cristina

A un mes exacto de las elecciones generales, Cristina Kirchner reaparecerá en  escena. La explicación es presentar la reedición de un libro de diálogos de Néstor Kirchner con Torcuato Di Tella que reflejan el ideario del ex presidente. Una rareza es que el acto será en la ciudad de Buenos Aires, en la sede la UMET y no en la provincia de Buenos Aires, donde Cristina y el kirchnerismo se sienten fuertes.

Cristina es la que señala a gran parte de la militancia el camino para entusiasmar al electorado afín y el impulso para caminar los barrios. Pero para llegar al “territorio” hay que asfaltarlo. (Bueno, tal vez deberían asfaltar un poco más sobre todo en el conurbano, lo saben muy bien sus habitantes del primer al tercer cordón).  Desde que se destrabó el último desembolso del Fondo Monetario a fines de agosto, Massa tomó la centralidad política y económica.

 La batería de medidas, más de veinte que fue anunciando de a tramos, impactarán en jubilados, asalariados formales con ingresos bajos y medios; cuentapropistas autónomos con ingresos medios y bajos, empleadas de casas particulares, beneficiarios de los planes atados al salario Mínimo Vital y Móvil y, por qué no, a los sectores de ingresos medios altos, con la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias que quedará en alrededor de 2 millones de pesos. Un gesto dedicado a los gremios de paritarias elevadas.

Nadie puede dar garantías del resultado de las medidas que llegarán en los bolsillos en los primeros días de octubre, a 20 días de los comicios. Pero era un paso ineludible para el sector más perjudicado por los efectos de la inflación y la devaluación, sectores empobrecidos desde el gobierno de Mauricio Macri que perdieron entre 20 y 30 puntos de poder adquisitivo sin recuperarlos con la gestión de Alberto Fernández. Y un sector electoral donde el “punto y aparte” de Javier Milei empezó a calar.


 

 

 

 

Gabriela Granata es Licenciada en Periodismo de la Universidad de Lomas de Zamora y cursa una Maestría en Comunicación Digital e Interactiva en la Universidad de Rosario. Es docente de las materias de Taller de Redacción Periodística (UNLZ) y de Periodismo Político, Introducción al Periodismo y Prácticas profesionales en las Universidades Católica Argentina (UCA) y de Belgrano (UB). Realizó cursos de posgrado en Comunicación Política en Flacso.

Se desempeñó como redactora y editora en agencias de noticias NA y Télam, en el diario Crítica, dirigió la revista de actualidad Veintitrés, y actualmente es la directora Periodística del diario especializado en economía  BAE Negocios baenegocios.com