La vicepresidenta negó que se haya autoexcluido de la contienda electoral, por el contrario aclaró que fue proscripta por el Poder Judicial. Llamó a una gran movilización para el 24 de marzo y pidió a la dirigencia peronista que construya sus propias candidaturas.

 

Por Pablo Lapuente*

 

 

La vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, encabezó este martes un multitudinario acto junto a funcionarios, ministros, intendentes e intendentas de distintos puntos del país, en el que aclaró que no hubo un renunciamiento electoral de cara al 2023, sino más bien una proscripción del Poder Judicial a partir de la causa de Vialidad, en la que el Tribunal Federal Oral 2 la condenó a seis años de prisión y la inhabilitó de por vida para ejercer cargos públicos.

El acento sobre su futuro político surgió después de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, que estaba a su lado sobre el escenario montado en el Polideportivo Diego Maradona de Avellaneda, cerró su discurso diciendo que necesitaban a la vicepresidenta para “seguir avanzando con los derechos”. Casi inmediatamente después de eso, la militancia justicialista presente, pero también la mayoría de los dirigentes, le dieron volumen a ese mensaje al encender nuevamente el clamor por una candidatura presidencial suya. Pero esta vez, fue la propia Cristina la que decidió bajar ese entusiasmo.

“Los medios hablaban de renunciamiento, de autoexclusión. El único renunciamiento que tuvo el peronismo fue el de Eva Perón. Acá no hay autoexclusión, hay proscripción. Vamos a hablar clarito porque ese procedimiento, esa estrategia no es nueva, creo que la comenzaron a pergeñar al día siguiente de aquél 9 de diciembre que nos despedimos en la Plaza y cantaban ´volveremos´; ese día comenzaron a pensar en la proscripción y lo primero que hicieron fue armar un juicio con una denuncia que tenía una cronología electoral. No sé si se acuerdan, pero luego de un juicio armado de tres años decidieron que me iban a sentar era el 21 de mayo de 2019, quince días exactos antes de que cerraran los plazos electorales donde se disputaría la Presidencia de la Nación. Nadie se acuerda de eso porque yo, tres días antes, el 18 de mayo desarticulé esa maniobra proscriptiva cuando anuncié que íbamos a ir a un frente electoral con quien hoy es presidente de la Argentina (Alberto Fernández)”, sostuvo.

“Y luego el juicio siguió. Podría haber terminado en un año, pero lo estiraron para que llegara al próximo turno electoral, y el 9 de marzo, ahora, van a leer los fundamentos de la proscripción. Curiosamente un 9 de marzo de 1956 en el boletín oficial de la Argentina se publicó el decreto por el cual se prohibía decir las palabras Perón y Evita, y se prohibía cantar la marcha peronista”, comparó.

Entre la ratificación de que no se presentará como candidata el próximo año, y la extensa comparación histórica con Juan Domingo Perón y Eva Duarte, probablemente una pregunta incómoda haya recorrido los pensamientos de quienes estaban sentados desde la primera a la última fila. ¿Quién tendrá el suficiente volumen electoral para poner en marcha nuevamente un proyecto nacional y popular y, a su vez, quién tendrá la capacidad política de enfrentar a una oposición entusiasmada con volver al poder? Ambas virtudes con el agregado de lograr una síntesis de los distintos intereses que conviven, aún hoy con fricciones, los distintos partidos y espacios políticos que conforman el Frente de Todos.

El problema de corto plazo, teniendo en cuenta que ya inició la campaña electoral y que en tan sólo un par de meses deberán cerrar las listas de candidatos y candidatas, no es nuevo. De hecho, ya se había manifestado durante largos cuatro años, después de la estrecha derrota electoral en 2015 frente a Cambiemos.

Ante esto, es que la expresidenta sostuvo que “cada militante, cada dirigente, tiene su bastón de mariscal en la mochila”. «Sáquenlo y no le pidan permiso a nadie para sacarlo. Si se equivocan, pidan perdón, pero no le pidan permiso a nadie”, instó.

Los nombres no abundan. Aun así, en el oficialismo hay quienes ven como un sucesor natural de su postura política al gobernador bonaerense, mientras que otros se inclinan por el ministro del Interior, Eduardo de Pedro.

El primero ya manifestó que su intención es renovar su cargo en la provincia, donde hoy, pese a la crisis nacional, aún sigue por encima de sus competidores de Juntos, como pueden ser los diputados Diego Santilli o Cristian Ritondo. De buena imagen en la provincia, con una gestión en obras públicas y distintas áreas como educación y empleo, Kicillof encabeza el proyecto electoral más exitoso después de Cristina. Vale recordar que en 2019 le sacó casi 15 puntos a María Eugenia Vidal.

El segundo, viene haciendo méritos para calzarse el traje presidencialista, pero todavía no se largó de lleno en la campaña, al menos de manera pública. Es que, en clave electoral se muestra como un presidencialista. Se reúne con gobernadores, hace viajes protocolares a Estados Unidos e Israel, y convoca a distintos sectores políticos y sociales, más allá del núcleo duro que rodea a La Cámpora, la agrupación que integra junto a Máximo Kirchner.

Tal como dio cuenta este medio, en privado, a De Pedro no le faltan respaldos territoriales. De hecho, el ministro coordinador, junto a Kirchner y el jefe de gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, cerraron el año juntos en un acto en la Quinta de San Vicente, donde descansan los restos de Juan Domingo Perón.

Participaron ahí intendentas y funcionarios de gran peso electoral como Mayra Mendoza, Leonardo Nardini, Karina Menéndez o Lucas Ghi. En la sugestiva fotografía conjunta dieron señales de unidad de cara a los próximos comicios e, incluso, el intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia sostuvo que si De Pedro decide presentarse como candidato a presidente en 2023 lo van a respaldar en todos los territorios que controlan. La iniciativa fue ovacionada por los cerca de dos mil militantes que se congregaron a puertas cerradas.

Para cerrar, la líder del peronismo marcó la necesidad de que haya «un árbitro en serio» en el Poder Judicial que aplique el derecho» y llamó a marchar el próximo 24 de marzo por una «democracia sin mafias». “Es necesario que pongamos lo mejor de cada uno de nosotros. El año que viene movilicemos a toda la Argentina bajo una consigna: Argentina y democracia sin mafias”, dijo.

 


Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.