Por Gabriela Granata*

Una de las paradojas que dejó la elección legislativa de octubre es que, a pesar del claro triunfo de La Libertad Avanza, Javier Milei tendrá que negociar. Su bloque legislativo crecerá, pero no lo suficiente como para convertir al Congreso en una “escribanía” del Ejecutivo, que levanta la mano para validar lo deseos de la Casa Rosada sin necesidad de apelar a la virtuosa práctica del diálogo y el consenso.

Con dos años de ejercicio del poder marcado por choques con el Congreso, al que llamó en varias oportunidades un “nido de ratas”, el presidente deberá aprovechar el aura de triunfo y a la oposición desorganizada si quiere conseguir un rápido resultado.

El Gobierno se movió rápido, tanto que hasta desacomodó a uno de sus ministros que renunció en forma anticipada previendo la caída en desgracia pero que finalmente sigue en su puesto, el de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Más previsible, la salida de Guillermo Francos de la Jefatura de Gabinete se ejecutó con un corte seco. Su rol era central en el diálogo con los gobernadores, pero también era la cabeza visible de la “vieja política” en todos los sentidos que se le pueda dar a esa frase: tanto por ser cultor del esquema de negociación clásica como de un gastado rosario de promesas incumplidas.

El camino del diálogo empezó, pero no será sencillo.

 

 

Cuestión de números
El resultado de octubre le da a Milei una legitimidad ampliada por los números con poder de convocatoria para construir mayorías. Porque también es cierto que en esta segunda etapa de su gestión tendrá menos margen tanto para gobernar a través de decretos de necesidad y urgencia como para los vetos en cadena.

La Casa Rosada necesita consensos, y no solo por cálculo político. Las empresas lo exigen cuando demandan previsibilidad antes de desembolsar grandes inversiones y también lo piden desde Washington. El mensaje vino directo: del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent; del presidente Donald Trump; y del propio Fondo Monetario Internacional, que ya no quiere desembolsar fondos pero sigue siendo la llave para que otros lo hagan.

El interrogante ahora es cómo se reconfigura el mapa de alianzas.

 

Apagado, Mauricio Macri destiñe más al PRO
Antes de las elecciones, La Libertad Avanza analizaba como una de las posibilidades un entendimiento estable con el PRO, su aliado más natural por el perfil ideológico y de gestión, y también por haber sido su principal apoyo en las elecciones presidenciales y por haber integrado listas con el oficialismo en las últimas legislativas, por caso, en los dos principales distritos del país, la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires. En los dos ganó, y también en ambos casos con una lista única en la que el amarillo PRO quedó diluido en el violeta libertario. Y con un agregado: las victorias de LLA fueron encabezadas por figuras que otrora fueron dirigentes destacados del PRO, Patricia Bullrich y Diego Santilli.

Pero el PRO, tal como está, parece más un partido en retirada que un socio. La primera señal fue el desplazamiento de Guillermo Francos, el funcionario que había tejido el puente de acercamiento con Mauricio Macri. La noticia de su salida se conoció justo cuando cenaba con Milei en Olivos. Fue un golpe seco para el expresidente, que apostaba a mantener un canal de influencia en la nueva etapa. Desde entonces, el PRO parece sumido en una crisis de identidad: sin poder territorial fuerte, sin conducción clara y con una base que empieza a mirar hacia otros lados.

Macri, por su parte, mostró su desconcierto en su reciente aparición pública en un evento del Foro ABECEB. Compartió escenario con los expresidentes José María Aznar, Eduardo Frei y Felipe Calderón, pero estuvo apagado. Ni siquiera reaccionó ante las bromas futboleras, cuando Frei aludió al mal momento de América Latina “incluso en el fútbol”. La triple estrella no iluminó a Mauricio Macri, presidente además de la Fundación FIFA.

 

Qué aliados quiere el Gobierno
Ahora, yendo a los números, ¿cómo queda La Libertad Avanza en el mapa del poder parlamentario? En diciembre, el oficialismo pasará a tener 83 diputados propios y puede alcanzar 107 si se suman los aliados del PRO, y 20 senadores que pueden ampliarse hasta 26 con sus socios.

Con esos números, no le alcanza para el quórum propio (129 en Diputados y 37 en el Senado) pero sí para salir del modo defensivo en el que el oficialismo había estado obligado a operar durante su primer año de gestión.

Hasta ahora, el objetivo central era blindar los vetos presidenciales, sostener los DNU y evitar los fantasmas del juicio político que sobrevolaban el clima legislativo. Con la nueva correlación de fuerzas, Milei puede pasar a una fase ofensiva: empezar a discutir su agenda de reformas estructurales dentro del Parlamento.

No será un trámite, pero el escenario parece más propicio para buscar acuerdos con la oposición que él mismo denomina “racional”. Allí es donde aparece como una clave el “no” a Macri. La Casa Rosada se siente más cómoda con la fricción de articular mayorías circunstanciales, “ad hoc” de cada propuesta, en lugar de quedar circunscripta a una mayoría estable, que impone condiciones y limita movimientos.

Los empresarios están a la expectativa de esos acuerdos que empezaron a bosquejarse en las reuniones que algunos gobernadores ya mantuvieron con los flamantes jefe de Gabinete, Manuel Adorni, y ministro del Interior, Diego Santilli. Quieren una reforma laboral, pero más aún, una reforma tributaria para bajar costos y competir en el mercado abierto que les planteó el gobierno libertario. Lo plantean desde el presidente del Grupo Techint, Paolo Rocca, hasta los dueños de micro y pequeñas empresas que apuntan contra tasas municipales, Ingresos Brutos y retenciones a las exportaciones, mientras hay aranceles reducidos o cero para importar y el “transitorio” pero todavía vigente Impuesto al Cheque.

En esta nueva coyuntura, el Congreso será el terreno que cristalice lo que se negocie en la Casa Rosada.


*Gabriela Granata es Licenciada en Periodismo de la Universidad de Lomas de Zamora y cursa una Maestría en Comunicación Digital e Interactiva en la Universidad de Rosario. Es docente de las materias de Taller de Redacción Periodística (UNLZ) y de Periodismo Político, Introducción al Periodismo y Prácticas profesionales en las Universidades Católica Argentina (UCA) y de Belgrano (UB). Realizó cursos de posgrado en Comunicación Política en FLACSO.

Se desempeñó como redactora y editora en agencias de noticias NA y Télam, en el diario Crítica y dirigió la revista de actualidad Veintitrés. Actualmente, es la directora periodística del diario especializado en economía BAE Negocios baenegocios.com y conduce el programa de radio Números primos, los viernes de 17 a 18 por AM Con Vos.