Adolescencias en el cine

Rosetta y La botera son dos películas que retratan a chicas adolescentes que tienen que crecer más rápido de lo que desearían por vivir en contextos vulnerables. Una lo hace en Francia a fines de 1990 y a otra le toca en Isla Maciel a fines de 2010.

Por Belén Borelli*

 

 

“Lady, lady, lady
Don’t walk this lonely avenue»

       Flashdance

 

La libertad femenina se representa históricamente en el mundo del cine. Desde las femme fatale del Hollywood clásico, pasando por movimientos europeos como el neorrealismo italiano y hasta llegar al cine de hoy en día, las películas gustan de retratar a aquellas mujeres que deciden pararse frente a las adversidades y elegir la vida que ellas quieren. Si bien uno usualmente se puede imaginar a una mujer adulta ejercer este rol, las niñas y adolescentes también construyen su deseo y tienen un lugar en estas historias.

Abunda la cantidad de films sobre mujeres que se arrojan a lo desconocido para encontrarse con ellas mismas. Desde algunos que se inclinan al género coming-of-age, es decir el paso de la niñez hacia la adultez, u otras que permanecen más en el drama, el escapismo siempre está llamando a la puerta para que las vidas de algunas protagonistas femeninas cambien, ya sea para bien o para mal.

Rosetta, disponible en el catálogo de Mubi, es uno de esos ejemplos. Dirigida por los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, la película se presentó en el Festival Internacional de Cine de Cannes 1999 y ganó la Palma de Oro de esa misma edición. Aquí, la producción trata la historia de una adolescente que vive en caravanas en los suburbios de Francia con su madre alcohólica.

Después de que la echen de un trabajo en el que pensaba que iba a quedar efectiva, la protagonista entra en desesperación. Necesita tener plata para poder escapar de donde vive y ayudar a su madre a que se rehabilite, a pesar de que ella se niega a toda costa a salir del lugar en donde está. Así, Rosetta empieza una carrera contra ella misma en la que se ve obligada a conocer el mundo real, y quizás hasta conocer partes más oscuras de las que debería con solo 17 años.

Filmada en su totalidad con el recurso de cámara en mano, esta película es solo un punto en particular dentro de la filmografía de estos hermanos directores. En el mundo de los Dardenne, la juventud es un tema más que recurrente en las historias que eligen llevar a la pantalla grande y, precisamente en Rosetta, podemos ver un cambio de roles entre madre e hija, con la protagonista no teniendo otra opción que crecer más rápido de lo que desearía para poder independizarse.

Pero no es necesario sumergirse en el mundo del cine europeo para conocer este tipo de historias. En Argentina, también existen estas propuestas: La botera (2019) de Sabrina Blanco es una de las últimas películas que se hicieron en el cine nacional sobre mujeres jóvenes que persiguen las cosas que quieren y anhelan la libertad. Disponible en el catálogo de Cine.ar, este film cuenta la historia de Tati, una adolescente tímida de 14 años que vive en Isla Maciel en medio de un contexto bastante problemático, pero no necesariamente por el lugar en el que transcurre la trama.

Notas bajas en la escuela a punto de repetir, bullying y un padre alcohólico en su casa son las cosas que rodean la vida de la protagonista. A todo eso, sumarle estar atravesando la etapa más incómoda en la vida del ser humano. Con esos parámetros, Tati no lo sabe, pero constantemente busca una salida del lugar en el que está, hasta que aparece su objetivo clave que le da el nombre a esta película: un bote a orillas del Riachuelo que conecta la Isla con el barrio de La Boca.

Pero no todo es tan fácil para ella. Todas las personas que manejan los botes son hombres y, como para echar más leña al fuego, su padre decide vender la pequeña embarcación que tenía. Sin embargo, la adolescente no desiste a las adversidades y se lanza a la aventura de vivir la vida que ella quiere. Como si fuera una superheroína feminista pero sin capa, ella lucha día y noche para saborear la libertad.

Sabrina Blanco, la directora de esta película y también trabajadora social, muestra el crecimiento de nuestra heroína en uno de los barrios más vulnerados del conurbano. Aun así, me parece importante destacar que no se presta para representar estereotipos forzados sobre los barrios populares de la periferia. La marginalidad no se roba el protagonismo. Es decir, que exista la pobreza, la inseguridad, las drogas y demás aristas, no significa que no sigan ocurriendo otras cosas interesantes y cotidianas en esos lugares. La cineasta no mira este contexto desde arriba, si no con los pies apoyados sobre la tierra y se dedica a contar historias que merecen ser representadas.

 

Como resultado tenemos en La Botera un film coming-of-age, en el que la protagonista además de perseguir sus sueños también se concentra en simplemente ser una adolescente que día a día explora su personalidad y conoce experiencias nuevas, como conocer a un chico que la adentra en el mundo de los botes, tener su primer beso, la vergüenza de que le gusten “cosas de nenas” cuando ya es una chica “grande” de casi 15 años, la experiencia de ir a una fiesta con sus amigas y pelear todo el tiempo con su papá.

Ambas películas están espejadas. Tati es nuestra Rosetta latinoamericana y nacida en el conurbano. Ambas chicas adolescentes están atravesadas por una obsesión que les permitirá conocer la libertad: manejar un bote y conseguir un trabajo, y descubrirán que alcanzar sus objetivos quizás es más difícil de lo que ellas creen. Pero ni el miedo, ni la timidez, ni las injusticias del mundo adulto son suficientes para que ellas se rindan.

“Mujer, mujer, mujer. No camines por esta avenida solitaria”, dice la canción Lady, Lady, Lady, del soundtrack de la película Flashdance (1983), de Adrian Lyne. Pero Tati y Rosetta sí lo hacen. Quizás no son lo suficientemente maduras para entender a lo que se enfrentan, pero sí lo son para tener la certeza de no abandonar lo que persiguen, por más difícil que parezca. Nuestras protagonistas, jovencitas abanderadas del deseo femenino, siguen su instinto y son conscientes que, para ser dueñas de sus sueños, a veces no queda otra que poner la frente en alto y cruzar esas avenidas solitarias con todo el coraje del mundo.

 


 

 

 

Belén Borelli es periodista de día y twittera de noche. Es porteña de nacimiento pero adoptada por Lomas de Zamora desde el 2002. Estudia la carrera de Periodismo en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ y es optimista en que este año se recibe. Le gusta mucho la ropa e intenta ver una película por día. Escribe para BAE Negocios y colabora en Infobae Cultura y en Pop Con. También crea contenido de cine en Beludrome, su podcast disponible en Spotify, y en sus redes sociales.