El último domingo hubo elecciones internas del Partido Justicialista (PJ) bonaerense en once distritos, con casos emblemáticos en San Isidro, Tres de Febrero, San Miguel y La Costa, en las que se impuso nuevamente la alianza política y territorial entre La Cámpora, el Frente Renovador y los intendentes por sobre el movimiento albertismo que no termina de prender. La foto de unidad que surgió unos días antes durante la movilización por el Día de la Memoria anticipó el desenlace.

Por Pablo Lapuente

 

Muy lejos de las diferencias pasadas, en las que coexistían acusaciones públicas y privadas de deslealtades y señalamientos cruzados por sucesivas derrotas electorales del peronismo dividido, La Cámpora de Máximo Kirchner, el Frente Renovador de Sergio Massa y el intendentismo detrás de Martín Insaurralde demostraron que el acuerdo político que mantienen funciona y gana en las urnas. Al menos así quedó demostrado el último domingo cuando se llevaron adelante las elecciones internas del PJ bonaerense en once distritos de la provincia de Buenos Aires.

Con más o menos presencia de unos y otros, sus candidatos se impusieron ampliamente en todas estas jurisdicciones. Un dato previo: en los 124 municipios restantes la conducción del hijo de la vicepresidenta Cristina Fernández había logrado sellar la unidad, y evitar el enfrentamiento orgánico, tal como sucedió cuando asumió al frente del histórico sello a nivel provincial a mediados de diciembre del año pasado. De hecho, el único que intentó una resistencia sin éxito fue el jefe comunal de Esteban Echeverría, Fernando Gray, que tras el fallido perdió representación no sólo en el partido, sino también en la mesa de los intendentes más relevantes del peronismo y en la Legislatura.

En la contienda de este domingo el caso más emblemático y sobresaliente fue el de San Isidro. De un lado, la lista que encabezó José Luis Casares como candidato a presidente y Fernando Galmarini como primer congresal provincial logró imponerse a la nómina oficialista que postulaba a Patricia Castro, que pretendía la larga continuidad después de la conducción de Fabián Brest. Detrás de estos dirigentes, completamente desconocidos más allá de las fronteras municipales con excepción de Galmarini, se enfrentaron líderes nacionales. Es más, los títulos de los diarios y portales de la mañana siguiente, con justa razón, indicaron que la alianza política entre Kirchner, Massa, y la senadora bonaerense Teresa García habían ganado las elecciones internas ante el canciller Santiago Cafiero. Los últimos conteos marcaron 65% para Casares y 35% para Castro. La derrota del albertismo fue total.

San Isidro

Sobre los comicios internos, García sostuvo: “Es necesario ser humilde para acercarse al vecino, entendiendo que los tiempos que vienen serán difíciles y es imprescindible contar con funcionarios comprometidos con nuestra gente”. También expresó que  “el resultado indica una realidad incontrastable, es con la gente adentro y abriendo el corazón”. En tanto Casares, remarcó: “La afluencia de votantes ha sido importante y mayor a la esperada. Nuestra lista está siendo una expresión de las ganas y objetivos, de los intereses, de los afiliados y afiliadas de tener un partido que los represente»

Pero San Isidro no fue la única muestra: en Tres de Febrero y La Costa también funcionó esa amalgama entre territoriales y cristinistas, que arrasaron por sobre las estructuras tradicionales del peronismo.

En Tres de Febrero, Juan Debandi -exdiputado provincial y referente de La Cámpora- se quedó con la conducción del partido, con el agregado de haberse impuesto en un distrito gobernado por el PRO desde 2015. Por eso, el resultado dejó abierto numerosos escenarios posibles a futuro, en el que se especula con un lanzamiento de Debandi para enfrentar al intendente de la ciudad, Diego Valenzuela. La joven agrupación kirchnerista, en acuerdo con otros espacios alineados, sacó el 50% de los sufragios, mientras que el exdiputado nacional Horacio Alonso apenas se acercó con el 31% de las voluntades de los afiliados y las afiliadas. Mucho más atrás quedó incluso el exministro de Salud bonaerense Alejandro Collia, que cosechó apenas 19%. Los porcentajes fueron leídos rápidamente no sólo como un dique a las intenciones del albertismo de avanzar sobre el sello partidario, sino también como la jubilación definitiva del barón del conurbano Hugo Curto, que jugó a ganar a través de Alonso y perdió otra vez.

Tres de Febrero

En La Costa no sorprendió tanto el resultado aplastante, sino el extremo optimista durante la campaña de la lista que, finalmente, perdió. El exintendente de La Costa en cuatro oportunidades, Juan de Jesús, logró retener la presidencia del PJ local con el 85% de los votos y su rival, el 15% restante. Al igual que en San Isidro y Tres de Febrero tuvo el respaldo de Kirchner, pero también el despliegue territorial a partir del respaldo de su propio hijo, el diputado provincial Juan de Jesús, y su delfín político, Cristian Cardozo.

Si bien el interés en estas once internas en toda la provincia movilizó como pocas veces estructuras y militancias como hace tiempo no se veía, y que quedó plasmado en los búnker en los que hubo festejo, no se compara con una elección general. Aún así marcó un rumbo dentro de la estrategia política del PJ a futuro, y por ser el principal espacio dentro del Frente de Todos, también dentro de una parte relevante del oficialismo.

Kirchner, Massa e Insaurralde, pese a sus propios tiempos y estrategias impusieron, al menos por ahora, algunas batallas. Con el expresidente del bloque de diputados del Frente de Todos a la cabeza desafiaron al presidente, que pidió internas en la provincia y todos los distritos, y apenas las consiguió en once jurisdicciones donde, para colmo, perdió en todas. Así, se encamina hacia el 2023 una plataforma que buscará volver a ser gobierno.


Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.