La vicepresidenta convocó a una multitud en la Plaza de Mayo, a 20 años de la asunción de Néstor Kirchner, aunque no dio ningún tipo de definiciones electorales como se esperaba. Liderazgo indiscutido, palco de unidad caótico y la imposibilidad de un peronismo sin ella.

Por Pablo Lapuente

 

Con una Plaza de Mayo colmada de militantes provenientes de todo el país, y un palco montado en todas sus dimensiones en torno a ella, Cristina Fernández volvió a pausar este jueves cualquier tipo de definición electoral. Aún así, a tan sólo un mes de la fecha límite para la presentación de listas de candidatos y candidatas, no remarcó de manera explícita que no se presentará, pero tampoco dio indicios de si entronará a alguno de los dirigentes justicialistas que buscan llegar a la Casa Rosada en diciembre de este año.

«Basta de pedirle al otro que haga cosas que nosotros no estamos dispuestos a hacer; hay que romperse lo que hay que romperse», proclamó la vicepresidenta desde el escenario ubicado algunos metros adelante de la Casa Rosada, al quecompartió con unos 300 dirigentes políticos, sindicales, referentes de movimientos sociales y organizaciones de derechos humanos.

Sus palabras se parecieron bastante a las que ya exclamó en sus últimos actos e, incluso, a las que sostuvo en su última entrevista televisiva. De todos modos, entre el “yo ya di todo lo que tenía que dar”, pronunciado hace unas cuatro semanas en el Teatro Argentino de La Plata, y la crítica por la “falta de comprensión de textos” en el estudio de C5N hace unos días en alusión a la carta en la que planteó su decisión de no ser candidata, continuó el clamor por su lanzamiento, que se repitió en varias oportunidades en la principal plaza pública del país.

Fiel a su estilo, entre confrontativa, empática y alusiva a la historia, Cristina demostró una vez más que es la líder indiscutida del peronismo, y el movimiento nacional y popular todo. De ahí que el hecho político de la jornada no haya pasado tanto por sus críticas a la oposición –que las hubo y varias, con nombre y apellido– o a la Corte Suprema de Justicia de la Nación –a la que calificó de “mamarracho”-,sino más bien por la fotografía de unidad que logró armar después de numerosos meses de una crisis política interna a cielo abierto.

De hecho, esta unidad fue tal que estuvieron a su lado sus más fieles dirigentes, pero también aquellos que buscan quedarse con la sucesión de Alberto Fernández. En uno de sus lados se ubicó el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, mientras que al otro estuvieron el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro (quien después del acto lanzó un video en redes con tono de candidato y aparecieron afiches suyos junto a CFK), y el titular del Ministerio de Economía, Sergio Massa, tres dirigentes relevantes del Frente de Todos sobre los que giran los principales debates en torno a una candidatura presidencial.

Por supuesto, no son los únicos. Con menos relevancia, se anotan también en esa lista el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, que no asistió al acto; el jefe de Gabinete, Agustín Rossi; y el principal referente del partido Patria Grande, Juan Grabois.

Los dos primeros se encolumnan hoy detrás de lo que quedó de la línea albertista, mientras que el tercero lo hace detrás del cristinismo explícito, aunque todos coinciden en que la mejor estrategia de cara a las primarias es ir con varias listas y que “la gente decida” a sus candidatos y candidatas por el voto popular, algo con lo que, en principio, se muestra en desacuerdo Massa, quien busca ser ungido como un presidenciable de síntesis.

 

La Plaza de la épica

Con una lluvia por momentos torrencial, el peronismo legitimó otra vez el poder político en las calles, como ya lo hizo en otras oportunidades. Desde el histórico 17 de octubre de 1945, que dio origen a este movimiento, hasta aquel día en el que Néstor Kichner asumió la Presidencia de la Nación hace 20 años, este jueves se demostró la centralidad de Cristina y su capacidad para seguir llenando plazas a pesar del mal clima, y quedó ratificado que es la figura clave del peronismo y que será ella quien dirija su estrategia electoral.

Envuelta en esta épica del clamor, y la fiesta patria por el 25 de Mayo, y rodeada del humo de los choris y los patys propios de este tipo de jornadas, fue en ese escenario donde quedó demostrado una vez más que la militancia que se congregó para escuchar a Cristina desde las primeras horas de la mañana carece de esa “comprensión de texto” sobre la que habló frente al periodista Pablo Duggan.

Es que al clásico cántico de “Cristina presidenta”, se sumó esta vez el renovado “una más y no jodemos más”, en alusión a una posible tercera presidencia suya, que fueron las únicas intervenciones de la multitud por las que Cristina hizo una pausa para escuchar con atención. Quienes organizaron el acto hablaron de medio millón de personas en la Plaza y sus alrededores, con columnas que se extendieron hasta la Avenida 9 de Julio, lugar en el que, en principio, estaba prevista esta convocatoria.

Así, el liderazgo indiscutido que mostró nuevamente la vicepresidenta fue visible incluso al otro lado de la grieta. Algunos de los principales dirigentes de Juntos por el Cambio, atentos al discurso a través de las pantallas de televisión, salieron rápidamente a responderle a algunas de sus críticas. Por caso, el expresidente Mauricio Macri, al referirse a la falta de dólares por la deuda que contrajo con el FMI durante su gobierno, pero también la exministra de Seguridad y actual precanidata presidencial Patricia Bullrich, que mencionó, a su entender, el “país ruinoso” actual, o el senador radical Martín Lousteau, creador de la resolución 125 que en 2008 enfrentó al Frente para la Victoria con la Mesa de Enlace, en los inicios del primer gobierno de CFK.

Como sea, el acto de este jueves estuvo colmado por La Cámpora, el Movimiento Evita, Barrios de Pie, las dos CTA, los gremios que integran la Corriente Federal como judiciales y bancarios, así como también la mayoría de los funcionarios, intendentes e intendentas del Conurbano, que controlan el principal padrón electoral del país, como Mayra Mendoza de Quilmes, o Martín Insaurralde de Lomas de Zamora. Todo demostró que de su dedo, y de aquellos que la escoltaron en el palco, saldrá la próxima estrategia electoral para enfrentar a la oposición, un espacio disputado entre el PRO de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, y el ultraliberalismoque representa Javier Milei.

Con estos nombres, todo indica, como ya lo marcó la vicepresidenta, que la próxima contienda será de tercios, y que aún no hay nada seguro en términos electorales.

 


Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.