El ministro de Economía no quiere hablar de elecciones, pero en los pasillos de varias dependencias del Estado comenzó un clamor por su candidatura. La proscripción de Cristina, la insistencia de Fernández, y los aliados que se anotan para una gran interna.   

Por Pablo Lapuente*

 

Con la proscripción de la vicepresidenta, Cristina Fernández, y el poco entusiasmo del peronismo con el presidente, Alberto Fernández, el ministro de Economía, Sergio Massa, se convirtió en el candidato no lanzado de una porción relevante de la cúpula oficialista, que lo observa como una síntesis política eficaz para dar pelea en la carrera presidencial a una oposición confiada en su regreso al poder. Es que el exintendente de Tigre mantiene buenos vínculos a un lado y otro del convulsionado Frente de Todos, y controla la única botonera de gestión capaz de cambiar el ánimo de la calle, lo que empezó a rendirle (un poco) en los resultados de la economía y (algo más) en las mediciones de las principales consultoras. 

El ministro no habla de su futuro político y esquiva todas las menciones electorales que le hacen, incluso la de otros dirigentes del espacio. De hecho, más de una vez amagó con un retiro temprano, con la excusa de que su familia está en contra de una nueva postulación. Pocos creen en esta última afirmación, no sólo porque su esposa y actual titular de AySA, Malena Galmarini, también es una dirigente de primera línea, animal político como él, sino también porque, a diferencia de otros referentes partidarios, detrás de Massa hay todo un aparato político que depende exclusivamente de sus movimientos.  

«Nuestra carrera como equipo, mi carrera en este momento, con la responsabilidad que tengo, es una carrera para bajar la inflación, para hacer crecer a la Argentina. Porque bajar la inflación no puede suponer enfriar la economía y es una carrera para seguir el camino de 22 meses consecutivos de generación de empleo”, aseguró Massa el jueves pasado durante el lanzamiento del Programa de Fortalecimiento Productivo Argentino. 

“No me suban a otra carrera porque nuestra carrera es la del crecimiento y desarrollo económico de la Argentina”, completó el expresidente de la Cámara de Diputados de la Nación en aquella oportunidad. La misma postura transmitió durante el fin de semana, en una serie de entrevistas que brindó a distintos medios, en las que se enfocó en su rol como ministro y evitó dar definiciones en torno a una eventual candidatura. 

Aún así, profesional de los tiempos electorales y líder de un espacio político relevante en el oficialismo -el Frente Renovador tiene 12 intendentes y 12 legisladores y legisladoras sólo en la provincia de Buenos Aires- muchas veces Massa habla a través de algunos de los dirigentes que lo siguen de manera incondicional desde su primera campaña. ¿Qué repiten en privado? Al igual que su jefe político, no quieren dar definiciones explícitas para evitar una tensión con los demás integrantes del oficialismo, pero están convencidos de que si la economía mejora es el mejor candidato. Eso, siempre y cuando consiga el aval de Cristina, que pese a su proscripción, sigue siendo la líder indiscutida del pan-peronismo. El de parte de la cúpula del oficialismo y el establishment ya lo tiene.

Mucho antes de ese eventual apoyo de la vicepresidenta, que hoy muchos indican está puesto en el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, el jefe renovador debe hacerse de una alianza de respaldo en la provincia del 37 por ciento del padrón electoral nacional, sobre todo a través de los intendentes del Conurbano que controlan el territorio y garantizan la fiscalización, y de La Cámpora, que controla el diputado nacional Máximo Kirchner. 

Las consultoras privadas también comenzaron a mostrar al tigrense como posible candidato con chances de disputar la presidencia. Una encuesta de Raúl Aragón y Asociados, que contó con la participación de 1.500 personas y fue realizada entre el 26 de diciembre de 2022 y el 3 de enero de este año, hizo foco en la situación personal y perspectivas a futuro de los encuestados, y Massa apareció como el mejor posicionado dentro del Frente de Todos. 

 

Ante la consulta sobre a quién votarían si los candidatos y candidatas fueran los siguientes, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, apareció con el 34,3%; seguido de Massa con el 24,8%; el diputado de Avanza Libertad, el ultraliberal Javier Milei, con el 17,2%, y mucho más atrás, la diputada del Frente de Izquierda Myriam Bregman, con el 3,3%. 

Estos resultados indican, además, que la intención de voto de Massa casi iguala a la de Cristina: 24,8% vs. 26,5%, lo que podría indicar que comienza a instalarse en el votante del peronismo como el candidato posible, aunque, por supuesto, no es el único. 

Uno de los enemigos internos del ministro de Economía, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, disimula cada vez menos su ambición de revancha electoral. Fiel a su estilo, y siguiendo en detalle todos los consejos que da el manual clásico de los candidatos presidenciales, el exgobernador bonaerense regresó hace unos días a Mar del Plata, la ciudad balnearia que visita cada verano. Ahí paseó por sus playas, por la rambla del centro, y se hizo tiempo para sacarse fotos con simpatizantes, militantes y curiosos, que en más de una oportunidad también le dieron ánimos electorales. 

Sin estructura propia, el futuro electoral del exmotonauta depende de quienes se sientan a la mesa chica de las decisiones y, sobre todo, de la expresidenta. Es ella la que, nadie lo niega, volverá a ser determinante en la confección de las listas de este año. Quienes la conocen, y consultan, decodifican que su candidato podría ser De Pedro. Tal como dio cuenta Cordón, el ministro del Interior viene haciendo méritos para calzarse el traje presidencialista: se reúne con gobernadores, hace viajes protocolares a Estados Unidos e Israel, y convoca a distintos sectores políticos y sociales, más allá del núcleo duro que rodea a La Cámpora, agrupación a la que pertenece.

El intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia y actual jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, un aliado clave de Máximo Kirchner y hombre de peso en la Provincia por los numerosos intendentes y dirigentes comunales que le responden, ya adelantó en un encuentro privado de fin de año que si De Pedro decide presentarse como candidato a presidente en 2023 lo va a respaldar.

Ante este escenario de múltiples postulaciones, no son pocos los que alientan una gran Primaria Abierta, Simultánea y Obligatoria (PASO) a nivel nacional, aunque es poco probable en un movimiento político acostumbrado a la organicidad y verticalidad. A diez años del gran triunfo renovador de 2013 en territorio bonaerense, cuando Massa todavía era un acérrimo antikirchnerista, muchos apuestan a que una candidatura suya le devuelva las esperanzas al peronismo y, también, al empresariado local que apostó por él en cada año impar.  

 


 

Pablo Lapuente es redactor acreditado en la Legislatura de la provincia Buenos Aires. Licenciado en Periodismo (UNLZ), productor en radio y televisión. Trabajó en medios de comunicación bonaerenses y nacionales.